Desde Murcia para 'The New York Times'
La creadora Ana Galvañ abre a LA VERDAD las puertas de su estudio, donde dibuja los cómics y las ilustraciones que han sido publicadas en cabeceras internacionales
El hogar y lugar de trabajo de la ilustradora Ana Galvañ (Murcia, 1980), ubicado en el barrio murciano de Vistabella, cumple con las expectativas de una casa de artista. Un salón lleno de luz, estantes hasta el techo llenos de libros y mucho color, con el rosa, que también luce en su pelo, como predominante. Sin olvidarse del verde que emerge de una lámpara. Sus colores favoritos. «Como todo el mundo me lo dice, porque yo no soy tan consciente, el magenta, por lo visto, es mi color. Lo uso de millones de formas. Toda la gama del rosa al rojo siempre, desde niña, me ha gustado mucho. Y el verde. Me encanta esa mezcla, que es muy punk. Y, por supuesto, el negro. El negro es fantasía. A veces lo sustituyo por algún azul, para no desgastarlo tanto», dice.
La ilustradora, que tras una larga temporada en Madrid se instaló de nuevo en Murcia hace unos años por cuestiones familiares, anticipándose a la pandemia que haría a muchos reflexionar sobre si merece o no la pena vivir en una gran ciudad, abre las puertas de su espacio privado a LA VERDAD para conocer su proceso de trabajo, coincidiendo con la semana en la que se ha celebrado el primer Día del Cómic y el Tebeo, una jornada dedicada al noveno arte que se conmemorará, a partir de este año, cada 17 de marzo.
Recientemente, la artista recibió el premio Alfonso Décimo de la Cultura en la categoría de Ilustración y Cómic por el cartel para la exposición 'Cómic. Sueños e historia', de CaixaForum. El primer reconocimiento de la ilustradora en su tierra. «Me hace ilusión que me reconozcan en Murcia», explica Galvañ, autora de cómics como 'Tarde en McBurguer's', 'Pulse enter para continuar' y el cuaderno de actividades 'Juegos reunidos feministas', junto a Patricia Escalona. Además, como ilustradora colabora habitualmente en prensa y sus creaciones han aparecido en 'El País' y varios de sus suplementos, y en cabeceras internacionales de referencia como 'The Guardian', 'The Washington Post', 'The New Yorker', 'The New York Times', 'Socialter' y 'Berliner'.
«Fue una grandísima sorpresa que me llamaran para hacer el cartel de una exposición sobre la historia del cómic, una de las más importantes que se han hecho en el país. Además, el cartel era un reto porque tenía que ser modular y adaptarse a muchísimos formatos; no fue fácil porque tenía muchísimos elementos pequeñitos que iban conectados entre sí», indica la autora sobre una obra que hace referencia al proceso de creación del cómic y a la industria del cómic desde el principio del siglo XX hasta la actualidad «con originales de los primeros cómics de la historia, increíble».
«El año pasado fue muy bueno profesionalmente y espero que así siga»
«El año pasado fue muy bueno profesionalmente y espero que así siga», considera la artista, que, entre otros proyectos, en diciembre inauguró la muestra colectiva 'Constelación gráfica. Jóvenes autoras de cómic de vanguardia', que se podrá disfrutar en el Centre de Cultura Contemporània de Barcelona (CCCB) hasta el 14 de mayo. Una exposición comisariada por la editora Montserrat Terrones que reúne los universos creativos de Ana Galvañ, Bárbara Alca, Marta Cartu, Genie Espinosa, Nadia Hafid, Conxita Herrero, María Medem, Miriampersand y Roberta Vázquez.
