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Un dron del Centro Tecnológico del Mármol sobrevuela el Cañón de Almadenes.

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Un dron del Centro Tecnológico del Mármol sobrevuela el Cañón de Almadenes. Guillermo Carrión / AGM

Tecnología de vanguardia para desvelar la prehistoria

Geofísica, genética, paleobotánica y zoología ayudan a profundizar en el conocimiento de los orígenes del hombre

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Martes, 18 de junio 2019, 02:34

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Desde que a principios de los años 80 comenzó el estudio y la investigación de los Abrigos del Pozo, los hallazgos de la arqueología han ido arrojando luz sobre los humanos que ocuparon estos refugios del Cañón de los Almadenes desde hace 8.000 años (cuando se sitúa el nacimiento de la agricultura y la ganadería en nuestra zona) hasta fechas recientes.

Restos de pigmentos rojos con los que se pudieron hacer las pinturas en niveles del Neolítico, brazaletes de caliza similares a los hallados en proceso de elaboración en La Serreta, restos de distintos tipos de trigo y cebada, de cabras y de ovejas, fragmentos de cerámicas lisas y decoradas con motivos geométricos, huellas de hogares prehistóricos y hasta los bloques desprendidos por efecto de un terremoto que la falla de Socovos produjo en torno al 5820 a.C.; conchas perforadas y trabajadas y cuencos de pequeño tamaño datados entre el Calcolítico y la Edad del Bronce o pequeñas vasijas rituales, completas, de tipología argárica, son algunos de los testimonios que van contando la historia de este yacimiento y ayudan a datar tanto los objetos hallados como las pinturas, de las que actualmente se han encontrado, al menos, tres fases diferenciadas en el Abrigo II y presencia de ellas en el Abrigo III, donde va a comenzar en breve la investigación.

De muy difícil acceso, recuerda Miguel San Nicolás, director de las investigaciones actuales y también de las primeras, cuando había que descender los 20 metros de desnivel por una escalera desde la parte superior del cañón, la accesibilidad universal ha sido un objetivo que ha ido avanzando al ritmo que el yacimiento ha ido desvelando su pasado. Así, con el 1,5% Cultural se recuperó el que debió ser su acceso primitivo, facilitando la visita a todas las personas, al tiempo que los sondeos arqueológicos anunciaban la presencia de más restos en niveles inferiores. Fue entre 2004 y 2011.

El Centro Tecnológico del Mármol aplica todas sus técnicas de investigación minera a la arqueología

Actualmente, se ha convertido en un referente nacional e internacional para el estudio del arte rupestre: «Sobre todo porque son excepcionales los lugares que tienen en el subsuelo las evidencias materiales de quienes realizaron las pinturas; y no sé de otro lugar en Europa que tenga acceso fluvial y terrestre», apunta San Nicolás, quien recuerda que también este espacio disfruta de las máximas consideraciones y protecciones culturales y medioambientales y que es uno de los 250 sitios integrados en el itinerario cultural 'Caminos del Arte Rupestre Europeo'.

Un ambicioso proyecto

Conscientes de la importancia de este sitio, en el que las excavaciones siguen arrojando luz sobre el final del Paleolítico y el inicio del Neolítico y para poner en valor el Abrigo III, el Ayuntamiento de Calasparra ha recuperado un ambicioso proyecto que busca profundizar en el conocimiento de los tres abrigos del yacimiento. Junto a las pasarelas para permitir el acceso a este tercer abrigo, también con pinturas rupestres, se publicará una guía para dar difusión al yacimiento, así como pósters «para implicar a la población y vincularla al patrimonio. De hecho, el Ayuntamiento ha celebrado reuniones con los guías de las empresas que enseñan este enclave por vía fluvial para que comprendan y transmitan su importancia y hacerlos partícipes de su custodia», resume San Nicolás.

