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El escenario de su amistad. El campo de El Valle fue donde se conocieron los que hoy en día son dos grandes amigos, Fernando Tomás (i) y Bryan Betts. Ambos juegan juntos este recorrido. mª Jesús peñas
«Fue todo un flechazo»

«Fue todo un flechazo»

Lo que el golf unió no lo ha separado ni el hecho de que Bryan no hable castellano y que Fernando no sepa inglés

MARÍA JESÚS PEÑAS

MURCIA.

Viernes, 22 de junio 2018, 08:58

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Este junio hará dos años de aquel día en el recorrido de El Valle Golf Resort. «Eran aproximadamente las 9.30 de la mañana», recuerda el 'amateur' José Fernando Tomás, de una jornada perfecta para el golf. Tomás, a quien le gusta salir a jugar temprano, caminaba ligero pero tranquilo por el 'fairway' (calle) del hoyo 3. En aquel momento, otro solitario golfista apareció desde el 2. Un hoyo cuya calle discurre paralela a la que se encontraba Tomás. Su bola se había cruzado. Se miraron sonrientes.

Se trataba de un inglés residente en el complejo que como él, había salido solo a jugar. Con gesto afable, el londinense Bryan Betts se dirigió a este turolense -Fernando llegó a Murcia con sus padres hace 55 años desde Aragón- y le propuso jugar juntos. Así lo hicieron hasta el 18. Y al terminar, Tomás recuerda que Betts «me preguntó dónde podía ir para probar comida típica de Murcia; yo le dije: La Parranda». Y allí fue el británico según supo más tarde.

Hasta aquí una aparente conversación con intercambio de datos incluida, si no fuera porque ni Fernando habla inglés ni Bryan, español. Y así siguen después de ¡casi dos años de relación!, sin que ello haya sido un inconveniente para comunicarse y hacerse entender. Salen juntos a jugar día si y día no desde entonces; comparten partida los sábados con los amigos españoles de Fernando -José Manuel Botella, Oto García y José Mª Tortosa- y quedan de vez en cuando fuera del golf con sus respectivas esposas. «Él ha estado en mi casa comiendo con su mujer Jill, y nosotros en la suya, aquí en El Valle», comenta Tomás, quien asegura divertido, tras recordar para 'La Verdad' cómo encajaron desde el primer momento que «¡lo nuestro fue todo un flechazo!». Porque el entendimiento entre ellos fue brutal. Basado eso si, en todo tipo de gestos y señas, movimientos corporales y fisonómicos, y sonidos e interpretaciones libres de lo que escuchaban decir al otro. Pero sobre todo, en mucha actitud y empatía; ganas de entenderse.

José Fernando Tomás Jugador español «Estamos encantados con Bryan. Es justo y honesto en el juego y como persona, divertido y alegre. Un tipo cojonudo» Bryan Betts Jugador británico «El buen tiempo saca lo mejor de la gente. Fernando siempre está feliz. Es un gran amigo para mí»

