Un viaje a través de las 'Hormonas'
La compañía La Cítrica disecciona en este montaje los ciclos vitales de las mujeres, de los juegos infantiles a la menopausia
Desde los juegos dirigidos para niñas hasta la incomprensión de la menopausia, pasando por los bochornos de la menstruación y la 'no' conciliación familiar. Todos los ciclos vitales de las mujeres han pasado por el tamiz de las cuatro actrices, guionistas y directoras que componen La Cítrica Teatro, que se llevaron un largo aplauso el pasado 23 de noviembre en La Higuera de la Poca Vergüenza, de San Pedro del Pinatar, y volverán a escena el sábado 15 de febrero en el Auditorio de Cabezo de Torres y el 21 de febrero en el teatro del Zaidín Isidro Olgoso, en Granada.
En su primer montaje, 'Hormonas' usó el bisturí para sajar las heridas sociales infligidas a la mitad de la población desde el nacimiento hasta la vejez. En esta especie de terapia teatral, destripan el daño silencioso pero incesante que la segregación de géneros hace en la vida de las mujeres. Lo hacen empleando un amplio repertorio de recursos actorales que suplen, sin que se echen el falta, escenografías, vestuarios y decorados.
Cuatro actrices con cuatro sillas y dos focos son todo el equipaje de 'Hormonas'. Ellas reúnen capacidades en danza, música, expresión corporal y arte dramático suficientes para visibilizar el drama oculto en los roles sociales. Armado en forma de 'sketches' que atraviesan como una lanza toda una vida, el montaje despierta risas y pellizcos de amargura.
La mirada impotente que provocan el acoso escolar o la desigualdad laboral son algunas de las agujas que clavan en la conciencia del espectador, mayoritariamente femenino. Especialmente dolorosas por su afilado humor negro son las escenas en las que unas funcionarias públicas reparten etiquetas discriminatorias a mujeres inmigrantes, pobres, homosexuales y discapacitadas.
Todo el montaje evoluciona con ritmo, en volandas del mimo, la coreografía y la agilidad de las escenas. Es teatro por vocación, como reconoce Beatriz Arias, trabajadora social y una de las actrices de la compañía, creada en el granadino valle de Lecrín, donde las cuatro teatreras han elegido vivir con sus familias, tres de ellas para desarrollar proyectos agroecológicos. «Todas tenemos una trayectoria teatral, así que encontramos la manera de hacer teatro con economía de medios», explica Arias. Junto a la actriz leonesa, comparten vocación Chiara Sanzillo, Sara Zironi y Alicia Conde. «El teatro es un motor de cambio social, es un ritual instintivo y catártico, también político. Dejas la semillita de lo que vaya a suceder». Para ensamblar el mensaje teatral de 'Hormonas', recolectaron testimonios de mujeres de diferentes edades. «Seguimos añadiendo escenas con las experiencias que recibimos», afirma Beatriz Arias.