Borrar
Emilio Gutiérrez Caba da vida en 'Copenhague' al científico danés Niels Bohr. LV
Emilio Gutiérrez Caba: «No le podemos echar al Diablo la culpa de nuestros problemas»

Emilio Gutiérrez Caba: «No le podemos echar al Diablo la culpa de nuestros problemas»

Junto a Carlos Hipólito y Malena Gutiérrez, hoy representa en Lorca, y mañana en el Romea de Murcia, la obra de Michael Frayn 'Copenhague'

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Viernes, 18 de octubre 2019, 02:47

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

«Siempre, primero, las personas», dice Emilio Gutiérrez Caba (Valladolid, 1942), actor de raza, muy respetado y querido por el público. Habla con 'La Verdad' con motivo de la representación -hoy en el Guerra Lorca y mañana en el Romea de Murcia- de 'Copenhague', la obra de Michael Frayn en la que comparte escenario, a las órdenes de Claudio Tolcachir, con Carlos Hipólito y Malena Gutiérrez. 'Copenhage' narra «el encuentro que tuvo lugar en 1941 en la capital de Dinamarca, ocupada por las tropas nazis, entre el gran científico danés Niels Bohr y su exalumno Werner Heisenberg, representante de los estamentos nazis y enemigos por la situación de sus dos países durante la Segunda Guerra Mundial. El problema ético del uso de los avances en física teórica para el desarrollo de armamento nuclear es uno de los grandes temas de la obra».

-¿Qué nos recuerda 'Copenhague'?

-Lo peligrosos que pueden resultar ciertos conocimientos y descubrimientos en manos de inútiles con poder. Y, en estos momentos, estamos en manos de una casta política mundial absolutamente inoperante, de una panda de inútiles de la que se puede esperar cualquier cosa. En fin, hay que tomárselo todo con una relativa calma, con un punto de ironía y otro de serenidad.

«He procurado siempre apartarme de los malvados, y no frecuentarlos, con una relativa elegancia»

-¿Y con otro de esperanza no?

-¿Esperanza en que aparezcan héroes románticos como [Giuseppe] Garibaldi? No parece probable.

-¿España, pese a todo, es un gran país?

-No sé si España es un gran país, no me atrevería yo a utilizar ese calificativo. Es un país desconcertante, y me duele que no sea, porque así lo decidimos quienes vivimos aquí, un país mucho mejor de lo que es.

-¿Qué le resulta inquietante?

-Soy consciente de que el tiempo pasa, y eso es siempre algo inquietante. No se puede discutir lo que es indudable, y lo es que el tiempo es limitado.

«No sé si España es un gran país, no me atrevería yo a utilizar ese calificativo. Es un país desconcertante»

Emilio Gutiérrez Caba, que con anterioridad a 'Copenhague' representó 'Después del ensayo', de Ingmar Bergman, asegura haber «procurado siempre apartarme de los malvados, y no frecuentarlos, con una relativa elegancia. Por suerte, aunque también uno se lo busca, mi círculo de amistades y de conocidos es bastante pacífico y razonable». Lo dice siendo muy consciente, y tras haberlo podido comprobar, que «en cualquier momento te encuentras con que alguien que parecía ser una excelentísima persona, ha resultado ser un auténtico canalla».

-¿Qué procura?

-Aprender de los errores, que por lo menos sirvan para algo. Me resulta curioso, por ejemplo, ver a los futbolistas, cuando les han metido cinco goles en un partido y han hecho el ridículo más espantoso, decir eso de «bueno, en lo que hay que pensar es en el partido del domingo que viene y punto». Pues mire usted, no. Hay que reflexionar sobre lo que ha pasado, analizarlo, responsabilizarse de ello y aprovecharlo para ir teniendo perspectiva sobre las cosas.

Vulgaridad

-¿En qué error no suele ya caer?

-En el de pensar que las cosas son blancas o negras totalmente. No lo son, como tampoco las negras son blancas, y al contrario. Por ejemplo, ¿cómo no aceptar que es la propia sociedad española la que ha generado a su clase política, y las costumbres y usos de esa clase política? No le podemos echar al Diablo la culpa de nuestros problemas.

-¿Qué le resulta molesto?

-La mediocridad, lo gris, la vulgaridad. Hoy en día se salvan algunas cosas, pero el coeficiente de vulgaridad y de mediocridad no deja de inquietarme. Como también me inquieta que a la educación y a la cultura no se les dé la importancia que merecen: sirven para contener la cantidad de barbaridades que el ser humano podría cometer, para frenar un poco el superávit que tenemos de ideas destructivas, de deseo de hacer barbaridades.

«Estamos en manos de una casta política mundial absolutamente inoperante, de una panda de inútiles»

-¿Primero qué?

-Siempre, primero, las personas.

-¿Qué tiene claro?

-La vida consiste en sobrevivir, y tienes que intentar adaptarte a lo que te rodea.

-¿Qué no necesita?

-Salir a todas horas en los medios de comunicación para decir qué dolor de dedos tengo o cosas así de importantísimas.

-¿Dónde no vive usted?

-No vivo dentro de una burbuja, así es que me enfado muchas veces viendo las cosas que están pasando. Por ejemplo, la situación por la que atraviesa nuestro país me irrita mucho; pero también, en general, ver cómo está el mundo.

-¿Por qué?

-Me parece que estamos en una situación sin salida. Se está acelerando muy rápido el proceso de descomposición de la raza humana, pero bueno... Van tan rápidas las cosas... Siempre tengo la esperanza de que un gran supervolcán o uno de esos océanos iracundos nos trague a todos de golpe, con lo cual se acabarán todos los Putin y los Trump a los que me refería anteriormente, y todas las tonterías que somos capaces de hacer, que mira que son inagotables. Es que somos microbios, aunque algunos se crean dioses. Habrá que acabar con ellos, digo yo, y mejor que sea de una forma natural.

-¿Qué le han traído los años?

-Uno se siente más tranquilo, más seguro, aunque se te suavizan demasiado las aristas. Yo, ahora, soy capaz de hablar críticamente, pero no de una forma feroz. Ironizo mucho sobre las cosas, y he ganado un poco en perspectiva, o en sabiduría. Bueno, es un consuelo...

-¿En qué ha acertado?

-Con algunos trabajos, ni mucho menos en general. Acertar siempre, tanto en la vida privada como en la artística, es imposible. Espero que de aquí en adelante pase lo mismo: que siga haciendo cosas.

-¿Qué echa en falta?

-Reflexión. Qué necesaria y conveniente es. Pero hoy, esto de reflexionar se considera algo tan poco práctico que, prácticamente, ya no se hace. Desde luego, influye en ello la velocidad con la que vivimos. Tampoco creo yo que cada uno de los ciudadanos tengamos la posibilidad de cambiar el mundo; si acaso, algo podremos cambiar nuestro propio mundo más cercano.

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Publicidad

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios