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'Hôtel des Roches Noires', Monet.
Monet y Boudin, mano a mano en el Thyssen

Monet y Boudin, mano a mano en el Thyssen

Una muestra explora la conexión entre discípulo y maestro a través de un centenar de piezas de los dos apóstoles de la pintura al aire libre

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Martes, 26 de junio 2018, 00:28

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Poco y mal se conoce en España la obra de Eugène Boudin (Honfleur, 1824-Deauville, 1898), apóstol de la pintura al aire libre, precursor y maestro de Claude Monet (París, 1840-Giverny, 1926), discípulo más que aventajado y cuyo talento superó, sedujo y arrinconó al de su maestro. El Museo Thyssen ofrece una muestra que, además de descubrir y revindicar el genio de Boudin, lo compara con el de su pupilo. Permite comprender cómo el maestro se asombró ante la audacia y la osadía de su alumno y por qué acabaron distanciados.

Ilumina el periodo de formación de Monet, en el que Boudin fue crucial. pero recorre las carreras de ambos explorando su conexión y los orígenes del impresionismo a través de dos figuras relevantes de la pintura al aire libre en la Francia del XIX. De las 103 obras que expone, más de 60 de Boudin, la inmensa mayoría no se habían visto nunca en España. Casi todas fueron realizadas en Bretaña y Normandía, donde germinó el impresionismo a la par que en París.

Juan Ángel López-Manzanares, conservador del Thyssen, es el comisario de la didáctica exposición, que revela «cómo el magisterio inicial de Boudin se tornó en profunda admiración hacia la audacia de su discípulo, que a veces hizo suya». «Monet era un talentoso caricaturista cuando en 1856 conoció a Boudin, el pintor más avanzado del momento, quien le invito a pintar y le transmitió su pasión por hacerlo al aire libre y captar lo instantáneo, algo central en Monet», apunta el comisario. Y eso que Boudin, que realizó hasta 7.000 dibujos, traicionó esa filosofía tomando apuntes de campo en verano y ultimando sus cuadros en el estudio durante el invierno y la primavera.

«Monet aprende de él, pero al final se revela y lo cuestiona. El alumno, que supera al maestro es mucho más audaz, mas brillante y más valiente para romper con las convenciones», explica el comisario. «Monet cambia de forma radical la pintura, se obsesiona con la fidelidad al objeto observado. Mientras que Boudin lo recompone de memoria, Monet plasma no tanto el conocimiento de las cosas como su impresión retiniana», destaca.

En dos cartas al final de su vida Boudin constata la hondura de su amistad y alaba el talento de Monet, pero le reprocha sus desencuentros y falta de reconocimiento hacia él. Monet no admitía que su arte se guiara por el de sus predecesores y «sólo en un momento muy tardío de su vida reconoció su deuda con Boudin y con los artistas de la generación anterior», escribe el comisario.

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