El proyecto también prevé la recreación, mediante un convenio con el profesor Joaquín Lomba, del departamento de Prehistoria de la UMU, de cabañas prehistóricas en la parte alta del cañón, que «reproducen formas de hábitat del Calcolítico y el mundo argárico». Una construcción en la que pretenden implicar al mayor número de personas posible, entre ellos, estudiantes de la UMU, pero también escolares. De igual forma, con fondos de convocatorias de la Comunidad y el 1% Cultural del Ministerio de Fomento, el Ayuntamiento proyecta construir un nuevo embarcadero para el acceso fluvial, generando un itinerario que atraviese el bosque de galería e introduzca al visitante en el paisaje cultural de este yacimiento, y la idea es completar la iniciativa con la construcción de un centro ecológico y sostenible que pueda usarse como taller de investigación, como centro de acogida de visitantes y como base para prevenir y combatir los incendios forestales.

Pero, de momento, el avance de las investigaciones está hoy íntimamente ligado a las últimas innovaciones tecnológicas. Así, el Centro Tecnológico del Mármol, la Piedra y los Materiales ha puesto a disposición de la Arqueología todas sus técnicas de investigación minera para profundizar en el conocimiento de una época de la que no quedan más testimonios documentales que las pinturas rupestres, de difícil interpretación. Así, mediante el uso de georradares, explica Antonio Espín, geólogo del citado centro, se ha conseguido constatar que bajo los más de 3 metros ya excavados en el abrigo II todavía quedan, al menos, tres metros más de sedimento que permitirán «obtener más resultados y alcanzar los últimos periodos fríos del Paleolítico en la Región», apunta San Nicolás. «La idea es aplicar todo el volumen de técnicas de investigación minera al Abrigo III para contribuir al conocimiento de la arqueología», apunta Espín, que cita entre las distintas técnicas que se emplearán el uso de georradares -método electromagnético que permite detectar las características del subsuelo, la presencia de materiales distintos y la morfología del yacimiento-, las tomografías eléctrica y sísmica -que mediante electricidad y ondas, respectivamente, detecta la existencia de materiales distintos bajo el suelo-, la magnetometría -ayuda a localizar herramientas de hierro y la presencia de antiguos fuegos- y gravimetrías -que detectan variaciones de la gravedad para localizar la roca base-. «Este trabajo conjunto forma parte del proyecto Patrigeo, enmarcado en el programa de ayudas del Info para la realización de actividades de I+D de carácter no económico», aclara el geólogo Antonio Espín.

«El objetivo es analizar el sustrato rocoso con todas las técnicas que quepan aquí», garantiza Espín, que destaca la vocación del centro tecnológico de contribuir a generar conocimiento y a planificar qué merece la pena estudiar y las infraestructuras necesaria para ello, antes de tener que invertir dinero en ello.

A estás tecnologías usadas en el campo de la geofísica se suman las de otras disciplinas ya empleadas, como la paleobotánica -para conocer la flora de la zona y los inicios de la agricultura-, la genética y la zoología, que ayudan a constatar la presencia de especies domesticadas.

Imágenes de alta resolución para ver lo invisible

En el estudio del arte rupestre se ha generalizado, desde el desarrollo de la fotografía digital, el uso de nuevas tecnologías tanto para la conservación de los yacimientos, amenazados por la erosión, como para el registro de pictografías que el paso del tiempo han hecho invisibles para el ojo humano. En el caso del escáner 3D, mediante el empleo de un rayo láser, se puede generar una nube de puntos para reproducir virtualmente, de forma precisa, todo el abrigo, así como su aspecto visual, mediante la incorporación de cámaras, preservando el yacimiento para futuras generaciones y facilitando su acceso a investigadores.

Además, las fotografías de alta resolución permiten detectar marcas dejadas por las herramientas con que se realizaron las pinturas, así como profundizar en las imágenes por medio de software y aplicaciones como DStretch, que hacen visibles figuras que antes eran invisibles a simple vista.

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