Los murales de San Bartolomé recuperan su luz
Los restauradores destacan la calidad artística de las escenas que Verdú y Muñoz Barberán crearon para el templo murciano
A casi 14 metros de altura –el equivalente a un edificio de cuatro plantas– Isabel Sánchez y Javier Lérida se esmeran en devolver a ... su estado original las pinturas de la iglesia de San Bartolomé, en Murcia, ajenos al trajín de las obras de albañilería que se desarrollan en las capillas y la nave central. La restauración de los murales del presbiterio representa la tarea más delicada del proyecto, ya en marcha, para acabar con las humedades, eliminar las grietas y rehabilitar los acabados interiores del histórico templo.
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Para los dos profesionales de la empresa Restauración y Conservación de Bienes Culturales (RYC), el encargo que le han encomendado supone «todo un privilegio», indican a LA VERDAD, que les acompaña en una de sus tardes de trabajo. Encaramados sobre el andamio han descubierto «la técnica tan bien conseguida, y con gran detalle de la anatomía», de las composiciones firmadas por el murciano Manuel Muñoz Barberán (1921-2007) y el malagueño Pío Augusto Verdú (1914-1989), y que desde abajo resulta difícil apreciar.
Aunque todavía quedan por delante varios meses de trabajos, los primeros resultados ya se notan en algunas de las escenas religiosas, que han recobrado su luz y su policromía después de eliminar las capas de suciedad acumuladas a lo largo de los años. El proyecto abarca la limpieza y consolidación de las pinturas datadas en 1960, cuando se terminó la decoración de la iglesia tras los destrozos que sufrió durante la Guerra Civil.
Parte de la composición del lateral izquierdo de la bóveda deberá ser arrancada para sanear las humedades del muro
Los murales, relacionados con la vida de San Bartolomé y con el sacramento de la eucaristía, ocupan una superficie de 80 metros cuadrados. Todo apunta a que Barberán y Verdú pudieron trabajar prácticamente a la vez en sus creaciones, para las que, según se ha sabido ahora, emplearon las técnicas de mural al fresco (directamente sobre la pared aún húmeda, como en la Capilla Sixtina) y en seco (con pinturas al temple tras un tratamiento previo del soporte). Dependiendo de una u otra, los restauradores deben recurrir a un procedimiento distinto a la hora de abordar la intervención. En la zona superior del altar mayor, la Coronación de la Santísima Virgen María ya luce sin las impurezas que le restaban esplendor. Para ello se han empleado disolventes especiales que aplicados con hisopos permiten ir retirando las manchas dejadas por el paso del tiempo sin alterar el cromatismo. Es una labor puntillosa, «que requiere de continuas pruebas, paciencia y mimo», indica Isabel Sánchez. También aquí se ha cosido, insertando varillas de fibra de vidrio, la fisura que rasgaba la composición, y que habrá que rellenar para hacerla desaparecer.
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Daños por las filtraciones
De momento, la restauración ya ha cubierto casi el 20% de los murales, y ahora los profesionales afrontan una de las fases más delicadas. En el lateral izquierdo de la bóveda del presbiterio, la zona más afectada por las filtraciones, los dos expertos consolidan con colas naturales los estratos pictográficos despegados por la humedad. Después deberán arrancar parte de esa composición (donde aparece un grupo de santos que de algún modo tienen que ver con la adoración eucarística) para sanear el muro y volver a colocar la escena, en la que destacan Santo Tomás de Aquino con los brazos extendidos y el Papa Juan XIII. Este imprevisto ha obligado a modificar el proyecto, con el visto bueno de los técnicos de la Dirección General de Patrimonio Cultural que supervisan las obras.
Parte de la composición del lateral izquierdo de la bóveda deberá ser arrancada para sanear las humedades del muro
Según Javier Lérida, la restauración ha permitido confirmar la autoría de cada una de las escenas. Así, mientras que las pinturas de la bóveda llevan la firma de Verdú (un autor bastante desconocido en la Región de Murcia), de Barberán son los tres paneles de murales al fresco del altar mayor, con una exaltación de San Bartolomé (centro), la elección del santo como apóstol (derecha) y la escena de La pesca milagrosa (izquierda). El proyecto prevé mejorar la ventilación del templo, lo que permitirá asegurar la conservación de las pinturas en el futuro.
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La parroquia se moviliza para sufragar las obras
La rehabilitación de la iglesia de San Bartolomé, que dirige el arquitecto Juan de Dios de la Hoz, pretende poner remedio a los problemas de humedades que arrastra la construcción y que están detrás de los desperfectos que presenta el interior del templo. Los trabajos avanzan a buen ritmo y podrían estar acabados antes del verano. El coste asciende a 450.000 euros, según indica el sacerdote Roberto Burgos, sufragados por los fieles con ayuda del Obispado. La parroquia se ha movilizado con diferentes campañas: la última, el sorteo de una plaza de aparcamiento en La Glorieta. El ganador, que se conocerá el 30 de diciembre, podrá hacer uso de ella nueve horas al día.
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