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p Plano del campo de Finca Cortesín donde se disputará la prueba.Roque Buendía a pie del 'green' del 18. Mª Jesús Peñas
Nuestro golf

«La Solheim Cup está a la par de la Ryder»

Roque Buendía Pérez. El superintendente de Las Colinas será uno de los voluntarios a cargo del mantenimiento de Finca Cortesín, sede del evento

Mª Jesús Peñas

Viernes, 15 de septiembre 2023, 00:58

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Aunque nacido y criado en la capital, a Roque Buendía Pérez (Madrid, 1974) le corre sangre calasparreña por las venas (la de sus padres, Pepe y Pepita). Una que siempre le ha arrastrado a esta parte del Levante. A una infancia que huele a los melocotones, albaricoques y ciruelas de la finca familiar y «al salitre del Mar Menor», nos dice, rememorando su niñez y aquellos largos paseos en bici hasta el puente de la risa (ya en el final de La Manga del Mar Menor).

La profesión de su padre, la de agrónomo, le anclaron definitivamente a esta parte de la geografía española. Ya fuera porque cursó esos mismos estudios en Orihuela –«aunque mi casa la tenía en Murcia»– o entrando a trabajar en uno de los complejos más laureados a nivel internacional hace ya 15 años: Las Colinas Golf & Country Club (Orihuela Costa).

En unas horas Buendía hará las maletas para la Solheim Cup 2023 (del 18 al 24 de septiembre). Palabras mayores como competición, pues se trata del más importante evento de golf femenino a nivel mundial (cifras de audiencias incluidas) que, por primera vez, se disputa en España. Un nuevo punto de inflexión del deporte de los palos en nuestro país, como ya lo fue la Ryder Cup de 1997 (su homólogo como competición en el ámbito masculino), en el campo gaditano de Valderrama. Una prueba donde las mejores jugadoras de Europa y Estados Unidos, se enfrentarán (lo hacen bienalmente) en el campo malagueño de Finca Cortesín (Casares). «Una prueba que está a la par de una Ryder», asegura este profesional.

Un crédito de 36.000 euros

La entrada de Buendía en el mundo del golf se produjo siendo él, el delegado en Alicante de la maquinaria –agrícola, forestal, de jardinería profesional... y de golf– de la marca John Deere. Y le gustó tanto, que pidió un préstamo de 36.000 euros para irse a la Michigan State University –el templo de los estudios sobre mantenimiento de instalaciones de golf–, a aprenderlo todo sobre campos. «Mientras otros se compraban con ese dinero un coche, yo decidí invertir en mi formación». A los EE UU se llevó muchas ganas de aprender y un buen inglés que había cultivado en Irlanda tras terminar la carrera; del otro lado del Atlántico se trajo «amigos, compañeros, momentos de soledad y muchísimos otros divertidos», y numerosas habilidades. Incluida el 'net working' o lo que es lo mismo, cultivar los contactos personales ampliando así tu red de conexiones; «teníamos una asignatura que versaba sobre esto» y la importancia que tiene en tu presente y futuro trabajar este área. Buendía recuerda cómo lo resaltaba quien fuera el presidente de la Asociación de Superintendentes de Campos de Golf de los EE UU, Bruce Williams, en una de sus charlas. Desde entonces no ha dejado de ponerlo en práctica, lo que le ha facilitado la vida.

Su 'cuarto' hijo

Casado con una de Bullas, tiene 'cuatro hijos'. Pepa y Sara, las mayores; una pequeña de 16 meses, Teresa, y 'uno' de 15... el campo de golf de Las Colinas. Porque Buendía lo siente «como un hijo». A él llegó tras hacer una entrevista de trabajo para la propiedad, cuando entonces «había tres proyectos en marcha: Polaris World, Font del Llop y Las Colinas». Su currículo encajó en este último, inaugurado en 2011. Y al que Buendía llegó incluso para hacer algunos cambios antes de sembrarlo. «Como la ubicación en los 'greens' de los enganches para la manguera que no se habían previsto en el diseño inicial (...)». Como jugador que es –aunque confiesa «que nunca he jugado bien, vamos, que no iba para estrella»– entiende las necesidades del golfista y lo que espera del recorrido. «En nuestro caso primamos mucho la experiencia global. Que el jugador viva una vivencia completa, porque no solo es el campo; es la atención al cliente, el servicio. Aquí siempre hay alguien en el 'caddie master' o en la tienda para escuchar al cliente. (...) Aquí se crea una atmósfera especial. Lo dicho, aquí se vive una experiencia completa». Él va a vivir la suya en Finca Cortesín, como voluntario de la Solheim 2023.

«Las chicas pegan fuerte»

El superintendente de Las Colinas (el máximo responsable del mantenimiento del campo) es además el delegado en el Levante de la Asociación Española de Greenkeepers. Conoce bien el trabajo y las necesidades de sus compañeros. «España es el número 1 en turismo de golf –si no contamos Gran Bretaña–, pero nos falta reconocimiento y apoyo estatal. En el sector nos esforzamos por métodos más ecológicos, por ahorrar agua (...); incluso convertimos nuestros espacios en santuarios de vida animal, pero se desconoce mucho nuestro trabajo». La asociación cuenta con unos 400 asociados «y muy pocas mujeres entre ellos. Unas diez –dice echando cuentas–. Suelen ir juntas, ¡han hecho piña! Mujeres que pegan fuerte», asegura. En el Levante menciona a cuatro compañeras: María (El Bosque), Jimena (La Sella) Belén Mosquera (GNK Golf) y Águeda (Golf Altorreal). En la Solheim también espera ver cómo le pegan fuerte las jugadoras. Él apoya la competición sin reservas porque «es un orgullo que se hospede en España». Su trabajo en ella será como voluntario del campo. «Hace varios meses que me apunté. Hubo una circular de la asociación y lo consulté con mis superiores. La respuesta fue afirmativa y además Las Colinas hace el esfuerzo de que esos días me contabilicen como laborales».

Buendía lo tiene claro. «Para mí será todo un enriquecimiento personal. Un sitio donde retirar rocío, rastrillar búnkeres, recebar chuletas... ¡lo que me manden! Haré lo que me pidan porque lo importante –insiste– es que esta es una fiesta del golf y una cita excepcional que está a la par de una Ryder Cup».

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