Borrar
José Rojo.

Ver fotos

José Rojo. Pedro Navarro

Un mexicano que se queda muy quieto

Importante actuación de Héctor Gutiérrez e interesante novillada de Adolfo Martín

Francisco Ojados

Calasparra

Viernes, 7 de septiembre 2018, 22:06

Necesitas ser suscriptor para acceder a esta funcionalidad.

Compartir

Los esperados novillos de Adolfo Martín eran protagonistas en la penúltima de la Feria del Arroz. Hubo de todo, y mantuvo el interés, sacando complicaciones y destacando el tercero.

Abrió plaza el novillero francés El Adoureño. En ninguna fase de la lidia llegó a confiarse frente a un animal que no pareció tener tan malas intenciones como precauciones tomó el aspirante a torero. De hecho, el novillo, pese a embestir al paso, no hizo nada feo. Entre que me quito y me pongo pasó la faena, que afeó aun más cuando, después de un pinchazo mató de una casi entera en los sótanos. La misma tónica siguió su faena al quinto, pero esta vez, el público no tuvo paciencia y el novillero, sin oficio, se vio sorprendido, fue volteado y quedó a merced del novillo en el suelo. Por fortuna salió ileso. Demasiadas carencias para ganado tan exigente.

El festejo

  • Plaza de toros de Calasparra quinta novillada con picadores de la Feria del Arroz. Dos tercios de entrada. Seis novillos toros de Adolfo Martín, de correcta presencia y juego interesante, destacando el tercero.

  • El Adoureño de grana y oro con remates negros, pitos y silencio.

  • José Rojo de corinto y oro, silencio tras aviso y ovación con saludos, con protestas tras aviso.

  • Héctor Gutiérrez de barquillo y oro con remates negros, vuelta al ruedo y palmas.

  • José María Lázaro saludó en banderillas.

José Rojo hizo de segundo en la terna. El de Trujillo se encontró con un Adolfo noblote, con el defecto de abrirse demasiado al final de los muletazos, con evidente tendencia a rajarse, lo que finalmente pasó. Firme de plantas, Rojo, que brindó a Filiberto, robó algún natural suelto, sin poder compacta las tandas. El voluntarioso trasteo acabó mal, con una estocada caída precedida de dos pinchazos. A portagayola recibió al quinto y solventó de capa las embestidas por dentro del animal. Se animó el extremeño a tomar los palitroques. Cortó el viaje el albasarreda y cubrió el tercio con nota, con un último para al quiebro. Brindó desde los medios. Para que hubiera de todo, también salió el toro complicado de este encaste. Listo, que sabe lo que se deja detrás. Estuvo firme el novillero y entró a matar con rectitud. El público se puso a favor del toro, hubo petición, que no alcanzó la mayoría y el muchacho saludó una ovación que algunos protestaron.

Apuntó maneras Héctor Gutiérrez en el quite realizado al segundo de la tarde, y quedó contrastado su valor ante el tercero, un bonito cárdeno que lució un nombre de toros importantes de esta ganadería. Madroño no defraudó. Tuvo clase, pero no permitió errores. Frente a él pisó el novillero mexicano los terrenos comprometidos, los que permiten a un torero funcionar en este difícil arte del toreo. Siempre colocado con verdad, tiró del animal con aplomo y cuando se equivocó, propio de un torero en construcción, lo pagó. Lo bueno hecho, incluyendo el pulcro manejo del capote, tuvo un pésimo epílogo al caer la estocada en el costillar. Sin oreja, la vuelta al ruedo, que le solicitó el respetable, fue , esta vez sí, un premio.

Con elegancia manejó el capote ante el sexto, tanto en los lances rodilla en tierra de saludo como a pies juntos. Brindó al público. El novillo llegó a la muleta reservón, no pasó y se quedó debajo del matador en cada pase hasta propinarle una voltereta y el azteca no se descompuso, siguió ofreciendo los muslos, anclado en el albero e impuso su ley. Sin orejas, la actuación de Gutiérrez tuvo importancia. De las de más verdad de toda la Feria.

Reporta un error en esta noticia

* Campos obligatorios