Un campeón de carne y hueso

Resurgió Mariano García el pasado miércoles en el polideportivo madrileño de Gallur, donde a pesar de que la altura juega en contra de los atletas a la hora de hacer buenas marcas, este muchacho de la tierra que habla como corre (rápido y sin hacer mucho caso a estrategias previas) hizo la tercera mejor marca española de todos los tiempos en el 800 en pista cubierta. Fue la carrera de su vida. Y al llegar a la meta, tras darle gas a su moto y mandar un beso a su madre a través de la cámara de TVE, soltó que «he ido loco para adelante, sin pensar en nada».

Mariano García desplumó a sus atildados rivales y paró el crono en unos siderales 1:45.66. Solo los 1:45.25 del sevillano Antonio Reina en 2002 y los 1:45.43 del salmantino Álvaro de Arriba en 2018 han resistido la marca del mediofondista de Cuevas de Reyllo, quien este miércoles dejó tras él a gente del nivel de Kevin López, Manuel Olmedo, Fermín Cacho, Roberto Parra, Adrián Ben, Luis Javier González o Saúl Ordóñez. Palabras mayores.

Lo mejor de todo es que Mariano García no tiene techo. Está perfectamente guiado por su paisano Gabi Lorente, entrenador también del muleño Mohamed Katir y uno de esos técnicos que convierten en oro todo lo que tocan. Es desconocido porque es de aquí. Si Lorente, que reside en Fuente Álamo, se moviera en círculos atléticos de Madrid, Barcelona o Valencia, todo el mundo hablaría de él.

No obstante, a Lorente le da igual. No le importa que los focos se los lleven otros. Como a su pupilo. El hecho de ser murciano hizo que se fijaran tarde en Mariano. Pero cuando se fueron a dar cuenta, el de Cuevas de Reyllo ya le había robado la cartera (dos veces) al mediático Álvaro de Arriba, un salmantino entrenado por Juan Carlos Fuentes, que pertenece al FC Barcelona y que fue campeón de Europa en pista cubierta en 2019.

Esto no para. Mariano, que coge el teléfono y contesta a los mensajes a todo el mundo con total naturalidad, aspira a una medalla en el Europeo de este próximo fin de semana. Y estará en verano en los Juegos de Tokio. No tengo ninguna duda. Su mayor virtud es la normalidad y solo desde esa sencillez puede hacer cosas tan extraordinarias como las del pasado miércoles. No le pierdan de vista.

Con 220 millones de dólares en el banco, camino de los 41 años y tras una larga trayectoria de éxitos en la NBA y con la ÑBA, Pau Gasol quiere concedernos un último baile, el del tramo final de temporada en el Barça y el de los Juegos de Tokio. Cualquier otro, después de dos años sin competir por culpa de su grave lesión en el escafoide tarsiano de su pie izquierdo, se hubiera rendido. Él no.

Todo el mérito es suyo. Está hecho de otra pasta, como su buen amigo Rafa Nadal. Pero lo cierto es que hubo un antes y un después de su visita al doctor Mariano de Prado en Murcia, en noviembre de 2019. Aquella mañana, De Prado le dio esperanzas a Pau, que ya llevaba ocho meses parado y no veía luz al final del túnel. El diagnóstico no era del todo favorable, pero había una rendija para la esperanza.

De Prado le recomendó un tratamiento con materiales biológicos, en concreto con células, en el interior del hueso lesionado. Y poco a poco, las cosas fueron mejorando. Pau ya está recuperado, pero todavía no tiene el alta competitiva. Esta semana aterrizará en Barcelona y tendrá que hacer una pretemporada individual. No se va a precipitar.

Ya veremos cómo acaba esta historia y si su pie aguanta hasta Tokio. Serían sus quintos Juegos. Pero el simple hecho de que vaya a intentarlo ya nos dice mucho del personaje. Yao Ming, el gigante chino de 2,29, se retiró a los 31 años por una lesión como la que está a punto de dejar atrás Pau Gasol.

De puertas hacia afuera, en el fútbol regional todo son buenas intenciones y deseos estupendos para el vecino, que supuestamente es menos rival que los de otras comunidades. Pero a la hora de la verdad, nadie conoce a nadie y cada club va a lo suyo. Esta semana lo hemos vuelto a comprobar, cuando el UCAM ha adelantado al sábado su partido ante el Yeclano para que los de Sandroni, que juegan el miércoles su encuentro aplazado frente al Lorca Deportiva, tengan un día menos de descanso. Los universitarios, que suelen jugar los domingos, no quieren dejar nada al azar en este último mes de la primera fase, en la que pueden dejar cerrado su ascenso a la nueva Liga Pro o 1ªRFEF. En el Yeclano se han enfadado. Pensaban que la vecindad y el buen rollo entre directivas serviría de algo. Ya han visto que no.