El español

José Fernando Tomás se retiró hace 11 años de su trabajo de funcionario y «aquel enero de 2007, me dije: debo hacer algo que me ocupe el tiempo». Fue fácil. Acostumbrado a hacer deporte -los últimos años como tenista-, su traumatólogo le aconsejó el golf como un actividad ideal para él a sus 60 años -hoy cuenta con 70-. «Y ya me ves. Solo lo juego tres días por semana». Y es que el golf le enganchó desde el primer momento, porque le proporciona la posibilidad de «inhibirte de todo, ya que requiere mucha concentración; de estar en un medio extraordinario y al aire libre donde practicar deporte, y de disfrutar en una disciplina que no te exige un gran desgaste físico. Es genial». A día de hoy Fernando tiene hándicap 20, que pone a prueba en El Valle. Un campo que le gusta «por su proximidad (vive en El Infante), y porque disfruto de este recorrido». Y sobre Betts, tanto él como los compañeros de la partida de los sábados, «estamos encantados con él. Es justo y honesto en el juego, y como persona divertido y alegre. Jugar con él es estupendo. Es un tipo cojonudo». Una imagen muy alejada de la que siempre ha tenido Fernando de los ingleses, con los que nunca había llegado a interaccionar bien, a pesar de ser un hombre extraordinariamente cordial. Tomás reflexiona al respecto: «Creo que no les gustamos. Que nos consideran ciudadanos de tercera, por no decir otra cosa (...), pero con Bryan no es así. Disfruta de nuestra compañía y nosotros de la de él». Inevitable preguntarle a Bryan qué opina él de los españoles y por qué no juega con otros ingleses. Betts lo tiene claro: «Los jugadores ingleses son demasiados serios y en cambio con los españoles te diviertes y no solo en el juego. Además, con ellos en el campo, si tiene un buen día, bien, pero sino, no hay problema».

El británico

Bryan Betts, de 68 años, también está jubilado. «Hace unos cinco años mi mujer me dijo que cuando estuviéramos retirados, quería vivir en un lugar cálido; lo hablamos con nuestro hijos y nos vinimos. Decidimos que el destino debía ser España». España es sinónimo de sol. Y a al preguntarle ¿y por qué Murcia?, responde: «¡Porque es llana!». Y es que este matrimonio de ingleses disfruta pedaleando con sus bicicletas eléctricas, algo que la orografía de ubicaciones «como Estepona», pone de ejemplo Betts, no les permitía.

Bryan Betts lleva el golf en las venas. Lo juega desde 1972 y ha llegado a tener hándicap por debajo de 8, a pesar de que una operación de espalda le retiró de este juego durante un largo tiempo. Ahora está en 16. «Aunque en un buen día de golf puedo cumplir entre 8 o 10». Este deporte le hace disfrutar. «Me siento libre en un espacio abierto». Y si donde juega es España, además, «disfruto del calor». Lo destaca. Porque el buen tiempo de Murcia le permite «disfrutar de la vida». Algo que considera que no hacen sus compatriotas en Inglaterra. «Allí se deprimen, 'they are not happy' (ellos no son felices)». Y además sentencia: «El buen tiempo saca lo mejor de la gente». De la Región destaca las tres culturas que confluyen en Cartagena, los carnavales que ha vivido y a los que le han llevado sus amigos españoles; el de Abanilla, Sucina, Murcia... O sus salidas al Bando de la Huerta este año y a la Batalla de las Flores, el pasado.

Y es que en compañía de Fernando disfruta más aún de su elección de vida. De él dice: «Siempre está feliz. Y si dice que va a jugar al golf, siempre aparece a la hora. ¡No hay que esperarle! (...). Es un gran amigo para mí». Y eso a pesar de que Betts solo sabe cuatro palabras en español y contar hasta cinco en castellano (a partir del seis, ambos se muestran los dedos). Pero se entiende perfectamente con Tomás. Hablan el mismo idioma: el de la felicidad. Así que tras sus 18 hoyos, siempre se quedan a 'charlar' en el 'hoyo 19' (la cafetería). Comentan la puntuación, organizan su próxima partida y hacen observaciones sobre lo que se le ocurre. Eso sí, cuando la cosa se complica echan mano del traductor del móvil y cuando Fernando no entiende los mensajes escritos de Bryan, «que no se corta y me escribe unos textos ¡larguísimos!», Tomás se los manda a su hija quien se los traduce y reenviía. Incomodidades intrascendentes porque, como Fernando resume, «lo importante es querer entenderse». Ellos lo consiguen.

Betts sigue yendo al restaurante La Parranda. Aquel mapa que dibujó en la tarjeta de resultados Tomás en 2016, para hacerse entender cuando le preguntó gesticulando Bryan dónde comer, fue el inicio de toda una amistad que ambos no están dispuestos a perder.

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