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Ureña vuelve con temple e inteligencia en El Espinar

El torero de Lorca firma una solvente actuación en su primera corrida del año, corta una oreja y pierde un mayor triunfo por la espada

FRANCISCO OJADOS

Murcia

Domingo, 9 de agosto 2020, 12:05

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Debutó Paco Ureña en este raro 2020, año que, en condiciones normales, se preveía importante para el torero de Lorca, la gran sensación del año pasado. La temporada taurina se ha reanudado en agosto con una serie de festejos en los que Enrique Ponce está siendo protagonista. Ayer estaba anunciado junto a Ureña y Toñete en El Espinar (Segovia), pero el valenciano, resentido de un golpe sufrido el pasado jueves en El Puerto de Santa María, anunció su baja en un festejo que quedó en mano a mano, con toros de Zalzuendo, y más de 1.500 espectadores.

El primer toro del año para Ureña se llamó 'Veterinario', marcado con el 141. Lo saludó el de Lorca con dos buenas verónicas que no tuvieron continuidad. Cambió el tercio con un solo puyazo y el susto en banderillas fue para Azuquita, al que volteó el astado marcando el pitonazo en la ingle. Hubo suerte para lo que podría haber sido y el subalterno fue trasladado a la enfermería con una rotura de fibras.

Brindó desde los medios Ureña al cielo, en homenaje a los que se llevó la enfermedad, y el inicio tuvo torería con una trinchera para colocar al burel y firmar dos tandas diestras de total seguridad. Esa fue la gran virtud de la faena, la tranquilidad con la que resolvió delante de la cara de un toro al que le costó entregarse a la muleta que Ureña manejó con buen mando, y que, en su mano izquierda, al natural, alcanzó los momentos más brillantes dentro de un trasteo muy completo. La espada no funcionó y la mejor faena de la corrida quedó sin premio y reducida a una ovación.

El saludo de capa al tercero de la tarde, con el diestro ganando pasos y abrochado en el centro del ruedo, a pies juntos, tuvo exquisitez en las formas. Bueno fue el quite, al embarcar el lorquino la embestida con bonitos lances con la pierna arqueada. Firmó Paco Ureña otra faena en la que primó la tranquilidad y la inteligencia para entender las condiciones del animal, brusco por momentos. Los remates a las series fueron inspirados y de nuevo afirmó su magnífico concepto en el toreo al natural. Puso broche con poderío a una faena que culminó por manoletinas. Esta vez funcionó la espada y cayó la primera oreja del festejo, con petición de la segunda.

La puerta grande se le escapó

El quinto fue basto de hechuras. Además, dio un volantín al salir del puyazo. Laborioso resultó el segundo tercio y el toro llegó a la muleta sin definirse. No brindó el lorquino y fue construyendo el trasteo dando ventajas al de Zalzuendo. Lo metió en la muleta Ureña, mostrando grandes dotes de lidiador, temple y pureza en el toreo al natural. La espada se fue abajo, escuchó un aviso, y falló con el verduguillo, perdiendo la puerta grande. Toñete, por su parte, manejó bien la capa toda la tarde, aunque estuvo poco hábil con el estoque. Se fue de vacío.

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