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Concierto de Paradise Lost en Murcia. i. r.
Concierto de Paradise Lost en Murcia

Paraíso recuperado

La banda británica Paradise Lost presenta en la capital murciana su último disco, 'Obsidian', casi veinte años después de su última visita a la ciudad

Jueves, 20 de octubre 2022, 11:51

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Año 2003. Facebook es apenas el germen de una idea en la cabeza de Mark Zuckerberg, Daddy Yankee todavía no ha publicado 'Gasolina', la Era Galáctica del Real Madrid está en su máximo apogeo y la Sala Gamma de Murcia mantiene actividad regular, sin ser todavía esa cueva de Alí Babá que permanece cerrada hasta que un par de veces al año alguien recuerda las palabras mágicas. El panorama musical vive un momento dulce en la Región y las promotoras se permiten el lujo de correr riesgos, incluso algunas extravagancias. Es el año 2003 y pueden ocurrir cosas inexplicables, como que Paradise Lost, una banda de culto pero relativamente minoritaria, actúe dos veces en Murcia, con apenas ocho meses de diferencia.

Atrás quedaron esos tiempos locos. Han tenido que pasar casi dos décadas para que la banda de Halifax vuelva a pisar un escenario de la capital del Segura. El mundo ha dado muchas vueltas. A Facebook le ha dado tiempo a revolucionar las redes sociales y a pasarse de moda, el reguetón existe, sin que todavía se haya descubierto vacuna, y venimos de una pandemia que ha paralizado el mundo de la música en directo, que amenaza ahora con sufrir un efecto rebote. Paradójicamente, poco ha cambiado en las filas de Paradise Lost, una banda que mantiene prácticamente la misma formación desde que nació en 1988, con la única excepción de unos relevos en la batería, y que en los últimos años vive inmersa en una etapa creativa de retorno a los orígenes.

El regusto añejo que emanan sus últimas producciones, sobre todo el reciente 'Obsidian', disco que acaparó casi un tercio del repertorio que sonó este miércoles en el Garaje Beat Club, propició una sensación de homogeneidad que no por estudiada resulta menos remarcable. Y es que estamos hablando de una banda polifacética que a lo largo de los años ha incorporado a su metal existencialista elementos de 'doom', rock gótico e incluso pop electrónico. Así, la primera parte del concierto fue un bocadillo que tuvo a los clásicos noventeros 'Enchantment' y 'Eternal' haciendo las veces de rebanadas de pan, entre las cuales se ubicaron los temas de nuevo cuño 'Forsaken', 'Blood and Chaos' y 'Faith Divides Us - Death Unites Us', rellenando el emparedado de forma muy coherente.

Con la faceta más pesada y oscura de Paradise Lost predominando de forma tan evidente, sentaron como un bálsamo 'The Last Time', 'One Second' y 'Say Just Words'. Fueron las únicas concesiones a su época más melódica, que fueron alternando con otras piezas más áridas de su extensa discografía. Aunque personalmente eché de menos algunos guiños a sus etapas más experimentales, probablemente se trate de una opinión impopular, a juzgar por el aparente embelesamiento del público, que prácticamente llenó el aforo de la sala y se mantuvo en estado de trance durante la hora y media que duró el concierto.

Poco importó que el sonido no fuera el mejor posible, que la voz de Nick Holmes sonara un poco deslucida o que su presencia escénica fuera tan tímida como siempre. El embrujo de las guitarras de siete cuerdas de Greg Mackintosh y Aaron Aedy, tremendamente compenetrados, bastó para crear una atmósfera hipnótica y tan densa que casi se podía palpar, como la crisálida de un gusano de seda.

Tras el paréntesis de rigor, el quinteto británico regresó del camerino para ofrecer como 'encore' una versión invertida del bocadillo inicial. En esta ocasión el relleno fue 'Embers Fire', perteneciente a 'Icon', el disco que les consolidó en 1993, mientras que 'Darker Thoughts' y 'Ghosts', las dos piezas más destacables de 'Obsidian', sirvieron de pan. Tirar de una traca de clásicos habría sido una opción más segura para cerrar la noche y, por qué no decirlo, también más satisfactoria. No obstante, sin ser su último disco de lo más destacable que ha firmado Paradise Lost, le concedo el mérito de haber sabido conectar con sus primeros trabajos y, de algún modo, cerrar el círculo.

Reconciliados definitivamente con su legado y ahora también con la ciudad de Murcia, habrá que esperar para ver qué nuevos territorios sonoros deciden explorar los de Halifax a continuación. No creo que vayan a estar de vuelta dentro de ocho meses, pero ojalá no nos hagan esperar otros veinte años. Después de las buenas cifras de asistencia registradas este miércoles, quizá Alí Babá consiga encontrar las llaves para volver a abrirles la Sala Gamma.

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Concierto de Paradise Lost en Murcia: Paraíso recuperado