Qué bien se está cuando se está bien. Es de esas frases que, cuando la oigo, me pone los pelos de punta. Y no de ... emoción, sino de vergüenza y un poco de asco. Odio las frases hechas y que siempre las tengamos a mano, como un as en la manga, cuando las conversaciones cogen un camino inhóspito por el que nos vamos resbalando. Sin embargo, la frase con la que empiezo el artículo no puede albergar más verdad en sus ocho palabras.
Publicidad
Volver a la normalidad, pero no a la nueva, a la antigua, es algo por lo que suspiro. Bailar en una discoteca sobre un metro cuadrado de espacio nunca me ha apetecido, hasta ahora. Abrazar a los amigos, besar las mejillas de aquellas personas que quieres será la prueba empírica de que esto ha pasado. Pero, mientras, hay gente haciendo que nos sintamos cómodos en esta nueva realidad. El pasado sábado me acerqué a Las Noches del Malecón a ver a La Maravillosa Orquesta del Alcohol, y pasé dos horas que bien las habría firmado en 2019.
A pesar de los más de 30 grados y un cielo sin una sola nube, ese sitio es un tesoro que debemos guardar. La organización, los camareros, el escenario... todo encaja a la perfección y está realizado con mucho cariño y esmero. El concierto fue la guinda del pastel, pero durante todo el tiempo que duró sonreí, canté, levanté el culo un par de veces de mi asiento y miré las caras de T, P y A. Ellos también sonreían, sabiendo que la vida es una acumulación de estos momentos que por nada del mundo se pueden torcer.
Esta columna ha sido escrita mientras sonaban '1932', de La M.O.D.A., y 'Bed Head', de Manchester Orchestra
Además, vi a Diego, de El Backstage Mag, al que tengo un gran cariño. Le encontré contento, con su cámara inmortalizando cada uno de los momentos del espectáculo. Le vi sonreír, se lo merece. Pienso que tenemos que cuidar a nuestros medios culturales, sin los que no conoceríamos la mitad del talento que hay en esta Región. El trabajo que hace Diego, Cmon Murcia o Alternavivo por la cultura es increíble y no está pagado. Sin ellos, quizás la mayoría de la pulsión artística que viven nuestras calles no existiría. Tenemos que cuidarles y apoyarles.
Publicidad
El sábado fui feliz y, vaya, qué bien se está cuando se está bien. Y para ello, no es necesario una causa, solo un contexto. Soy de los que prefieren afrontar la vida desde un prisma positivo, deseando que lleguen los momentos buenos y esquivando los malos como un boxeador veterano. Les animo a que se apunten a esta dinámica, porque la existencia, tras esta pandemia que nos ha descalabrado a todos, pide buenos ratos y brindis. Aquí les espero.
Prueba LA VERDAD+: Un mes gratis
¿Ya eres suscriptor? Inicia sesión