Cita con el violinista y director David Grimal
La Sinfónica de la Región vuelve a la normalidad con dos recitales en Murcia y Cartagena
La Orquesta Sinfónica de la Región de Murcia vuelve a la normalidad esta semana con dos actuaciones tras varios meses de parón por la pandemia. La Consejería de Educación y Cultura ha programado hoy en el Auditorio Regional Víctor Villegas de Murcia y mañana en el Auditorio El Batel de Cartagena dos conciertos con el músico francés David Grimal a la batuta y al violín. Mundialmente conocido por su doble faceta de director e intérprete, Grimal y la Sinfónica pondrán sobre los atriles el 'Concierto para violín en Mi Menor' de Mendelssohn y la 'Sinfonía Nº 4' de Beethoven.
«Es un concierto bonito el de Mendelssohn, siempre es un placer interpretarlo», comenta Grima en el vídeo promocional de estos conciertos. «Ahora mismo la gente necesita escuchar este tipo de música, llena de luz, y de amor, muy humana». Sobre la sinfonía nº 4 de Beethoven, asegura el intérprete que no se toca demasiado, «así que es una ocasión perfecta para hacerlo ahora» en Murcia y Cartagena. Por segunda vez, Grimal actuará con la Sinfónica. La primera fue hace dos temporadas, según recordó ayer el director general del Instituto de las Industrias Culturales y las Artes, Juan Antonio Lorca, «y entonces logró conquistar al público con su magistral forma de tocar y dirigir a la misma vez».
El concierto en Murcia tendrá lugar hoy, a las 18.30 horas, y las entradas están disponibles en la web del Auditorio Regional y en el teléfono 968343080. Además, será transmitido en directo a través de la plataforma 'MusicÖn', así como por la página de Facebook de la OSRM y por su canal de Youtube. Mañana será el turno del concierto de Cartagena, también a las 18.30 horas. Las entradas se pueden adquirir en el propio Auditorio, en la web de El Batel y en la web de Bacantix.
«La música nos dirige»
Preguntado por la posición en la que disfruta más, como solista o como director, Grimal responde que goza de igual manera en ambas, ya que se establecen relaciones distintas con los músicos. «Como concertino, me siento parte de ellos, aunque igualmente tenga yo el rol de director. Cuando terminamos el concierto, tengo la sensación de que hemos constituido una relación y que somos amigos y han tocado conmigo de un modo bien diferente. No solo siguiéndome, sino acompañándome, es una sensación muy buena». Ser director desde la posición de solista, confirma, no es tan complicado. «Estoy trabajando para crear espacios, propiciando que podamos encontrarnos en algún momento. Marco el tiempo, digo las variaciones... pero, en realidad, es la música la que nos dirige a nosotros, no al revés».