Puerta grande para Ureña, Roca Rey y Pizarro en Santisteban del Puerto
El de Lorca firma una gran faena a un toro de Sancho de vuelta al ruedo
Francisco Ojados
Domingo, 5 de junio 2022, 22:29
La última corrida de la Feria de Santisteban anunciaba un cartel con dos máximas figuras, como el peruano Roca Rey y el lorquino Paco Ureña, abriendo plaza el torero local Juan Luis Pizarro, que anunciaba su despedida de esta plaza.
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Tuvo la corrida dos partes bien marcadas, una primera por la falta de fuerzas de los astados de Sancho Dávila y otra segunda en la que se vino arriba la tarde, con tres toros con motor, nobles y enrazados. En conjunto, Pizarro se llevó el lote más completo. El de Úbeda paseó un cariñoso trofeo del primero de la tarde, un animal noble de Sancho Dávila, que dejó estar mucho al diestro. Mató al primer intento.
FICHA
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Plaza de toros de Santisteban del Puerto (Jaén). Corrida de toros. Cuarto y último festejo de la Feria de la Virgen de Collado. Lleno en la sombra y un tercio al sol en tarde calurosa.
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Seis toros de Sancho Dávila , bravos y nobles los tres últimos, el quinto premiado con la vuelta en el arrastre.
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Juan Luis Pizarro, una oreja y dos orejas .
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Paco Ureña , ovación y dos orejas con petición de rabo tras aviso
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Roca Rey , silencio y dos orejas
El cuarto fue un astado con motor y de mayor volumen que los tres primeros. Brindó el jienense a Ureña. La banda de música interpretó con maestría el pasodoble que animó a la grada y también al torero, que contó con el favor de los paisanos cuando logró asentar las zapatillas, en una labor desigual. Certero con la espada, fue premiado con las orejas, que le abrían la puerta grande.
Excelente nivel ofreció Paco Ureña durante toda la tarde. Saludó bien de capa al segundo del festejo, tanto en las acompasadas verónicas como en las chicuelinas al paso para llevar el toro al caballo y en el quite por el mismo palo, rematadas con largas cordobesas. Prometió el inicio de faena, por estatuarios, y las primeras series, una al natural muy profunda, pero el toro fue apagándose hasta llegar muy vacío a las manoletinas finales, en las que el torero se ajustó. Tenía la oreja en la mano, pero dos pinchazos la hicieron volar. Saludó una ovación.
Dejó casi sin picar al quinto, al que le hizo un quite por delantales rematado con revolera. Brindó su faena al público. El toro tuvo mucha calidad y poco castigado en varas, duró mucho. Paco Ureña, que brindó al respetable, lo enseñó a embestir por abajo en bellos muletazos de rodilla flexionada, para cuajar luego una gran faena. Ligó las tandas en redondo con plenitud, acertó en los remates, tanto por abajo como con los de pecho, se apretó al natural y toreó hasta escuchar un aviso al surgir la petición del indulto del toro de Sancho Dávila. Toro de vuelta al ruedo y faena de máximos trofeos, que quedó en dos apéndices al pinchar el de Lorca su obra de arte antes de finiquitar con un espadazo desprendido. Un gusto volver a ver al mejor Ureña.
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Fácil con la capa estuvo Roca Rey con el tercero. Poca fortaleza tuvo el bragado, lo que derivó en una labor de enfermero y alturas medias, que Roca abrevió por la falta de conexión con la grada, que además le recriminó los pinchazos.
Espoleado por el triunfo de Ureña en el quinto, el peruano le formó un lío al último de la tarde, gran toro, alegre, pronto y con recorrido. Brindó al pueblo y en los medios comenzó su faena encadenando pases cambiados por la espalda sin enmendar la planta. Luego corrió la mano con largura por ambos pitones, en series ligadas, para acabar donde al peruano más le gusta, en la corta distancia, metido entre los pitones. Una estocada entera, precedida de pinchazo dio paso a la concesión de las dos orejas y la salida de la terna a hombros por la puerta grande.
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