Musealizan la sinagoga del castillo de Lorca, un templo de referencia para la cultura judía

El recinto cuenta con una plataforma mirador desde la que se puede tener un visionado general de todas las estancias. Paneles y vitrinas ofrecen información pormenorizada de todo lo que el visitante puede contemplar y algunos de los principales hallazgos que se produjeron durante las excavaciones previas al Parador de Turismo. Además, se ha incorporado una sala para el visionado de proyecciones en la entrada.

La musealización es un paso más para lograr la incorporación a la Red de Juderías 'Caminos de Sefarad'. La ciudad se postula como candidata principal gracias a su pasado judío y a la existencia de importantes restos arqueológicos que se unen a dos destacadas exposiciones, 'Luces de Sefarad' y, la itinerante, 'Huellas de la Cultura Judía', que ha recorrido importantes ciudades relacionadas con el ámbito judío como Lucena, Toledo, Ávila, Córdoba y Madrid, miembros de pleno derecho de la Red de Juderías.

Los estudios realizados han datado el edificio de la sinagoga en la primera mitad del siglo XV. Fue en ese momento cuando creció considerablemente la población y se hizo necesaria la construcción de un inmueble que pudiera satisfacer las necesidades de aquel colectivo. La sinagoga nunca fue transformada en iglesia al ser abandonada junto con el resto de la judería tras el decreto de 1492 durante el reinado de los Reyes Católicos que expulsaba a los judíos de España.

El hallazgo de la sinagoga obligó a modificar el proyecto original del Parador de Turismo para lograr su conservación. Los técnicos calificaron de «valor excepcional» el hallazgo, así como alguna de las viviendas del barrio judío. Siguiendo un riguroso respeto a los restos antiguos y con el asesoramiento de arqueólogos e historiadores se recrearon los volúmenes que originariamente tenía el templo. La madera permitió diferenciar lo nuevo de los restos de fábrica y ladrillos, y todo, siguiendo un estricto criterio de reversibilidad.

El entramado de maderas está colgado de una gran caja metálica que protege todo el complejo. Desde el exterior únicamente es visible a modo de un gran prisma de acero corten. La intención es que en un futuro puedan proseguir las investigaciones arqueológicas o incluso recuperar su aspecto original. Los trabajos de recuperación y recreación fueron dirigidos por el arquitecto Francisco Jurado, que recibió por ellos el Premio de Arquitectura de la Región de Murcia.