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El cantante Manolo García, que vuelve a Murcia más espiritual que nunca, rodeado de globos. PROMOCIONAL
Manolo García: «No veo gente feliz en la calle»

Manolo García: «No veo gente feliz en la calle»

El artista presenta en Murcia el próximo sábado su último disco, 'Geometría del rayo'

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Viernes, 5 de octubre 2018, 00:14

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«Los anhelos -plantea un filosófico Manolo García (Barcelona, 1955)- son cada vez menos, pero más intensos». Y entre ellos emerge uno, quizá el más importante: «Anhelo intensamente ser feliz». El cantante catalán presenta el próximo sábado en la plaza de toros de Murcia su disco 'Geometría del rayo', un álbum que ha cocinado en busca de paz, de tranquilidad y buenas sensaciones. «Es un misterio por qué somos la especie más depredadora», lanza al aire.

Toma nota

  • Qué Concierto de Manolo García.

  • Dónde y cuándo Plaza de toros de Murcia, el sábado, a partir de las 21.30 horas.

  • Entradas desde 36,30 euros.

-'Geometría del rayo' está dedicado a todos aquellos que no pueden vivir sin arte. ¿Qué engloba para usted esta palabra?

-El arte es cualquier cosa que, realizada por un ser humano, da emoción a los demás. También es arte una montaña nevada y un paisaje, pero sobre todo, la acción que surge de la necesidad del ser humano de sentir emoción.

«Es un misterio por qué somos la especie más depredadora. Yo me vuelco en el arte, me vuelco en mis ganas de crear, en mi pequeño mundo de libertad», asegura el cantante

-¿Qué busca en este disco?

-Lo de siempre pero un poco más. Los anhelos son cada vez menos, pero más intensos. Anhelo intensamente ser feliz, dentro de mi concepto de felicidad, porque luego cada cual tiene el suyo. Para mí es estar a gusto, estar bien, compartir cosas con los demás, tener buenas sensaciones; busco llenar mis días con sensaciones agradables que me transmitan paz y tranquilidad.

«Escombro y suciedad»

-¿Esas sensaciones las encuentra en la música?

-Sí, absolutamente. No puedo vivir sin música, sin arte; la sociedad en la que vivo en ciertas cosas me decepciona. Viajo, por ejemplo, en tren de una ciudad a otra, y es posible que en esta ciudad haya habido una gran reforma arquitectónica para una exposición universal u otra cosa, pero lo que veo desde la ventanilla mientras viajo es también escombro y suciedad, y pienso: 'Dios mío, ¿qué estamos haciendo?'. Necesito el arte para que mi vida tenga sentido. Te cuestionas qué haces en medio del desastre e intentas que el desastre sea menor. En nuestro mundo occidental tenemos la suerte de gozar del arte, pero imagino que hasta en los países más pobres, ante las mayores penalidades, alguien busca la luz pintando piedras o haciendo esculturas en madera; busca una espiritualidad en todo eso.

-La misma sociedad que crea el arte es también la responsable del desastre.

-Nuestro paso por el planeta desde los inicios ha conllevado la alteración de los recursos y de la realidad de lo que nos rodea, desde las Cuevas de Altamira, con esas pinturas. El ser humano, por donde pasa, deja huella, y hace un gasto exacerbado de los recursos: gasta y rompe más lo que necesita romper. Es un misterio por qué somos la especie más depredadora. Yo me vuelco en el arte, me vuelco en mis ganas de crear, en mi pequeño mundo de libertad.

«No vivimos el momento»

-¿Para qué nunca es tarde?

-Nunca es tarde para empezar de nuevo, para ser feliz, para ser curioso, para disfrutar de cada día, por adversas que sean las circunstancias. Nunca es tarde para volver a empezar. Es la obligación del ser vivo: vivir.

-¿Se olvida demasiado?

-Sí, por supuesto; constantemente. Vivimos en la trampa del estrés, de la prisa, del ya y del ahora, y tenemos la mente muy lejos. No vivimos el momento, estamos pensando en lo que vamos a hacer dentro de dos meses... A este mundo no venimos solo a trabajar o a producir, venimos a respirar, a bañarnos en el mar, a descansar, a dormir después de la comida, a no querer acumular más de lo que necesitamos, y, sin embargo, estamos inmersos en un viaje trepidante y agotador, en el que nadie tiene la certidumbre de nada. Todo puede terminar en el siguiente instante, y pobre de ti si no has vivido, si no has dicho las veces que tenías que decir 'te quiero' a una persona, o si no has tomado las cervezas que tenías que tomar con tus amigos, porque, a lo mejor, mañana no puedes hacerlo. Vivimos en una sociedad que posterga la felicidad a agosto o a la Navidad: 'Luego, cuando llegue Navidad, ya iremos, ya nos veremos'. ¿Cómo? Yo quiero vivir un rato cada día, por eso no estoy constantemente de gira, ni grabando discos. Yo no quiero estar continuamente en la cresta de la ola, quiero cultivar otras pasiones que tengo y que me pacifican, me tranquilizan y le dan sentido a mi vida.

-¿Esa visión de vida se adquiere con los años?

-Bueno, mal vamos si no lo aprendemos. Es lógico que una persona joven tenga un reloj biológico trepidante, pero a partir de cierto momento te das cuenta de que la faena no es comerse el mundo, sino intentar que el mundo no te coma a ti. Es sanísimo no hacer nada. Socialmente la escalera está puesta de una manera que, cuidado si no ahorras, o si no piensas en el mañana. Lamentablemente, está muy mal organizado. Esta tribu nuestra es muy grande, somos millones de personas ante un mundo neoliberal y furibundo que te machaca y no deja vivir a nadie. Hay miles de injusticias, como que los bancos hagan negocio con tu dinero sin compartirlo contigo o que no haya un arbitraje de la carestía de la vida. Y esto hace que todo el mundo sea esclavo. No veo por la calle gente feliz, sonriendo; veo a la gente seria, estresada, todo el mundo diciendo 'uf, uf, qué difícil'... Algo hacemos mal.

-Ese sistema no parece que vaya a cambiar.

-El sistema 'per se' no va a cambiar. El cuerpo político, en general, está aliado con los grandes holdings, y no con el pueblo, y así vamos. Si no nos concienciamos de que debe de haber un cambio, no lo va a haber.

-Canta en 'Océano azul': «Llegaré al océano azul, soy un hombre nuevo». ¿Sigue reinventándose?

-¡Claro! Pobre de mí si no me reinvento. En lo musical y en lo personal. Intento mejorar, pacificar mi espíritu y estar lo mejor posible en este mundo. Aunque no me gustan mucho los aviones, soy capaz de cogerlos para viajar a estudios donde creo que puedo sacar un sonido diferente; me muevo para trabajar con músicos que no conozco pero en los que voy a confiar... Eso es reinventarse, esforzarse en dar algo nuevo, en que la ilusión no decaiga, y yo estoy ilusionado siempre. Soy una persona muy luminosa, mi tendencia es a la alegría, aunque luego en las fotos salga serio, pero me gusta la parte humorística de la vida; vivir es una broma buena de la vida.

-En Murcia actúa el sábado, ¿qué espera de su concierto?

-Estaré contento si tengo la misma acogida que he tenido en mis anteriores visitas. Que tengamos todos ganas de vernos y de cantar.

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