«Somos autoras que veníamos de la autoedición, de la microedición, de los festivales... y nunca se había hecho algo a este nivel. Además, pienso que todas tenemos algo en común por las experiencias que hemos vivido, aunque somos muy diferentes entre nosotras, pero todas somos feministas y abogamos por que las mujeres podamos ser libres», indica Galvañ, quien considera que «en cualquier área y especialmente en esta es difícil darse a conocer siendo mujer porque hay fuerzas masculinas poderosas que intentan que no se nos vea. A veces es sutil, pero yo llevo tiempo y lo noto», afirma. «La exposición ha sido un bombazo y además no solo se ha mostrado una parte de nuestra trayectoria, sino que nos han dado la oportunidad de crear una instalación a propósito para la muestra. Esto ha permitido llevar el cómic a otros límites», dice la autora, agradecida a Jordi Costa, jefe de exposiciones del CCCB, y su equipo «increíble».
Libertad
Tableta gráfica y ordenador son, por cuestiones prácticas, las herramientas indispensables de trabajo para Ana Galvañ, que guarda sus bocetos, hechos a mano, en una libreta roja. Define su proceso de trabajo como «bastante clásico». Si son encargos como ilustradora para prensa, el tiempo se reduce a días u horas; mientras que proyectos como los cómics pueden llevarle meses o años. «En prensa algunas veces me dan directrices previas y otras ellas [las jefas] me dejan que conceptualice lo que quiera. Ellas normalmente, porque casi siempre son mujeres las directoras de arte», apunta.
«Es verdad que en prensa a veces tienen miedo a que no seas políticamente correcto, pero en general confían mucho en mí jefes y jefas y me respetan mucho», explica la autora, que encuentra en el cómic «libertad total». La elaboración de historias gráficas, «que es muy dura porque es menos alimenticia, genera muchas otras cosas, como un público muy agradecido, que además te da mucho 'feedback'», comenta encantada. En este caso es el editor el que puede ayudar o guiar, pero lo que quieren Toni y Sergi -Toni Mascaró y Sergi Puyol, de Apa Apa Cómics- es que yo tenga la libertad total.
«Aunque somos muy diferentes entre nosotras, todas [las artistas de la muestra 'Constelación gráfica'] somos feministas y abogamos por que las mujeres podamos ser libres»
Para conseguir concentrarse al realizar un encargo en un primer momento no puede haber ni un solo ruido, y nada de música o podcast. «Así me pongo a pensar. A lo mejor me siento en el sofá, o me tumbo en la cama o me doy un paseo y es así cuando me vienen las ideas», explica. Cuando algo se me ilumina y hago 'click' es cuando creo el o los bocetos» que presentará al cliente. Tras la aprobación de esto, la siguiente fase es dar color y, cuando ya está terminado, las texturas.
En cuanto al cómic, el proceso es más bien «una pesadilla y locura», pues «tienes que tener en cuenta la narrativa, los ritmos, los diálogos, las composiciones de páginas... si quieres que sorprenda al lector al publicarlo en papel tienes que reorganizarlo todo para que esa información caiga en la página correcta, en la que está detrás y no en la primera que se ve», dice la creadora, que considera que «hay cosas que en mi mente funcionan y que dibujándolas no. Y después, mientras estás dándole forma, vas cambiando el camino».
«El cómic, aunque es menos alimenticio, genera muchas otras cosas, como un público muy agradecido, que además te da mucho 'feedback'»
Atmósferas
Si algo es característico en la obra de Ana Galvañ, a la que decían que su estilo de dibujo era «oscuro» y sus personajes «inexpresivos», porque «no dibujo a gente sonriente, pues no me gusta representar personajes de forma muy caricaturesca», es el uso de colores vivos. «He estudiado psicología del color -se formó en la Facultad de Bellas Artes de Valencia, con una estancia Erasmus en Inglaterra-, pero ya llega un momento en el que no pienso en eso, sino que elijo los colores automáticamente. Sí sé que quiero generar una atmósfera y expresar ciertas cosas, y creo que cierta gama de color funciona pero no lo estudio tanto, me dejo llevar». Dice la artista, que en ocasiones ha tenido la necesidad de «romper» con lo que se espera de su obra, por ejemplo, dibujando en blanco y negro. Vuelta al negro, a esa «fantasía». «Es rotundo y potente», dice Ana Galvañ, y parece que así se esté definiendo a sí misma.
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