Paco Ureña, volver a empezar
El torero de Lorca se encierra en solitario con seis toros este sábado en Madrid
FRANCISCO OJADOS
Murcia
Sábado, 21 de mayo 2022, 07:56
Fue, sin duda alguna, el gran nombre de la última temporada taurina celebrada antes de la pandemia del coronavirus. Paco Ureña firmó una temporada 2019 extraordinaria. Un año en el que el torero de Lorca actuó en 32 corridas de toros. Más allá de los números, lo relevante fueron los grandes éxitos en las plazas importantes. La salida a hombros de la plaza de toros de Las Ventas, la tarde del 15 de junio, pasó a los anales de la historia del mítico coso madrileño, por la multitud que se congregó a las puertas de la plaza para vitorear al nuevo héroe. No se vivía una salida a hombros de Las Ventas con tanta pasión en décadas. La temporada de Paco en Madrid se saldó con cinco orejas, y Ureña dejó huella y escribió páginas para la historia del toreo en cosos como Vista Alegre, en la Semana Grande Bilbao, donde cortó cuatro orejas el 23 de agosto, hito que no se recordaba en la capital vizcaína desde que El Cordobés lo consiguiera cincuenta y cinco años antes. Fue la cima de la temporada, no de Ureña sino de todo del escalafón, en un año en el que el torero de Lorca descerrajó puertas grandes de la importancia de Valencia, Nimes, Santander, Almería o Murcia, donde reivindicó su título de triunfador de la feria, ganado en años anteriores.
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Ureña, por méritos propios, se sentaba a la mesa de las figuras. Los años de esfuerzo, la lucha por conseguir un sueño, el duro trayecto, que incluso le había costado un ojo de la cara, por fin, tenía la recompensa merecida. Un año idílico con la guinda, en lo personal, de celebrar matrimonio con su gran amor, Elena González.
A final de temporada, el diestro lorquino, el torero deseado por todas las grandes casas, deshojó la margarita de la elección de apoderado, después de poner fin a su relación con Simón Casas. Anunció su acuerdo con un empresario joven, un emprendedor emergente en el ambiente taurino. El sevillano José María Garzón. El año 2020 se planteaba como el gran año de Paco Ureña. Valencia, Sevilla y tres tardes en Madrid, suponían un comienzo de temporada en la que el de Lorca se iba a subir al tren de las grandes ferias y de los carteles de relumbrón para no bajarse.
A Las Ventas, que lo lanzó de novillero, lo recuperó del ostracismo en 2013 y lo convirtió en «torero de Madrid», no cabía volver de cualquier manera
Pero llegó el coronavirus. La feria de Fallas de suspendió. De seguido toda la temporada. El dolor en la población, las pérdidas inesperadas y los confinamientos se llevaron casi todo, y también los toros. Ureña lo dejó con Garzón –no puso a su torero en la primera corrida que organizó en el Puerto de Santa María–, se fue con los Lozano, y junto a ellos trenzó el sendero de la extraña e incompleta temporada de 2021, que acabó el 17 de octubre en el mano de Abarán con Rafaelillo, y el torero lorquino gravemente herido con una fractura de vértebras. Finalizado el año, Ureña decidió tomar otro camino, en cuanto apoderados se refiere. Regresó a su equipo la persona que lo había acompañado en 2019, el matador de toros retirado Juan Diego. La independencia tiene un precio y Ureña lo está pagando.
Sin duda ha sido el torero más perjudicado por la pandemia, no solo por haber pasado, como gran parte de la población, la enfermedad, sino por el parón en seco que para su carrera ha supuesto el Covid. Él no se queja. Sigue su camino. Ello no impide que sepa valorar su realidad. La de un torero injustamente tratado al que las casas grandes y tradicionales del toreo le están haciendo un vacío inaceptable. Paco Ureña ha sido el gran ausente de las grandes ferias de principio de temporada. Valencia, donde reapareció después del grave percance de Albacete y donde cuenta actuaciones por triunfos, lo excluía de manera inexplicable de las Fallas.
A Sevilla no iba con una excusa de la empresa tan rocambolesca como que no tenía un cartel para darle a Paco la categoría que merece. Castellón, Nimes, Alicante..., tanto de lo mismo. Y llegaba el momento de negociar con la empresa de Madrid. Y Ureña, tipo cabal y de poca fanfarria, se reveló. A Las Ventas, la plaza que lo lanzó de novillero y que lo recuperó del ostracismo de matador de toros en 2013 y que lo convirtió en «torero de Madrid», no cabía volver de cualquier manera. Había que hacerlo con la categoría que se había ganado en el ruedo. Solo una tarde. Apuesta de todo o nada, en una de los grandes eventos de la Feria de San Isidro. Seis toros en solitario. Un gesto que solo se ha visto cincuenta y dos veces en la historia de la primera plaza del mundo. Solo un torero de la Región, Ortega Cano, en 1998 pudo hacerlo en este coso y fue en la Feria de Otoño, no en San Isidro. Todo el foco de la tauromaquia mundial estará puesto este sábado en el torero que protagonizó la última temporada completa vivida. Es el sino de Ureña, de nuevo, volver a empezar.
Hermanamiento con la Unión de Abonados de Las Ventas
La Unión de Abonados de Las Ventas y el Club Taurino de Lorca se hermanarán hoy también en un acto simbólico coincidiendo con la gesta de Ureña conducido por el periodista Íñigo Crespo. También se presentará 'Relato de un sueño: Sutullena, orgullo de un pueblo' con intervenciones de los tres alcaldes de la Ciudad del Sol desde el 11 de mayo de 2011, fecha de los terremotos.