El diestro Paco Ureña da un pase con la muleta al segundo de los de su lote. EFE / Borja Sánchez-Trillo

Ureña roza la puerta grande en Las Ventas en una gran tarde de toros

El de Lorca pasea un trofeo y Emilio de Justo lo pierde por la espada frente a una corrida de Victorino de alta nota

Francisco Ojados

Lunes, 5 de junio 2023, 00:25

Tarde de mucha expectación en Las Ventas, de llenazo, la de la Corrida de la Prensa que ponía broche a la Feria de San Isidro. Los dos últimos ídolos de la afición de Madrid, así se lo mostró el público al sacarlos a saludar tras el paseíllo, se medían a los míticos victorinos. Gran mano a mano en el que los toros y toreros no defraudaron y que, de no ser por las espadas, hubiera acabado en puerta grande.

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Astifino fue el primero. Toro que recortó en el encuentro con la capa de Ureña. Recibió dos puyazos y entró al quite Emilio de Justo, por chicuelinas.

EL FESTEJO

  • Qué Plaza de toros de Las Ventas (Madrid). Corrida de la Prensa. 4 de junio.

  • Toros Seis toros de Victorino Martín. De excelente presentación y de gran interés en su comportamiento.

  • Paco Ureña De rosa y oro, ovación con saludos tras fuerte petición, oreja y ovación.

  • Emilio de Justo De canela y oro, vuelta al ruedo tras fuerte petición, silencio y silencio.

  • Observaciones Lleno. Asistió a la corrida, desde una barrera, el Rey Felipe VI.

Brindó Ureña al Rey una faena marcada por la emoción. Tuvo mucho peligro el cárdeno y en cualquier momento se veía venir la cogida. Le abrió los caminos Ureña en el comienzo de faena y en los terrenos de afuera dio el medio de pecho para torear muy de verdad. En cada pase de pecho se quedó debajo de la cadera el victorino, que en la tercera serie hizo presa y cogió al de Lorca con saña. En el suelo le tiró cornadas para arrancarle la cabeza. El mal menor fue el corte en la frente, fruto de un pisotón del toro cuando tuvo hecho al torero un ovillo en el suelo. Se jugó la vida Ureña en el final de faena, rematada con una estocada entrando con rectitud de la que volvió a salir prendido. Acabó de descabello y se le pidió con fuerza la oreja. Hubo bronca al presidente por no concederla.

Cortó la oreja del tercero de la tarde, un buen toro de Victorino, especialmente por el pitón derecho. Lo toreó con prestancia Ureña a la verónica. Brindó al público y el inicio de faena tuvo mucha intensidad, primero en los doblones por abajo, alargando las embestidas, y firmando una gran serie, de cinco y el remate con la que crujió la plaza. Siguió con la zurda, donde el toro tuvo menos recorrido, y se jugó los muslos. El final tuvo mucha emoción, con una tanda rotunda. Pinchó arriba antes de un espadazo del que rodó sin puntilla el bovino. Pese al pinchazo, esta vez sí atendió el palco la petición mayoritaria de trofeo.

El quinto fue un tiro de excelente trapío, al igual que el sexto, ovacionado de salida. Fue toro duro en todo, ante el que Ureña se jugó la vida en una faena de cercanías. Incluso sufrió una voltereta. Hubiera tenido mayor premio de haber tardado el toro menos en doblar después de la media en todo lo alto.

A punto estuvo de tocar pelo Emilio de Justo en el segundo de la tarde, toro exigente que llevó emoción a la grada. Lidió bien de capa, sacando entre olés al astado a los medios. Con la muleta se gustó en fases de la faena, desmayando la figura en muletazos de toreo bueno. Dio una vuelta al ruedo tras la negativa presidencial de conceder un trofeo que mereció. Humilló y tuvo clase el cuarto, pero se formó un vendaval y el flamear de muleta no permitió el toreo ligado. Los muletazos sueltos, algunos bien facturados, no acabaron por llegar al público, que protestó lo bajo que cayó el acero.

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Ante el sexto toreó con compás a la verónica, rematando con una bonita media. Empujó en el caballo y galopó en la muleta 'Director', que así se llamó el astado. Toro bravo al que se le pidió la vuelta al ruedo y al que De Justo pudo cortar la oreja después de una faena en la que hizo vibrar a Madrid en dos tandas diestras excelsas, de mano baja y ligazón. La espada no funcionó. Cuando hay toro hay fiesta y así lo agradeció el público de Madrid, que despidió a los toreros con una ovación de gala y obligó al mayoral de Victorino a saludar desde el tercio al final del festejo.

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