La semana pasada me llevé la mayor alegría de lo que llevamos de 2021: un tuit informaba de que La Mar de Músicas volvía este ... verano, y que lo hacía con un especial centrado en España y en «la nueva generación de músicos que se acerca sin prejuicios a sonidos tradicionales o folclóricos, mostrando una visión contemporánea de ellos». Todos los ingredientes, todo lo que necesitaba para cerrar con buena nota un marzo en el que he ido comprendiendo que aquello que nos hace estremecer es lo que nos va a salvar.
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En 2013 me salvó Revista Magma y el trabajo que allí se hizo. Intentamos durante dos años dar voz a una generación de artistas que ahora triunfa por todo el país. De todas las entrevistas que realicé, sin duda, me quedo con la de Paco Martín, antiguo director del festival, junto a R. G. Ambos le idolatrábamos y nos fascinaba la manera en la que, sin estridencias, cada año se superaba confeccionando un cartel delicioso, lleno de sorpresas como la de Benjamin Clementine. Pasamos un rato divertido charlando con él y nos enamoramos de su forma de ver la cultura.
Si algo ha conseguido La Mar de Músicas es no dejarse llevar por las modas. En la entrevista, Paco aseguraba que lo que les diferenciaba de otros eventos musicales era el atrevimiento. Y lo decía en una época en la que se estaba creando la burbuja de la música indie en nuestro país y, con ella, un sinfín de fines de semana al año en los que poder ver a Dorian.
Esta columna ha sido escrita mientras sonaba 'Cornerstone', de Benjamin Clementine; y 'Éblouie par la nuit', de Zaz
De la mano de José Luis Cegarra y de toda la gente que trabaja incansablemente en el proyecto han conseguido mantener, año tras año, una nota de sobresaliente. Y yo, que me siento muy cartagenero, volveré este año a la tierra de mi padre y mis yayos para disfrutar y gritar bien fuerte que la cultura no muere, que allí está para salvarnos y para ofrecernos un lugar al que pertenecer.
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Saludaré a Eugenio González y pasearé hasta llegar a La Milagrosa. Allí me pararé para volver a ver el grafiti de Paco que realizaron Draw y Contra, y que hace que el recuerdo de Martín y lo que supuso para Cartagena nunca se olvide, que siempre esté presente para explicarle a las generaciones venideras lo que esa ciudad era antes y lo que es ahora. El cambio que supuso su figura. Me apenó mucho la muerte de Paco, porque de alguna manera le debo algunos grupos que ahora me acompañan y me emocionan. Valoro eso como un regalo que, sin saberlo, me hizo a mí y a todo aquel que alguna vez se estremeció mecido por la brisa del mar en el Parque Torres, en la Plaza del Ayuntamiento o en la vieja Catedral.
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