Los novilleros murcianos se reivindican

Murcia tiene toreros. Quedó patente en la novillada celebrada este sábado en Cehegín, con Fran Ferrer, Parrita, José María Trigueros y Víctor Acebo buscando plaza en la novillada con picadores de la feria de septiembre de Murcia, pues el festejo de este sábado, con la colaboración de la Comunidad Autónoma, se planteaba como clasificatorio para que los dos triunfadores entraran en la feria, en una novillada en la que ya estaba anunciado la gran figura del escalafón de aspirantes a matadores de toros, el salmantino Marco Pérez.

La novillada tuvo muchísimo interés, de principio a fin, con la salida a hombros de los cuatro toreros. Se lidiaron en la primera parte cuatro novillos, muy terciados y de mucha nobleza, de Cayetano Muñoz, entre los que destacó el tercero, y en la segunda parte cuatro de Ana Romero, bien presentados, con casta, destacando el bravo 8°, novillo extraordinario.

Abrió plaza Fran Ferrer, quien se fue a esperar al primer novillo de la tarde a porta gayola, dejando claras sus intenciones. Tuvo nobleza el de Cayetano Muñoz en la muleta, pese a rajarse al final de la faena. Lo aprovechó Fran por el pitón derecho en series ligadas y templadas, aunque toreando muy por afuera. Se gustó en los adornos finales antes de matar de una estocada caída efectiva. Paseó la primera oreja de la tarde.

Parrita se las vio con un segundo de Cayetano que también tuvo mucha nobleza. Bullidor con el capote, brindó a Rafaelillo y David Lorente. Faena de bellas formas, en las que destacó una tanda al natural de toreo caro, por su expresión y lentitud, característica que quiso imprimir a su notable faena, rematada de una estocada en lo alto, algo tendida, por lo que tuvo que descabellar. Obtuvo dos orejas.

Un lío le formó José María Trigueros al tercero, novillo de juego excepcional. Completo y variado con el capote, incluso se sobrepuso a una fuerte voltereta en el quite por saltilleras. Brindó a Francisco Abril una faena que comenzó, de rodillas, toreando en redondo. Luego cuajó al novillo por ambos pitones en una faena vibrante que llegó mucho al tendido. Cerró con ajustadas bernadinas antes de una media en buen sitio y paseó los máximos trofeos. El novillo fue premiado con la vuelta en el arrastre.

Otro novillo noble fue el cuarto. Lo cuajó Víctor Acebo, que saludó a la res con la larga cambiada y se lució a la verónica. Brindó al torero local, Antonio Puerta, y comentó su faena en la mano derecha, pitón bueno del cornúpeta, en series bien compuestas y muy ligadas. No estuvo acertado con los aceros y perdió los trofeos.

La segunda parte del festejo fue para el encaste Santa Coloma de Ana Romero, con novillos enrazados que pusieron a prueba a los muchachos.

El quinto fue aplaudido de salida. Empujó en el caballo y tuvo seriedad en la embestida. Novillo importante al que plantó cara Fran Ferrer que, pese a lo poco toreado que está, no desentonó, lo que tuvo mérito ante novillo tan encastado. Incluso hizo un desplante a cuerpo limpio, tumbándose delante del toro. Mató de un fenomenal volapié del que dobló el Santa Coloma con la boca cerrada. Cortó una oreja.

El sexto tuvo sus teclas que tocar, pero cuando se le hicieron las cosas bien, respondió. Buscó el acoplamiento Parrita, que de mitad de faena hacia delante firmó lo mejor de su faena con dos series diestras componiendo la figura con empaque. Tuvo que tomar el descabello tras dos pinchazos y se pidió una oreja que fue concedida.

Toreó Trigueros al séptimo, el animal de más volumen del festejo, muy encajado en dos verónicas inmensas. Brindó a Rafaelillo. El novillo tuvo el defecto de salir de los embroques con la cara por las nubes y embestir al paso. Con la zurda, Trigueros aprovechó los viajes para construir faena por ese lado. Por el derecho el burel tuvo peligro. Pinchó y tuvo que rematar con el descabello, pese a lo que cortó una oreja.

Toreó con gusto a la verónica Víctor Acebo al octavo. Brindó a Francisco Abril. El inicio de faena doblándose por abajo tuvo sabor y acierto. A partir de ahí el de Ana Romero fue una máquina de embestir y Acebo realizó la faena de su vida. Sin música, porque la banda ya había abandonado la plaza, la banda sonora de la faena, plena de emociones, fueron los olés y los gritos de ¡torero , torero! de un público entregado a una obra de arte del joven torero de Pacheco que asentó las zapatillas y tiró del novillo en tandas cumbres por los dos pitones. Con el público pidiendo el indulto entró a matar y cobró un espadazo que tiró sin puntilla a un gran toro que murió sin abrir la boca. Los máximos trofeos para Víctor fueron incontestables, al igual que el premio de la vuelta al ruedo al bravo y enclasado novillo.

Al final no importó el largo metraje del festejo, casi cuatro horas duró la novillada, y los asistentes salieron de la plaza con la satisfacción de haber disfrutado de ver torear, y bien, a los jóvenes valores de la Región.

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