Solo quiero entretenerme
ALGO SUPUESTAMENTE ENTRETENIDO ·
No todas las veces hay que vivir las cosas a flor de piel. En algunos momentos, solo tenemos ganas de que algo nos entre por ... los ojos y barra de nuestro cerebro aquello que está haciendo que no pare de centrifugar. Lo que no deja descansar nuestro cerebro, los pormenores de esta vida moderna que nos ha tocado vivir, nos envejecen y nos convierte en fantasmas. Por eso, yo reivindico el producto fácil, la creación artística que me permita desconectar y no tener que poner toda mi atención en lo que me está contando.
T y yo estamos enganchados a 'Lupin', la serie francesa de Netflix que se presenta de la siguiente manera: «Inspirado por las aventuras de Arsène Lupin, el ladrón de guante blanco Assane Diop se propone vengar la injusticia sufrida por su padre a manos de una familia rica». Podría ser una serie de sobremesa de sábado por la tarde de Telecinco, y en realidad lo es, pero vivimos una época dorada de la creación audiovisual, y hasta la cosa más horrenda, que puede hacer llevarte las manos a los ojos para dejar de mirar, puede tener un buen plano, un tiro de cámara original, hasta algún diálogo digno de no ser desechado en la basura.
'Lupin' mola. Y con eso basta. Si busco el punto exacto en el que me siento cómodo en el sofá y enciendo la tele, justo lo que busco es una serie como esta. Robos, intrigas, algo de melodrama y bonitos escenarios de París. El 'show' sigue la estela del Sherlock de la BBC, una obra a la que vuelvo cada cierto tiempo para disfrutar de ese momento que nos regaló el universo alineando a Benedict Cumberbatch y a Andrew Scott en la misma pantalla. Pero a diferencia de la serie británica, cuyos capítulos superan los noventa minutos, aquí me dan la sota, el caballo y el rey bien masticados, en 45 minutos frenéticos. Otro punto a favor.
Esta columna ha sido escrita mientras sonaban 'Coraline', de Måneskin; y 'Lo que tengo yo adentro', de Pereza
De la misma manera que respeto 'Friends' o a 'Cómo conocí a vuestra madre' por los buenos momentos que me ha dado, también guardaré un lugar especial a 'Lupin' cuando termine. Le pedí unos parámetros y los cumple con creces. No puedo más que aplaudir, de la misma manera que lo hago cuando en una carrera de Fórmula 1 empieza a llover y se monta un circo en los boxes. Esa es mi otra debilidad, las carreras de coches que llenan dos horas de mi domingo consiguiendo relajarme y darme paz. Porque, a veces, la vida va de no pedirle mucho a la vida. Justo lo que mi sofá y yo necesitamos.
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