Juan Antonio Ross: «Hay que plantar cara a este absurdo cotidiano, lo esencial no es cuantioso»

–Me ha sorprendido gratamente 'Interestellar'. Un Ross reconocible pero que se reinventa.

–Mi planteamiento siempre es precisamente ese, me entran muchos tipos de músicas en la cabeza y no descarto casi ninguno, pero Ross actúa como un filtro; de cada uno de ellos selecciono hasta donde quiero exponerlos, pero es verdad que siempre tienes que dejarte llevar por alguna emoción nueva. A esto lo llamamos evolucionar, reinventar, cambiar, de pronto parece que estás haciendo cosas que no has hecho antes y eso es emocionante y estimulante, te hace crecer como músico.

–Las bases rítmicas me parecen especialmente inspiradas, los bajos tienen más presencia, algo que dota de nueva vida a las siempre destacadas melodías de Ross. ¿Está de acuerdo?

–Es un aspecto muy cuidado en el disco y además he tenido mucho mimo con el fraseo. El tratamiento melódico está más adaptado que ninguna otra vez al aspecto rítmico y esto es una influencia directa del jazz, de forma que las melodías, que también me han preocupado bastante como es costumbre, se han ido calzando sobre aspectos de bases diseñadas con mucha más intención y conciencia, de hecho hay líneas de bajo camufladas en toda esta apariencia de pop y rock que son directamente Motown.

–De algún modo difuminadas.

–Así es. Hay aspectos puramente funk y motivos de 'obstinatos' que siempre me han resultado muy sugerentes, la armonía venía también supeditada a estos aspectos, quizá todo esto hace que le parezca un Ross diferente o nuevo de alguna manera. En esta ocasión las sílabas son pulsos rítmicos, cuando antes eran sonidos armónicos en una escala: la diferencia es sustancial.

–Es curioso, porque vemos a Ross como un clásico, pero canciones como 'Do it', 'Look' y sobre todo 'Perhaps the time' –la mejor en mi opinión– suenan rotundamente modernas. Sale bajo el logo de Tame Impala y tenemos nuevo hit mundial.

–Es una canción curiosa para mí. El estribillo circular fue el inicio y nace de un accidente, ya que me encontré la guitarra afinada de forma incorrecta, la cuarta cuerda estaba en E (Mi) y el resto en afinación estándar, pero yo toqué acordes normales; evidentemente sonaba extraño y descubrí todo un mundo que en realidad no sé si existe en tratados de armonía, pero la guitarra se comporta de una manera muy particular con esta afinación tan sutil. Luego vino el pequeño milagro de la letra, que hallé en un poema de TS Eliot. En fin, Tame Impala llega a las masas y Ross no, nunca sabremos por qué. Creo que hay canciones de Ross que podrían haber sido hits indiscutibles pero descifrar los motivos de que no lo sean no está en mis manos. La historia del rock está llena de ejemplos parecidos.

–'Interestellar', 'Constellations', 'Perhaps the time'... ¿El tiempo y el espacio son temáticas que le interesan especialmente?

–Lo son. El universo es algo realmente mágico y me sigue maravillando cuando tengo oportunidad de observarlo. No soy un friki ni tengo telescopio ni nada de eso, es más una cuestión filosófica. El tiempo me parece un concepto misterioso y el espacio es donde se suceden los acontecimientos, todo esto es tan relativo como quieras plantearlo y nunca sabremos de qué se trata verdaderamente. La condición de la vida es fascinante y a la vez tan limitada que me proporciona una constante sorpresa.

–En 'Do it' sugiere ser osado («don't try, do it») pero además, ¿es algo así como una oda a la música que nos parió?

–Podría ser. Canto «no lo intentes, hazlo» en relación a lo que yo he hecho en esta vida: hacer música. Esta canción es la más intimista porque habla de mí, de cuando no todo era luz, de cuando todavía tenía miedo, de cuando las nubes ensombrecían el horizonte. Ahora, quizás ayuda la edad, las cosas son de otro modo y la canción refleja quién soy y cómo soy en realidad: alguien que consigue ser más feliz cada día necesitando menos. Ser osado es algo obligado, hay que lanzarse y plantar cara a este absurdo cotidiano de repeticiones sin sentido. Lo esencial no es grande ni cuantioso.

–Ha salido el disco en plena pandemia. ¿Por qué se ha decidido a lanzarlo en un momento tan aparentemente poco propicio?

–Nunca se sabe, o al menos yo no lo sé, qué es propicio o no lo es. Lo cierto es que Rock Indiana tenía previsto publicar el disco en marzo y solo lo retrasó una semana, fue más bien una decisión suya y yo no vi ninguna pega en ello. Teniendo en cuenta que la promoción hoy en día se hace por las redes, no había nada que objetar y además creo que confiere al disco esa particularidad ya para siempre.

–¿Cómo sienta ser un artista muy apreciado por una minoría?

–Ser apreciado siempre sienta bien. La minoría que aprecia mi música parece entendida y eso me halaga. También creo que no he puesto todo de mi parte para engrosar la lista de autores de éxito, al ser un tanto disperso en mi carrera. Lo que soñé se ha ido cumpliendo, de un modo u otro.