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Feria del Libro de Murcia.Luis Leante muestra la reedición de 'Academia Europa', novela que publicó en 2003. M. A. R. EDITOR
La semana de...

Luis Leante, creador de historias y atmósferas literarias

Conversador todoterreno y maestro en el arte de mirar con los ojos de los otros, el escritor caravaqueño ganador del Alfaguara de novela y tres Edebé de literatura juvenil reedita la que considera su cumbre: 'Academia Europa'

Domingo, 24 de noviembre 2024, 07:41

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Convierte su afán de perfeccionismo en una obsesión y confiesa que suele dar por concluida una novela solo por agotamiento, por no tener fuerzas para revisarla y editarla una vez más. Al otro lado de su balanza personal, se alegra de saber salir fuera de sí mismo con perspectiva, mirando a través de otros ojos. Luis Leante podría jactarse –y no lo hace– de haber dedicado media vida profesional a la enseñanza, su vocación, y la otra mitad a la literatura, su camino. Nacido en Caravaca de la Cruz hace 61 años, mellizo de una mujer que también se ha dedicado a la docencia, estudió Filología Clásica en la Universidad de Murcia y comenzó su andadura en las aulas de Moratalla en 1988, aunque fue en institutos de Alicante, provincia en la que reside, donde se fogueó como docente hasta 2009. Siendo estudiante, se estrenó con 'Camino del jueves rojo', novela corta que ganó el Premio Albacara, al que siguieron diversos galardones en certámenes de relatos que abrieron para él las puertas del mundo editorial. Quien le conoce le imagina acodado en una barra de taberna, pegando la hebra, feliz, con el mecánico de la esquina; paseando para estirar una columna castigada por las horas de escritura; saliendo de ver una obra de teatro, género por el que siente predilección gracias a Plauto, o entrando ilusionado a un cine. Enemigo de la hipocresía, asume que, entre los premios que han respaldado su trabajo, el Alfaguara de novela conseguido en 2007 por 'Mira si yo te querré' supuso un antes y un después: le permitió pedir una excedencia, recorrer toda América Latina y lanzarse de lleno a la creación. Con una autoestima que le viene pequeña al talento y un don de gentes cultivado desde su niñez, al calor y olor de la droguería-perfumería de sus padres, se define como un creador de historias que sueña con no jubilarse jamás.

Lunes

7.00 horas. Es un año especial para mí gracias a la reedición de 'Academia Europa'. Este jueves [28 de noviembre, a las 20.00 horas] la presentaré en la Casa de la Cultura de Caravaca, en un encuentro organizado por la librería Cervantes, y el 3 de diciembre en Atticus Libros, en San Vicente del Raspeig. Puede parecer un gancho de 'marketing', pero lo llevo diciendo muchos años: es la novela de la que estoy más satisfecho. Mi padre tenía una perfumería y tengo un olfato muy desarrollado, una literatura muy sensitiva. Me gusta crear atmósferas donde se sienta la humedad, la oscuridad... Y esta es la novela en la que conseguí la atmósfera más literaria. Ganó un premio [Ciudad de Barbastro, 2003] y eso debería haberme producido suficiente satisfacción, pero fue uno de estos galardones institucionales que no llegan a los lectores.

Martes

6.30 horas. Nací en Caravaca y para mí la única posibilidad de publicar era presentándome a premios. ¿Iba a mandar yo a Planeta, a Plaza & Janés, a Alfaguara, una novela con papel calco? Sin embargo, me presentaba a certámenes y los ganaba. Sin ellos no hubiera llegado al mundo editorial. Hay hipocresía en esto de los premios. La mayoría de los escritores que hablan mal de los certámenes se han presentado, porque los he leído siendo jurado, pero no han ganado. Alguien que es mezquino, envidioso y rastrero es así como escritor, mecánico o tornero fresador. He conocido a García Márquez, Vargas Llosa o Almudena Grandes, y las personas que están muy alto suelen ser modestas. La mayor mezquindad se da entre los escritores mediocres.

Miércoles

6.00 horas. A las seis de la mañana estoy ya trabajando. Ahora estoy en la fase de trabajo previo de una novela de adultos y de otra juvenil. Mi obsesión es escribir y reescribir... Lo que me sale a la primera no vale para nada. Es una labor que tiene más que ver con ser creador-artesano que artista.

19.00 horas. Me gustan las tabernas, lo he heredado de mi padre. Siento pertenencia al entrar en un sitio donde hay gente que no conozco, que casi no ha ido a la escuela. No soy nada selectivo.

Jueves

11.00 horas. Empecé a escribir literatura juvenil cuando dejé la enseñanza. 'Mira si yo te querré' salió de un viaje que hicimos cinco profesores y 30 alumnos de Crevillente al campamento de refugiados del Sáhara. De ese viaje salió otra novela juvenil, 'La puerta trasera del paraíso'. He tenido suerte con este género. Mis novelas se leen en los institutos, a los que hago unas 50 visitas al año. No he desconectado de los chavales.

23.50 horas. Me quitan el sueño las cosas más domésticas: tener que cambiar la bañera por un plato de ducha, que un grifo no funcione o que la calefacción gotee.

Viernes

12.30 horas. No tengo un día igual a otro. Voy a programas que hace el Ministerio de Educación para fomento de la lectura, hago trabajo de edición de novelas para editoriales, informes de lecturas... Cuando leo, voy al teatro o al cine, me cuesta ser espectador neutro. Siempre está la cabeza analizando, y eso no me gusta nada. He perdido la ingenuidad en la lectura. Habría hecho cine si hubiera nacido en la actualidad. He colaborado con mucha gente, he rodado cortos y he escrito con un director el guion de 'Mira si yo te querré', pero es un acercamiento de aficionado.

Sábado

13.30 horas. Tenemos un grupo de WhatsApp de amigos a los que nos gusta leer que se llama 'La casa tomada', como el relato maravilloso de Cortázar. Nos juntamos y salimos. Saben de literatura más que yo y están al día de todo. Soy el resultado de todo lo que he leído. Soy escritor porque soy lector. Me marcaron aquellos libros de 'Los cinco', de Enid Blyton, ahora tan denostados. También me influyó el 'boom' latinoamericano, con García Márquez, Rulfo, Cortázar... A 'Academia Europa' la defino dentro del realismo mitológico en homenaje al realismo mágico.

Domingo

6.30 horas. Cuando escribo me voy a una casa en la playa, y diferencio si es domingo por el tráfico. Si estoy en Caravaca reconozco los lunes porque hay mercado. La gente que es feliz en su trabajo suena ofensiva. Casi todo el mundo está deseando jubilarse, pero yo espero no cobrar una pensión nunca.

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