Raúl Pérez: «Mi sueño sería vivir de la música y, ante todo, acompañar a mi familia»
El pianista cartagenero que ganó el prestigioso premio en el festival de La Unión estudia jazz en San Sebastián
El joven cartagenero Raúl Pérez (2001) se convirtió hace algunos meses en el ganador del Filón Minero del Cante de Las Minas 2023, el premio ... con el que se galardona al mejor instrumentista presentado al certamen de La Unión. Lo hizo acompañado sobre el escenario de su madre, Mamen Fernández, y de su hermano, Diego Pérez –«a quien conocen como Diego Fernández»–.
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Tocar con «corazón, humildad y sinceridad», como dijo tras recibir este premio dotado con 6.000 euros, es, para el instrumentista, el secreto de su éxito. La afición por el flamenco siempre ha estado presente gracias al interés de su familia, un gran apoyo para el artista, que actualmente está en San Sebastián cursando el Grado de Jazz. Antes, pasó por la Academia Musico's con María José Linares y el Conservatorio Profesional de Música de Cartagena con José Miguel Atienzar. Por delante, un futuro por el que dejarse sorprender y al que no le cierra puertas.
–¿Cómo vivió aquellos días?
–Fue algo superrápido y superintenso. Entre los días de concurso, las galas, las madrugadas flamencas, al final te pegas todo el día ahí. Las semifinales las vimos de manera telemática, desde el campo. Ahí escuchamos el veredicto de la final y estuvimos bastante nerviosos. Nos pilló de sorpresa que hubiéramos pasado a la final. Y allí volvimos a tocar.
–¿En su familia hay aficionados o profesionales del flamenco?
–Nosotros hemos sido una familia de aficionados al flamenco. Mi madre se dedica a la peluquería. Yo desde pequeño he estado tocando el piano, siempre me había interesado la música y siempre he tirado por varias disciplinas.
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–¿Qué disciplinas?
–Al principio empecé con clásico. En la academia, estuve tres años haciendo tradicional así como en el conservatorio de Cartagena. Actualmente he pasado a tercero de carrera. Estoy haciendo el Grado de Jazz en Sebastián.
–¿Por qué se interesa por el jazz?
–Inicialmente no estaba informado de que se podía hacer jazz hasta que conocí a un compañero que estudió allí. Me flipó el mundillo, el lenguaje... me ha aportado mucho tanto técnicamente como musicalmente y profesionalmente para poder llevármelo al flamenco.
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–¿Por qué decidió presentarse al concurso del Cante de las Minas?
–Tuve un profesor el año pasado, Álex Conde, que me daba Armonía, que conocía el piano flamenco y sabía que a mí me interesaba. Fue el que me motivó a presentarme. A mí me daba respeto. Había visto a gente que admiro que se presentó y no llegó a la final. Yo me lo veía un poco raro. El verano pasado estuve componiendo una soleá y una taranta, pero fue algo por lo que no tenía ni idea de presentarme ni mucho menos. Finalmente, se acercó la fecha de apuntarnos este año, mandé los víceos y fue todo una sorpresa. Teníamos unos vídeos grabados desde la Navidad anterior, desde diciembre de 2021.
–A la hora de componer esa soleá y esa taranta, ¿en qué se inspiró?
–Me suelen inspirar mucho los discos que voy escuchando, tanto de [el guitarrista y compositor] Manolo Sanlúcar, como de pianistas como Andrés Parrios, que también ganó el Filón hace tres o cuatro años. También con lo que siga presentando la gente.
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–Su interés por el flamenco viene de familia pero, ¿por qué elige tocar el piano y no otro instrumento?
–Yo me quedo con el instrumento con el que me he criado prácticamente, desde que tengo uso de razón. Con cuatro años decidieron que era una buena idea que me apuntara a piano porque me dijeron que era lo único a lo que le prestaba atención era la música. Me gustó mucho y siempre me gustaba experimentar y jugar, pero ya luego, más mayor, hace tres o cuatro años, fue cuando realmente empecé a estudiar el instrumento.
«Se involucraron colegas míos para ayudarme a recabar dinero para subir a San Sebastián»
–Tiene varios caminos abiertos entre el jazz y el flamenco. ¿Tirará por la fusión de estilos?
–La carrera es una experiencia que me está sirviendo también de mucho bagaje profesional, sobre todo por el hecho de que estoy actuando en varios conciertos con mis compañeros, unos compañeros que están bastante activos, y colaboro en muchos proyectos independientes y es algo que también me nutre mucho para llevarlo luego al flamenco. Mi idea es seguir creciendo y seguir nutriéndome de mis compañeros y de esas experiencias que me brindan. Con el flamenco, ahora mismo con la excusa de que he ganado el Filón, seguiré componiendo para la gala el año que viene, es una motivación más.
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«Esto es lo que soy»
–También forma parte del grupo Rubateando Soniquete.
–Lo hice cuando decidieron contratarme para dar un recital en la Peña Flamenca. Ahí junté las composiciones que yo tenía un poco extrañas, basándome con el cuadro que tenía entonces, que era junto a compañeras de mi madre. Eran mis composiciones mezcladas con mi entorno. Así decía: esto es lo que yo soy y esto es lo que tengo. Era mi proyecto y le daba hueco a los demás artistas . Fue un proyecto puntual, pero hay cosas que sigo rescantando. Por ejemplo, hay guiños a esas composiciones con estructuras de blues. Ahí es donde aprovecho para fusionar jazz y flamenco. Todavía tengo pendiente darle una vuelta porque nunca sabes cuándo puedes reutilizar ese material pero de momento es un proyecto que sigue parado. Fue algo momentáneo y en lo que se involucraron colegas míos para ayudarme a recabar dinero para subir a San Sebastián, que barato no es.
«Con cuatro años me apuntaron a piano porque era a lo único que le prestaba atención»
–¿Cómo se imagina el futuro?
–Mi sueño sería vivir de la música pero, ante todo, acompañar a mi familia. Siempre que monto algo de flamenco intento contar con ellos lo máximo posible pese a que mi madre no se dedica a ello y mi hermano todavía tiene que terminar Bachillerato y hacer su carrera. Nunca sabes lo que depara el futuro.
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