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Los jugadores del Murcia saludan al público, ayer, tras el final del partido. Edu Botella / agm
La presión puede con el Murcia, que se queda sinCopa

La presión puede con el Murcia, que se queda sinCopa

El equipo grana, nervioso e impreciso, fue por detrás de un Girona con un gran Trías

Emilio Sánchez-Bolea

MURCIA.

Domingo, 2 de diciembre 2018, 11:34

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Dura noche en el Príncipe de Asturias, escenario en el que había mucho en juego. El equipo grana se jugaba entrar y organizar la Copa LEB Plata, aunque el Real Murcia debía ganar al tiempo que el Lucentum tenía que perder, o que no ganara por seis o más puntos que los locales. Pero ninguno de los escenarios se dio, con el equipo de Monclova afectado por la presión.

REAL MURCIA

58

-

71

GIRONA

  • Real Murcia Nielsen (3), Ibitayo (2), Beranek (12), Fernández (9) y Mehinti (6) -quinteto titular- Ballesta (2), Alcaraz (5), Coello (0), Whelan (3), Mendiola (4) y Curtis (12).

  • Girona Cosialls (2), Bolton (11), Cizmic (10), Trías (17) y Alzamora (0) -quinteto titular- Costa (0), Juscafresa, Cuéllar (2), Angelats (9), Costa (10) y Berry (10).

  • Incidencias Pabellón Príncipe de Asturias, unos 1.500 espectadores. 11ª jornada de la Conferencia Este de la liga LEB Plata.

  • La Copa El equipo grana tenía que ganar el choque de ayer para llegar a la final de la Copa de la LEB Plata y poder organizar dicha cita en el Pabellón Príncipe de Asturias. Pero el sueño se desvaneció y ésta se jugará el 22 de diciembre en Alicante, entre el equipo local y el A. Queso Zamorano.

Un partido en el que, aunque el Murcia pareció arrancar de forma más enérgica, fueron los del Girona quienes jugaron mejor sus cartas para sumar canastas llegadas desde el trabajo colectivo y no en acciones puntuales propias de la calidad del jugador, como ocurría en el bando local. Destacaba el claro dominio en el rebote de los gerundenses que, sumados a unos minutos de mucha clase del exinternacional Jordi Trías, bastaron para que el primer cuarto fuera de claro dominio del equipo catalán (13-19).

Cuando sobre el papel juega todo de cara, hay veces que la presión es difícil de soportar. Ese era, al menos, el mejor argumento para explicar las incontables posesiones en las que los locales se vieron obligados a tirar de forma forzada ante un Girona que jugaba más lento pero efectivo, y que obtenía ventaja del juego sin balón de un Cizmic que leía el juego de una manera impropia de su edad (19 años), superando la primera ventaja de diez puntos (23-33) a cuatro minutos del descanso, momento a partir del cual a los visitantes se les fundieron los plomos en ataque. Una circunstancia que, junto a los brillantes minutos de Tosin Mehinti, volvieron a meter al Real Murcia en el partido antes del descanso al que, eso sí, se llegaba con un doloroso triple de Angelats sobre la bocina (30-36).

El primer 'match-ball' había sido salvado, pero el equipo catalán tenía un plan y la única presión que conocía era la que él mismo ejercería en defensa, como no podía ser de otra manera en un equipo entrenado por Quim Costa, uno de los mejores defensores de la historia del baloncesto español. Girona tejió una tela de araña que en el tercer cuarto dejaría en solo diez puntos a los de Monclova, cariacontecidos ante un Girona que entraba a la última entrega ganando por doce (40-52).

Las sensaciones con las que acabaron unos y otros el tercer periodo no auguraban lo que vendría después, con un Murcia peleón en ambos lados, que se situaba a solo cuatro puntos a cinco minutos del final (51-56). Se habían acabado las concesiones, debió pensar Costa, que devolvió a pista a Jordi Trías y Cizmic para sentenciar el choque.

Los nervios de Nielsen

Pero los nervios hicieron acto de presencia en Murcia, con Nielsen como principal presa. El internacional danés encadenaría en los últimos tres minutos, con su equipo aún con opciones, un pase perdido, una bandeja que no tocó aro, un tiro libre por técnica fallado y otra pérdida más en un saque de fondo. Los tiros libres de Cizmic remataron a un Murcia ya sin opciones, no solo por el marcador en el Príncipe, también por la victoria del Lucentum.

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