El Barça sigue intratable y mete presión al Madrid

Una caldera. Eso es lo que se encontró el Barcelona nada más saltar al Benito Villamarín. El feudo verdiblanco albergó a casi 50.000 espectadores que vibraron con el himno, apretaron desde el inicio y le dejaron claro a los de Xavi que el primer enemigo al que debían hacer frente era la atmósfera. Ante ese ambiente, el técnico catalán se refugió en su nueva zona de confort, el 4-4-2 que tan buen resultado le dio ante rivales de enjundia como Atlético o Real Madrid. El egarense dispuso su nuevo once de las grandes citas, ese en el que Busquets, De Jong, Pedri y Gavi forman una medular capaz de dominar cualquier encuentro y ese en el que Lewandowski, ya de vuelta tras su sanción, es el encargado de hacer los goles.

El plan de Xavi tenía como principales objetivos ganar la batalla de la posesión y de paso tener un futbolista extra en la medular para ahogar a los Carvalho, Canales, Fekir y compañía. El Barça se quedó a medias en esta tarea en los primeros compases. El Betis es un equipo que tiene armas para ganar a través del balón, pero que también es peligroso sin él. Eso le quedó claro a los culés después de que un par de pérdidas de balón acabaran en susto para la portería de Ter Stegen e hicieran a Xavi torcer el gesto en el banquillo. Luiz Henrique, protagonista en ambas ocasiones, disparó desviado e hizo que las alarmas no sonaran para la nave azulgrana en el comienzo.

Ese escenario se convirtió en una constante para el Barça en la primera mitad. Los culés no estuvieron cómodos y se contagiaron de un ritmo vertiginoso que derivó en un pequeño intercambio de golpes en el que ninguno de los dos estuvo certero. La tuvo Pedri en un mano a mano en el que no pudo superar a Rui Silva y también pudo marcar Canales tras una maniobra de Fekir, pero se topó con Koundé, que abortó el peligro y salvó los muebles antes del paso por vestuarios.

Tras la reanudación, el Barça consiguió por fin que el partido se pareciera a aquello que Xavi había trazado en su libreto. La medular azulgrana circuló más rápido el balón, hizo que el Betis se descolocara y empezaron a aparecer los espacios entre líneas, ese hábitat donde mejor se desenvuelven Gavi y Pedri. El primero se inscribió a tiempo en el choque para asfixiar a los verdiblancos, mientras que el segundo se hizo omnipresente y tuvo de nuevo en sus botas la posibilidad de dar tranquilidad a los suyos tras una jugada de Balde, muy activo todo el choque, que culminó con un zapatazo que encontró de nuevo la reacción de Rui Silva.

Algo estaba cambiando y el Betis no lo estaba viendo venir. Pellegrini trató despertar a los suyos con la entrada de Guardado y Juanmi, pero fue demasiado tarde. El Barça ya había metido la quinta marcha e iba a asestar dos zarpazos que le iban a dar los tres puntos. En el primero Frenkie de Jong cogió a todos desprevenidos y Balde aprovechó para asistir a la carrera a Raphinha, que solo tuvo que empujar el balón a puerta vacía para abrir un partido que al Barça le estaba costando masticar. En el segundo, Araujo peinó un saque de esquina y el balón le cayó al menos indicado para los intereses verdiblancos. Lewandowski recogió el cuero y fusiló a Rui Silva para marcar su decimocuarto tanto en Liga, un gol que a la postre sería decisivo.

El Betis reaccionó a última hora, apretó a los de Xavi e incluso logró recortar distancias tras un autogol de Koundé en un centro lateral pero fue insuficiente. El Barça deja a ocho puntos al Real Madrid, que se medirá al Valencia con la obligación de ganar para no aumentar la brecha en la clasificación.