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El diestro lorquino Paco Ureña durante la lidia de su primer toro. Marcial Guillén/ EFE

Puerta grande para Ureña y Galdós en Yecla

El peruano cortó cuatro orejas y un rabo, el lorquino tres y Morante, que dejó detalles, una

Francisco Ojados

Yecla

Domingo, 10 de abril 2022

Joaquín Galdós y Paco Ureña fueron los grandes triunfadores de la corrida de toros celebrada este domingo de Ramos en Yecla. Ambos salieron a hombros, en una tarde que tenía, entre otros alicientes, la presencia en el cartel de Morante de la Puebla, que dejó detalles de artista y paseó un trofeo.

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Precisamente abrió plaza el sevillano. Saltó al ruedo un primer astado de Fermín Bohórquez, terciado y a modo, que echó las manos por delante en el saludo de capa de Morante, quien llegó a Yecla maltrecho por una fuerte voltereta recibida el día anterior en Añover del Tajo. Pronto evidenció el astado su falta de fuerzas, doblando las manos al salir del encuentro con el picador. Vista la condición del burel, comenzó su labor el de la Puebla con ayudados por alto, para pronto optar por abreviar, con un toreo sobre los pies de formas antiguas. Mató dignamente. El toro fue pitado en el arrastre.

Quiso desquitarse ante el cuarto Morante que, tras el puyazo, firmó un quite de dos verónicas y media en las que imprimió su sello. Lo poco que se pudo ver al sevillano con la capa.

Molesto con el viento, se refugió en tablas para comenzar su faena de muleta. Lo hizo por alto, agarrado a la barrera, con muletazos suaves, para después seguir toreando en el tercio, con parsimonia y dibujar un trincherazo de cartel. Andando se llevó al toro a los medios y allí se echó la pañosa a la zurda. No salió limpia la tanda y regresó a la diestra, mano con la que se acompasó más a la embestida. No se quedó a gusto y lo volvió a intentarlo con la izquierda hasta firmar un par de naturales apañados, antes de cobrar una estocada entera en buen sitio. Le fue concedido un generoso trofeo.

Comenzaba Paco Ureña su temporada española en Yecla. Y lo hizo a buen nivel. El de Lorca debutaba en esta plaza y estuvo muy dispuesto desde el inicio. Se soltó a la verónica en el saludo al segundo, rematando con la media, y tras pasar el astado por la jurisdicción del piquero se lució en un quite con tres chicuelinas de compás abierto para echarse después el capote a la espalda y acabar con gaonera y revolera. La faena de muleta fue creciendo desde un comienzo con pases por alto para enseñarle los caminos al toro, pasando por una fase intermedia de series a media altura, por ambos pitones, templadas, dejando para el final lo más meritorio, con el torero pisando los terrenos comprometidos, cruzado al pitón contrario y citando con media muletita para rematar los naturales detrás de la cadera. Un certero espadazo, haciendo bien la suerte, dio paso a la concesión de las dos primeros trofeos de la tarde.

Plaza de toros de Yecla.

  • Seis toros de Fermín Bohórquez , justos de presencia y de juego desigual, destacando tercero y sexto.

  • Morante de la Puebla , de burdeos y azabache, silencio y oreja

  • Paco Ureña , de carmín y oro, dos orejas y una oreja

  • Joaquín Galdós , de blanco y plata, dos orejas y dos orejas y rabo.

  • Incidencias: Menos de media entrada en tarde soleada y con viento. Ureña y Galdós, que se presentaban en esta plaza, salieron a hombros. Se guardó un minuto de silencio por las víctimas de la guerra en Ucrania.

El quinto fue un toro feote de hechuras y con poca chispa. Muy insulso. Lo brindó al público Ureña, que comenzó la faena llevando en línea al astado, enseñándolo a embestir. Molestó el viento, como en toda la tarde, y no terminaba el de Bohórquez de tomar con claridad la muleta del lorquino, que no desesperó y acabó por sacar agua de un pozo semivacío. Plantó las zapatillas en la arena y, con firmeza y poderío, obligó al toro a pasar por donde no quería. Trasteo de cercanías y compromiso, finiquitado de una estocada desprendida precedida de un pinchazo. Una oreja fue el premio al esfuerzo.

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Magnífica tarde echó Jaoquín Galdós en Yecla. Toreó bien con el capote al tercero, toro que embistió de maravilla de salida, primero con lances flexionando la pierna y luego componiendo la figura a la verónica, mismo palo que eligió para el quite, rematado con la revolera. Brindó al público. Tuvo virtudes el toro, sobre todo la prontitud y la repetición. Por ello lo citó desde la distancia el peruano en los inicios de las tandas, calentando la grada con dos molinetes de rodillas. En el toreo fundamental destacó especialmente con la diestra, en series hiladas, bien compuestas, y el final resultó muy vistoso, con muletazos profundos y la rodilla flexionada. Luego cayó la espada muy baja, pero no importó para el palco premiara la labor de Galdós con dos orejas.

Variado y aplaudido fue el saludo de capa de Galdós al sexto. Intercaló verónicas, chicuelinas y remató con una serpentina. Cambió el tercio de varas con apenas castigo y realizó un quite por verónicas. Se llevó el peruano el lote de la tarde. Si bueno fue el tercero, más completo fue aun este toro que cerró plaza. Una máquina de embestir. Joaquín le dio fiesta desde el inicio de faena, con muletazos rodillas en tierra, como en las tandas por ambas pitones, enganchando las embestidas con la muleta adelantada, fluyendo largos los muletazos. Faena intensa, adornada con molinetes y pases de las flores, pero sobre todo de buenos conceptos taurinos. Hubo quien pidió el indulto antes de que el diestro atronara al gran ejemplar de Bohórquez de un espadazo que hizo rodar al cornúpeta sin necesidad de puntilla. La petición de los máximos trofeos fue mayoritaria y atendida por el palco, convirtiendo al joven diestro peruano en el gran triunfador del festejo.

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