El diestro Paco Ureña da un pase con la muleta, durante la corrida celebrada en Roquetas de Mar este sábado. efe / Carlos Barba

Roca Rey sale a hombros y a Ureña se lo quita la puntilla

Tres orejas para el peruano y una para Cayetano y Paco Ureña en Roquetas de Mar

francisco ojados

Sábado, 2 de octubre 2021, 21:58

Abrió plaza un toro colorado de Núñez del Cuvillo, que llevó por nombre Correviento, número 74. La tablilla marcaba que Pesó 434 kg. Toro cómodo por delante, como toda la corrida de Cuvillo, muy a modo para un cartel de figuras como el de esta tarde de sábado en Roquetas. Fue un astado que no anduvo sobrado, noble y al que apenas se picó, lo que ayudó a que llegara con movilidad a la muleta de Cayetano, el torero más antiguo de la terna y por ello el primero en entrar en escena. No se le puede negar raza torera al menor de los Rivera Ordoñez. De rodillas, con dos largas cambiadas recibió al toro, al que luego lanceó con prestancia a la verónica, hasta que el burel perdió las manos. Brindó la faena al respetable, que acabó con muletazos rodilla en tierra. Antes hubo buena composición en las tandas por ambos pitones, mejores las últimas por el pitón izquierdo, bien rematadas, especialmente una con un farol cosido al de pecho y otra en el que se echó por delante al colorado en un forzado de pecho. Pinchó antes de cobrar una estocada hasta las cintas y paseó el primer trofeo de la corrida.

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El cuarto de la tarde fue casi ensabanado, con pocas manchas negras, y botinero. Hizo cosas de bravo de salida y en su pelea en varas, empujando al caballo. Cayetano le hizo un quite por tafalleras y tras las banderillas brindo a Enrique Ponce, que asistía al festejo desde una barrera. Inició la faena de rodillas, pegado a tablas, pero quedó deslucido por un desarme, con el torero ya de pie. La casta del bovino derivó en genio, sacó complicaciones, no dejó estar cómodo a Cayetano que acabó de una media de la que tardó en caer el astado. Saludó una ovación, con algunos pitos de parte del público al que no le gustó el gesto del torero de mandar callar a un espectador que desde el tendido realizó algún comentario desafortunado.

Ficha

  • - Plaza de toros de Roquetas de Mar. Corrida de toros. Segundo festejo de Feria. Alrededor de tres mil espectadores en tarde agradable y leve brisa.

  • - Seis toros de Núñez del Cuvillo, parejos y a modo. Bravo el sexto.

  • Cayetano De tabaco y oro, oreja y saludos

  • Paco Ureña De blanco y oro, Oreja y saludos tras dos avisos.

  • Roca Rey Dos orejas y una oreja

  • - Roca Rey salió a hombros.

Arrastró los cuartos traseros el segundo toro de la tarde, de nombre Blanquito pese a tener una capa colorada. La evidente cojera provocó las protestas del público pidiendo su devolución. Con apenas un picotazo y dos pares de banderillas cambió Ureña los dos primeros tercios. Nadie daba un euro por el toro cuando tomó la muleta el de Lorca. Fue afianzando al animal hasta fabricar una faena bien estructurada de donde no se esperaba nada. Fue trasteo largo, primero de convencer al astado, hasta bajar la mano en dos series diestras. Con la izquierda manaron naturales largos, fruto de la buena colocación del diestro, que siempre dejó la muleta puesta para que el toro repitiera, lo que le costó mucho al astado. Un final por manoletinas puso broche a la faena, rematada con un espadazo del que rodó sin puntilla el astado, precedido de un pinchazo. Una oreja fue su premio.

Descastado y muy desaborido fue el burraco que hizo quinto. No se definió de salida, echando las manos por delante. Se le picó trasero y, para mayor infortunio, dio el astado una voltereta con el consiguiente costalazo. Como Cayetano, Ureña brindó a Enrique Ponce. El toro estaba atento a todo menos al torero, que tuvo que ordenarlo hasta conseguir con la zurda que el animal tomara la muleta. Entregado Ureña, llegó a escuchar un aviso toreando. Alargó su labor buscando el triunfo y después de acortar distancias, meterse entre los pitones y obligar a embestir al astado, perdió el trofeo al fallar el puntillero después de una estocada caída. A la desesperada, habiendo sonado el segundo aviso, descabelló de cualquier manera. Saludó desde el tercio una gran ovación.

Roca Rey se llevó el mejor lote de Cuvillo. Mejor rematado que los dos primeros fue el tercero de la tarde, un colorado ojo de perdiz que tuvo calidad. Lo aprovechó Roca Rey, que ya en el saludo capotero lució a la verónica y en el remate a una mano, soltando capa y en un ajustado quite por chicuelinas.

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Brindó desde los medios al respetable y comenzó con pases por alto su faena entre las rayas de picar. Mejor por el pitón derecho, el peruano tuvo la virtud de ligar las series, en un toreo de mano baja. Gustó mucho a la grada el inicio de una tanda con una pase cambiado. Le costó más repetir por el izquierdo al Cuvillo, pero Andrés también lució por ese pitón. Dos orejas.

El sexto fue un animal bravo. Las hechuras no fallaron y el mejor toro del encierro embistió con clase y con el hocico por el suelo. Lo toreó bien Roca Rey a la verónica y el quite tuvo mejor intención que ejecución. Brindó al público y el comienzo de faena, citando de lejos para enjaretar dos pases cambiados por la espalda, ya metió de lleno a los tendidos en la faena del peruano, que tomó altos vuelos en el toreo al natural. La puesta en escena y la ejecución de las luquesinas con las que puso fin su labor levantaron a la gente de los asientos. Dos pinchazos redujeron el premio a una oreja. Lo sacaron a hombros por la puerta de cuadrillas para evitar aglomeraciones en la puerta principal.

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