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Llorando la cocina

LA COLUMNA GASTRONÓMICA ·

Lunes, 18 de enero 2021, 08:23

Podíamos estar tristes por haber finalizado la Navidad, Covid-19 incluida. A las tradiciones, se les pueden superponer otras, pero siempre conservan atrapada su esencia ... original. En Navidad se celebran muchas superpuestas. En el pretérito lejano, mucho antes de las Saturnales romanas y otras que precedieron, se despedía con el Solsticio de Invierno, que finalizaba el periodo de oscuridad creciente, en torno al 21 de diciembre, en el hemisferio Norte. En un tiempo se celebró Santa Lucia, que luego se adelantó al 13 de diciembre actual. Se iba a entrar en invierno, tiempo de miseria, de hambruna, sin pastos asequibles al ganado, que costaba mucho alimentarlo y se les despedía a algunos, para evitar el quebranto, al tiempo que se ingería carne fresca, como última oportunidad hasta marzo, en que la primavera volvería a hacer renacer de nuevo a la naturaleza esplendorosa. El o los animales adquiridos en primavera, se engordaban hasta diciembre en que protagonizaban la matanza y el curado. Tampoco es casual cuando celebramos la matanza, hoy. Son antecedentes de las copiosas comidas de Navidad.

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