Omara Portuondo y su idilio con Cartagena

'La novia del filin', 'La diva de Buena Vista Social Club', 'La reina del Tropicana'... A Omara Portuondo se le ha tildado con mil acentos, pero su mejor alias es solo música. A secas. O música y amor. Por aquí la conocemos tan bien que la consideramos casi un poquito nuestra. Ha recibido el premio de La Mar de Músicas y ha actuado en numerosas ocasiones en este rincón del planeta, la última en 2016 junto a Diego El Cigala, pero antes a solas con su banda, acompañada por la Orquesta Sinfónica de la Región, con Chucho Valdés... Todas inolvidables, desde aquella primera en 1998 junto a otro astro como el gran Compay Segundo. Así que cuando anunció, ahora con 89 años, que realizaría una última gira internacional, Cartagena debió ser el primer lugar en apuntar en la lista. Ya lo apuntó hace unos días en 'La Verdad': «Actuar en Cartagena es casi como hacerlo en casa». También señala que «el amor del público es mi energía», entre canciones que no guardan otro secreto para ella que el de la magia de la música: boleros, guarachas, sones y danzones parecen recrearse en las inevitablemente gastadas cuerdas vocales de la gran dama del son. Se reciben como regalos porque el oficio se aprende pero el encanto se obsequia. Omara va bien surtida y la generosidad siempre jugó entre sus virtudes. Una velada tan entrañable como cabía esperar.

Un inicio de festival de alto nivel, tanto nominal como musical. Pero por encima de todo emocional. Porque como seguramente dijo alguien: el tiempo pasa, el tiempo cambia, pero aquello verdaderamente importante queda por siempre indeleble en algún lugar, ya sea el viento, la memoria, el alma o el corazón, esos sitios intangibles sin un lugar específico porque lo llenan todo. Gracias, Omara. Gracias por venir, gracias por ese cálido último beso.

Hoy continúa el Cartagena Jazz con una doble velada de mirada flamenca, por un lado otro crack como Dorantes, completado por el conocido trío jazzístico de Carles Benavent, Jorge Pardo y Tino di Geraldo.