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Messi y Piqué se retiran del campo ante la locura de los jugadores de la Roma. Afp
Nadie se libra de la culpa en el nuevo estropicio del Barça
Cuartos | Vuelta

Nadie se libra de la culpa en el nuevo estropicio del Barça

Desde Messi, otra vez desaparecido en un KO, a Valverde, con un planteamiento de equipo pequeño en Roma, pasando por Bartomeu y llegando a intocables como Busquets, Alba e Iniesta que antes señalaban a Luis Enrique

P. Ríos

Barcelona

Miércoles, 11 de abril 2018, 15:33

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En el día después de la humillante eliminación ante la Roma, lo más doloroso en el Barça es la creciente indeferencia. No es una exageración. Es la fuerza de la costumbre. La cuarta debacle en los cuartos de final de la Liga de Campeones en las últimas cinco ediciones ya hace menos daño porque hasta el masoquismo tiene un límite. No son pocos los culés que viendo la pobre actuación de sus jugadores en el Olímpico casi dieron por bueno un KO ante un equipo romántico y épico antes que tener que vivir algo parecido contra un eterno rival en semifinales o en la final. Además, a la hora de buscar culpables, algo que siempre ayuda porque así parece que las debacles ocurren por pequeños detalles fáciles de corregir, el muestrario es tan grande que no queda más remedio que asumir que la responsabilidad es de todos.

Ya no está Mathieu, señalado hace un año en el 3-0 ante la Juventus en Turín. André Gomes, otro cabeza de turco habitual, sólo entró al final. Luis Enrique, el anticristo para muchos por cambiar el estilo, sube y baja montañas en bicicleta, su ocupación en sus periodos sabáticos. Y puede que Ernesto Valverde vuelva a aficionarse muy pronto a la fotografía, su pasión, tras sucumbir tácticamente ante Eusebio di Francesco, evidenciando carencias en una gran cita europea desconocida para él. El técnico italiano ya le había endosado un 3-0 en el Sassuolo-Athletic de la fase de grupos de la pasada Liga Europa en la que el equipo vasco acabó siendo eliminado en 1/16 por el Apoel de Nicosia de Chipre.

La Roma se sintió como un grande que asustaba y el Barça como un modesto intimidado con una deficiente colocación en el campo

Hace daño la comparación con un Liverpool que acudió a Manchester a 'defender' su 3-0 de la ida con tres delanteros: Salah, Firmino y Mané. Valverde no sólo mantuvo el 4-4-2 de la ida pese a lo engañoso de aquel 4-1, sino que lo dispuso en el campo con su versión más conservadora, con Sergi Roberto pendiente de Kolarov como si se tratase de un equipo menor. La línea que separa el elogiable respeto al rival del exceso de precaución es a veces muy fina. La Roma se sintió como un grande que asustaba y el Barça como un modesto intimidado con una deficiente colocación en el campo, sin respuesta táctica para el 3-5-2, novedad de Di Francesco que Valverde no contemplaba, con dos arietes grandes como Dzeko y Schick que confundieron como nunca a Piqué y Umtiti, saliendo uno a recibir para atraer a un central y abriendo el pasillo a su pareja en ataque. Con Florenzi y Kolarov muy abiertos a las bandas, los laterales del Barça dejaban muchos metros de distancia con los centrales, autopistas para que el bosnio lograra el 1-0 y provocara el penalti del 2-0 antes del 3-0 de Manolas.

Messi y Suárez, tras el tercer gol de la Roma.
Messi y Suárez, tras el tercer gol de la Roma. Efe

Valverde estuvo en el banquillo del Olímpico de Roma, sí, pero no en el del Juventus Stadium (3-0) ni en el del Parque de los Príncipes de París (4-0) hace un año. Tampoco en el Etihad Stadium (3-1 en fase de grupos) ni en el Vicente Calderón (2-0 hace dos años). Ya son cinco derrotas contundentes en las últimas once salidas europeas, señal de que el problema es grave y que viene de lejos. Entonces era Luis Enrique quien, esclavo del tridente Messi-Luis Suárez-Neymar, se excedió al dibujar un equipo con las líneas muy separadas. Ni tanto ni tan poco. En cualquier caso, el juego de posición ha desaparecido en el Barça.

Los jugadores tienen una excusa particular, señal de debilidad colectiva. Si no hay rotaciones es que la plantilla no tiene el nivel

Pero que nadie crea que los jugadores están libres de culpa. Ya no cuela. La pasada temporada Sergio Busquets y Andrés Iniesta criticaron abiertamente a Luis Enrique tras aquellas dos duras derrotas. Y durante esta campaña, Jordi Alba ha repetido varias indirectas hacia el anterior técnico mientras afirmaba que «las sensaciones son mejores que en el año del triplete (2014-15)». Los tres han estado en el césped en todos esos partidos en los que la agresividad del rival ha sido mayor en los balones divididos, factor primitivo que se estudia poco en La Masía pero que es elemental para ir a competir por el mundo. Busquets tenía la coartada de jugar con un dedo del pie roto e infiltrado. Iniesta casi se despidió con lágrimas camino de China. Piqué sigue con molestias en la rodilla. Rakitic lo juega todo. Luis Suárez da síntomas de cansancio. Al final, todos tienen una excusa particular, señal de debilidad colectiva. Si no hay rotaciones es que la plantilla no tiene el nivel. Algo tendrá que ver Bartomeu y su dirección deportiva. Y el desgaste de la Copa en enero vuelve a pasar factura a la larga.

Otra desaparición de Messi

Y Messi. Otra desaparición misteriosa el día de una eliminación europea del Barça. Así ha sido en todas desde la 2006-07. Si él no marca, KO seguro. Es un dato sobrecogedor que ya no se sabe si usarlo contra él o a su favor. En Roma dio una asistencia de gol a Sergi Roberto en el minuto 1, pero su remate fue tan inocente que logró que no salga ni en los resúmenes. Con el '10' en el campo parece siempre que un gol llegará seguro, pero no, hasta eso es una falsa apreciación a tenor de la estadística.

Con todo, el Barça puede lograr un doblete, pero tendrá que mostrar fortaleza mental para que la debacle de Roma no pase factura no sólo en la inminente final de Copa sino también en una Liga con tres jornadas de vértigo en las próximas cuatro: Valencia, Celta en Vigo y Madrid. Toca digerir bien lo sucedido. No ha sido un accidente, pero que lo parezca.

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