Poesía de Toñi Perea como antídoto contra la intolerancia
Coherente, perfeccionista y directa, la periodista y poeta archenera acaba de iniciar la escritura de un segundo poemario tras mostrar su lucha contra el miedo y el caos en 'Batallas', estreno literario autoeditado en 2024
Un poema dedicado a su profesora Margarita y escrito en un folio decorado con cenefas de flores le sirvió para expresar su primer amor, ya que desde niña tuvo claro que la escritura era su forma natural de relacionarse y mostrar el alma. Miembro de la segunda promoción de periodistas de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), Toñi Perea venció el inevitable síndrome de la impostora –ese que aqueja a los perfeccionistas– lanzando al mercado editorial 'Batallas' (Diego Marín, 2024), un poemario surgido de la más intensa necesidad cuando, viviendo un proceso de enfermedad, tuvo que enfrentarse al miedo y al desengaño. Amante del té matcha y el vino con amigos, esa familia elegida de la que se siente orgullosa y agradecida a un tiempo, se crió entre Archena y Sabadell en una casa obrera de las que madrugaba, como ella, casi por castigo. Especializada en comunicación corporativa en empresas como Melones el Abuelo y Casa Rojo, ha pasado por diferentes medios y gabinetes de prensa de instituciones como la Demarcación de Costas y la Delegación del Gobierno. Ahora en paro y tras la muerte de su padre, la poesía vuelve a irrumpir con fuerza en sus días y noches. Confiesa que aún no sabe si tendrá que volver a financiar la publicación de 'Antídoto', como ya hizo con 'Batallas', pero asegura que si vuelven a abundar los noes editoriales lo hará de nuevo, animada por quienes le cuentan que su poesía es curativa y una tirita para el corazón. Se confiesa intolerante con los intolerantes, –«más que ellos», matiza–, inflexible con los discursos de odio. Pinchar música es otra de sus pasiones, como lo es su perro 'León', destinatario de un agradecimiento expreso en 'Batallas'. Vehemente y soñadora, entiende la poesía como camino y destino y cree, ante todo, que la palabra sana.
Lunes
18.00 horas. Mi segundo poemario se va a llamar 'Antídoto'. Estoy en un momento de incertidumbre, pero abrazo el cambio. Va a tratar justo de todo lo que nos hace recobrar fuerza y esperanza. Ese antídoto son todas esas cosas buenas que residen en cada uno de nosotros y que hacen que merezca la pena vivir. Mi poesía es algo vehicular que se puede entender y con la que se puede conectar. Escribo de la misma forma que hablo y me expreso, sin artificios. Cuando escribí 'Batallas', estaba en un momento bastante duro. A pesar de ir a la psicóloga, de cuidarme, la única forma que tuve de sanar fue escribir. Ahora que ha fallecido mi padre y ha pasado lo del curro, ni me planteo no escribir. He empezado hace un par de semanas y no voy a parar.
Martes
8.00 horas. Estoy experimentando una cosa que es totalmente revolucionaria: la vida 'slow' [lenta]. Me ha dado ansiedad tener tiempo de tomar un café sin prisas, poder estar presente en el presente. Voy al gimnasio tres o cuatro días a la semana y soy madrugadora. Viví en Sabadell, ciudad que levantaron andaluces y murcianos, y a mi familia la llamaban 'La escarcha', por lo madrugadores.
21.00 horas. El cine me apasiona, aunque igual puedo ver una película de Won Kar-wai que un 'Crepúsculo'. Escribo casi todos los días, pero lo que sí hago a diario es leer. Siento fascinación hacia Alana S. Portero, autora de 'La mala costumbre' y 'La habitación de las ahogadas'. Cuenta historias que a mí no me han pasado pero gracias a las cuales he podido entender miedos y obstáculos. Yo me he curado y me he sentido más libre gracias a ella, a Sara Búho, a Patricia Benito, a Roberta Marrero. Tanto Roberta como Alana son mujeres trans que no quieren ser cuerpos políticos, sino mujeres. Si bien no es mi caso, he podido entender algunas cosas. La palabra cura.
