Mayte, cántanos hasta que paren las bombas
La cantaora catalana recibió el aplauso más largo de la historia de Jazz San Javier con su repertorio vital, que resultó ser un auténtico embrujo
Cántanos hasta que amanezca sin dolor, hasta que se despellejen los genocidas y vuelva el silencio. Que no se te agoten las fuerzas, Mayte Martín. ... La voz de la cantaora catalana es de los pocos motivos de reconciliación con el mundo que nos quedan. Una voz de verdad que el público que llenó el Teatro de Invierno –elegir bajo techo su concierto intimista fue un acierto– supo reconocer, a juzgar por los largos minutos de aplausos en pie que le dedicaron a la intérprete del Poble Sec.
En la era del eclipse de la atención, mantener a casi 500 personas en silencio reverencial durante 17 canciones es otra dimensión. Sin color ni apenas movimiento. Un embrujo. El gancho era emoción pura, al cubo y al desnudo. No había artificio visual ni sonoro. Todo sentimiento. Solo sentimiento sobre fondo negro, como una farola en la noche.
Concierto de Mayte Martín en Jazz San Javier
-
Quién: Mayte Martín: voz. Nelsa Baró: piano. Guillermo Prats: contrabajo. Vicent Soler: batería. Biel Graells: violín.
-
Cuándo: Miércoles, 2 de julio. Teatro de Invierno. San Javier.
-
Calificación: Magistral.
Con su riguroso atuendo enlutado y la única luz de sus canas acaracoladas, la cantaora gasta la apariencia de un flamenco antiguo y sabio. Es la sobriedad al cuadrado. También para su modo de decir, su gesto austero sin ser hosco, sus hambrientas palabras. No pone aditivos ni en el cómputo de notas. Canta las justas para herir y dejarte marchar vivo aunque sangrante. Lo domina todo. Sabe cantar de puntillas y romperse el pecho en un clamor.
Verdad es que el concierto fue de menos a más. Su 'Gracias a la vida' inicial, casi a capela, en frío, hubiera sido un colofón perfecto al altísimo concierto que repasó casi todo el arsenal de su último disco, 'Tatuajes', que sin embargo no contiene la archiconocida canción de León y Quiroga. Tiró de otras bombas de mano emocionales. Canciones de toda una vida, tan eternas que no han perdido carga explosiva para el corazón. Fue caldeando el teatro con 'Lucía', de Serrat –solo ella dignifica una versión serratiana– y 'Te recuerdo Amanda', de Víctor Jara, con esos silencios lacerantes que sabe administrar. Forma parte de ese estilo tan personal que la convierte en un género por sí misma. Qué más da lo que cante. La escucharías hasta el amanecer.
Sus músicos, de quilates, la hacen brillar desde la negritud del escenario. Una pianista, Nelsa Baró, autora de los nuevos arreglos a este cancionero de clásicos, soberbia, creativa, con autoridad, que juega a una complicidad total con la cantante, la espera, la intuye, la mece y la sostiene. Eficaces el batería y el contrabajo, con destellos personales, a aunque tuvo más oportunidades de lucirse el violinista Biel Graells en el juego de boleros. En 'Somos', que cantaba Lucho Gatica, puso su cromatismo melódico para acentuar el tenaz romanticismo de la pieza.
No echas de menos a Machín ni al Cigala cuando canta 'Corazón loco'. Ni la vehemencia de la Jurado o de Raphael cuanto reta 'A que no te vas' –¡waw!–, de Manuel Alejandro. Ni golpes de melena ni dramatismo corporal le hacen falta. Entra en trance con 'Lía', canción deudora de José María Cano y, por añadido, de Ana Belén. La cima dramática la alcanza con 'Porque vas a venir', de Amanda Velasco y Carmen Guzmán, conmovedora, sin fingimientos, porque es esa autenticidad sin vuelta de hoja, cruda y afilada, la que cautiva en esta cantaora sabia.
Hizo un bis doble, con 'La bien pagá', casi nada, de 1936, con nueva elegancia y digno desgarro. Terminó con 'S.O.S.' un 'hit' de Mayte de 1995, una aludida herida, una más de las que dan tan bellas canciones.
¿Tienes una suscripción? Inicia sesión
Comentar es una ventaja exclusiva para suscriptores
¿Ya eres suscriptor?
Inicia sesiónNecesitas ser suscriptor para poder votar.