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Unzué regala una lección de vida: «Merece la pena vivirla»
El exportero de Osasuna, Barça y Sevilla, enfermo de ELA, invita en el Cartagonova a sacar las «emociones» y reivindica más investigación y apoyo a las familias
Solo los aplausos de profunda admiración rompieron ayer la impactante lección de vida ofrecida por Juan Carlos Unzué, exportero de Osasuna, Barcelona, Sevilla y enfermo de Esclerosis Lateral Amiotrófica (ELA), en la zona Business del estadio Cartagonova. Durante una hora y veinte minutos, Unzué arrojó luz sobre esta enfermedad degenerativa, que padece desde hace dos años, es «incurable» y tiene de tres a cinco de esperanza de vida; también reivindicó más investigación, apoyo a las familias y más involucración por parte de la clase política. Pero sobre todo, invitó a los cien invitados presentes en el acto a continuar adelante. «La vida merece la pena vivirla y disfrutarla».
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Deportista de élite durante 17 años y exentrenador de fútbol (pasó por Numancia, Celta y Girona y fue segundo de Luis Enrique en Vigo y Barcelona), a Unzué le diagnosticaron la enfermedad hace dos años y vive postrado en una silla de ruedas. Desde entonces se encarga de dar visibilidad a la enfermedad para ayudar a todas las asociaciones regionales. La charla en el Business, 'Aprendizajes de vida', estuvo organizada por el Efesé y el Sport Business World, englobado dentro del programa Aperitivos con Estrella de Levante. Se recibieron multitud de invitaciones y el aforo quedó limitado a cien personas. Se habilitó una fila cero (ES8500817363640001401842) a beneficio de la Asociación ELA de la Región de Murcia.
Durante toda la charla, Unzué ni perdió la sonrisa ni transmitió un atisbo de pena. Todo lo contrario: todas sus palabras de lucha, entrega y visibilidad insuflaron aires renovados a todos los presentes, que vieron en el exportero una naturalidad encomiable y una profunda admiración. El exentrenador Navarro, amante de la bicicleta y los deportes de aventura, recordó que sus primeros síntomas fueron unos «calambres», luego un «cansancio» progresivo y finalmente «descoordinación» en dedos de las manos y los pies, recién iniciada su última aventura en el banquillo del Girona, en 2019.
«Vivimos subidos en un tren de alta velocidad y perdemos de vista lo esencial: las emociones, escuchar y observar»
Naturalidad y admiración
La ELA, recordó, reduce progresivamente la autonomía de los pacientes hasta hacerles olvidar, incluso, respirar por sí mismos, pero sí mantiene a los enfermos conscientes de ese deterioro. «Voy a poder ser Juan Carlos Unzué hasta el último día», dijo al respecto. Llegados a este punto es cuando muchos pacientes empiezan a sentirse una carga (los cuidados, «de 24 horas los 365 días del año», los asumen las familias) y deciden «dejarse ir». Llamó a agilizar los trámites burocráticos, a «reivindicar» avances a los políticos y que la gente con ELA sea tratada por «profesional sanitario» y no «derivada a servicios sociales».
Todo este proceso, indicó, le ha hecho valorar «lo esencial» de la vida. «Nunca hubiera pensado que sería feliz en una silla de ruedas. Vivimos subidos a un tren de alta velocidad y perdemos de vista lo esencial: las emociones, escuchar, sentirse escuchado y observar». Invitó, igualmente, a saber pedir «ayuda», a la «adaptación» a los cambios de la vida y «aceptar», también, que se aprende «más de las derrotas que de los éxitos». Tampoco olvidó la importancia de aprender valores como el «compromiso», la «empatía» y a saber «convivir con el error». Y a salir de situaciones de «bloqueo» sintiéndose «escuchado» y «aliviado» solo con ir la voz de su mujer.
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«Si tenéis algo positivo que contarle a alguien, no esperéis a mañana, no esperéis a un diagnóstico para hacérselo saber»
Reconoció que en la vida «hay cosas peores» que la ELA, como morir al instante en un «accidente de tráfico», porque esta enfermedad permite «despedirnos, sentir, y eso llena mucho». «Lo que pedimos es que antes de tener la posibilidad de decidir si queremos una muerte digna o no, lo que estamos reivindicando es tener una vida digna. En la situación que estamos, porque el 95% tienen problemas para costear la enfermedad, es imposible». Unzué lanzó un consejo antes de despedirse: «Si tenéis algo positivo que contarle a alguien, no esperéis a mañana, no esperéis a un diagnóstico jodido para hacérselo saber».
Asistieron y participaron en el coloquio el periodista de LA VERDAD Francisco Javier Moya, para recordar la carrera deportiva del protagonista (debutó con el Barça en el Cartagonova, en enero de 1989), y el presidente Paco Belmonte, quien le hizo entrega a Unzué de una camiseta. Varios jugadores se fotografiaron con él. Con especial cariño Alcalá, con quien coincidió en el Girona.
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