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Baños de lodo en San Pedro del Pinatar, en 1995.

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Baños de lodo en San Pedro del Pinatar, en 1995. VINCENT DEVREUX / ARCHIVO REGIONAL

Vincent Devreux, en busca de la foto redonda

El Archivo Regional inaugura hoy una muestra-homenaje al fotoperiodista fallecido en 2006

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Viernes, 21 de septiembre 2018, 15:07

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El legado fotoperiodístico de Vincent Devreux (1963-2006) protagoniza la exposición con la que el Archivo Regional de Murcia arranca su temporada. El fotógrafo belga, al que la tribu de periodistas de Murcia apodaba 'El Guiri', fue miembro fundador de la Asociación de Informadores Gráficos de la Región y colaborador de periódicos regionales ('Diario 16', 'La Opinión'). Falleció en 2006 de un infarto. Oriundo de Bruselas, se formó entre 1983 y 1985 como fotógrafo en el College of Arts & Design Photography de la ciudad inglesa de Bournemouth, donde conocería a una murciana de la pedanía de Santo Ángel, a la que vino a buscar a Murcia en 1986. Como un amor de esos de película, acabarían casándose en 1989 en el Santuario de la Fuensanta. El fotógrafo de la agencia EFE en Murcia Marcial Guillén recuerda el día que vio a Vincent por primera vez. «Fue en la Arrixaca. Subí a un ascensor y allí estaba él, un rubio vestido todo de negro con una cámara colgada del cuello, una Canon T-90 con un flash Mezt 45, acompañado por el periodista Tomás Guillén. Estaban cubriendo la información sobre el accidente del camión cisterna que explotó el día anterior en El Palmar», recuerda Guillén, comisario de la muestra -junto a Juan Francisco Moreno e Íñigo Bujedo-, que coincidió con el belga en la Redacción del desaparecido 'Diario 16'.

Vincent Devreux
Imagen principal - Vincent Devreux, en busca de la foto redonda
Imagen secundaria 1 - Vincent Devreux, en busca de la foto redonda
Imagen secundaria 2 - Vincent Devreux, en busca de la foto redonda

«Vincent -rememora Marcial- siempre ponía la cabeza, el ojo y el corazón en todas sus capturas: era paciente, buscaba el encuadre y una vez tenía el encuadre esperaba el mejor momento para disparar (...). Disfrutaba fotografiando a los nazarenos en Semana Santa, a los huertanos en el Bando, el flamenco en la Catedral del Cante, y lo que más odiaba de nuestra cultura, la fiesta de los toros, acabó comprendiéndola y amándola mejor que muchos entendidos. Consiguió captar cuál era el momento decisivo, ese en el que el toro y el torero son uno, unidos por la muleta».

Le tocó hacer de todo, cuenta el periodista José Antonio Montesinos. «De mejor y de peor grado, según los días y los estados de ánimo. Y como a todos entonces, se le pidió siempre una mirada distinta y una perspectiva propia sobre las ruedas de prensa, la política, los espectáculos, los sucesos, los retratos para entrevista y los gags visuales que brotan espontáneos en la calle. Y el que suscribe, que durante unos pocos años fue su redactor jefe y su amigo, puede dar fe de que lo consiguió».

Lourdes Aznar, compañera de profesión, apunta que «el fotógrafo de prensa es el alma de una información, de una buena historia que contar. Ese espíritu de mirar donde a otros se nos oculta, de ir más allá de la primera dimensión en un gesto o de fijarse en un detalle apenas perceptible, es lo que hace grande esta profesión». «Se fue prematuramente. Pero el hombre tozudo, que lo era, se resiste a marcharse. Nos ha dejado su marca en cientos de negativos», anota Ana Regalado. Instantáneas todas tomadas al vuelo de la actualidad que nos ayudan a rellenar el álbum de la memoria de la Región.

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