Miércoles
17.30 horas. Es difícil que una editorial te dé el pase. Vas a encontrarte con miles de noes antes de un sí. A través de las editoriales se ofertan obras que piensan que van a rentabilizar a corto plazo. Hay mucha gente muy buena que está publicando poesía a través de redes sociales y otro tipo de canales, sobre todo mujeres. Me encantaría que una editorial potente publicara 'Antídoto', pero ¿habrá alguna que sea suficientemente valiente? En 'Batallas' hay dos poemas muy de clase obrera. Hablo de las doce horas de papá, de esos turnos trabajando en industrias, desprotegidos y explotados; y de las doce horas de mamá en la conserva, con 33 años trabajados y sin tener un puto día cotizado. ¿Qué editorial va a tener las narices de publicar eso? Me gasté entre 600 y 800 euros para publicar 'Batallas'. Fue un salto de fe con el que no pretendía ganar dinero, aunque me ha hecho rica de otra manera.
Jueves
1.00 horas. Me quita mucho el sueño, como persona lesbiana y como ser humano, que estén atacando y vulnerando los derechos LGTBI, los derechos de las mujeres, de los migrantes. Hay que hacer sentir incómodos a los que están fomentando discursos de odio para destruir la esencia del ser humano, que es ser colaborativo. Hay que empezar a caer un poquito mal siempre que se pueda y sembrar la semilla revolucionaria para el bien común, aunque a veces sea un camino un poco solitario. Ambiciono que nos unamos y cambiemos esta mierda que nos está tocando vivir, esta involución que estamos experimentando con un genocidio retransmitido en 4k o con VOX diciendo que tienen que salir del país ocho millones de inmigrantes. No podemos permitir esta extrema derecha que se afianza en el miedo. Me quedo con la gente que el otro día, en Hungría, dijo no a Orbán en la manifestación más gorda del Orgullo que ha habido en ese país. Somos más, tenemos más fuerza, fondo y mensaje que toda esta gente que nos pretende manipular. Desmontar esta fiesta es muy educacional y tiene que ser intervencionista. Algo va a tener que pasar porque, si no, el extremismo va a ser el día a día, el nuevo paradigma. Lo estamos viendo en Estados Unidos, en Italia. Está en nuestra mano que no se instale. Por eso el arte es un vehículo necesario muy poderoso para criticar todo lo que está sucediendo. Siempre lo ha sido.
Viernes
11.00 horas. Me gusta enterarme de lo que está pasando a través de radio, prensa, redes... Empecé Periodismo por vocación, pero, cuando empecé a trabajar en medios, por la maquinaria capitalista que había detrás, se me desinfló el sueño. Veo propuestas como 'Carne cruda' o 'Saldremos mejores', y estoy recuperando la fe. Me plantearon hacer un pódcast para hablar de libros y feminismo, y eso sí me calentó un poco el 'morrico'. Si pasa finalmente será una cosa entre amigos, con cierto afán pedagógico.
Sábado
12.00 horas. Me gusta hacer escapadas y viajar. Voy a Archena todas las semanas, tengo allí a mi madre, aunque no voy tanto como me gustaría. Allí fueron mis inicios como DJ en sitios como el Bucanero y La Jungla. Me siento murciana, pero no puedo perder mi identidad catalana. Además, uno de los mejores trabajos que he tenido en mi vida ha sido como profesora de inglés y de español en China. Mi novia de entonces y yo decidimos ir a un 'pueblo' de tres millones de personas, Hohhot, lindando con Mongolia, para trabajar en una academia. Estuve casi dos años. China es para conocerla.
Domingo
14.00 horas. Tengo mucha suerte con mis amigos, con mi novia, mi hijo perro 'León' –aunque a la gente le jode que llames hijos a los perros– y mi familia 1.0. En las buenas, a veces nos vemos, pero en las más malas siempre están, que parecen los 'Cazafantasmas'. Tenemos un grupo de amigos que estudiamos todos en la UCAM. Nos llamamos Los poligoneros y somos casi todos LGTBI. Cuando me decidí a apostar por 'Batallas' y empecé a moverlo entre amigos y familia, me dijeron que es curativo. Si yo no me lo creo, tendré que hacerle caso a la gente que me quiere y me lo dice de corazón. Aunque tengo un síndrome de impostora de la hostia, no voy a hacer parálisis por análisis. Escribo y lo voy a seguir haciendo.
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