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Lidó Rico, durante la sesión de fotos para LA VERDAD en el Casino y las Casas Consistoriales de Mazarrón. José María Rodríguez / AGM

Lidó Rico resucita y hace brillar el pasado minero de Mazarrón

El artista yeclano inaugura este sábado, en el recién rehabilitado Casino y en las Casas Consistoriales, la inquietante muestra 'El prodigio impensado'

Miércoles, 14 de febrero 2024, 01:30

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Lo ves trabajar y parece una selva: por la exuberancia de su imaginación y porque su energía se desborda en cada obra que acomete, en las que se deja el alma. Lidó Rico (Yecla, 1968) es un creador de mundos completos, misteriosos, de una plasticidad cuidada al detalle, generadores de preguntas. También saben de asombros y de arrebatos. Su arte es como un espejo que no refleja a los vampiros, a quienes no desean verse zarandeados ni por nuestro presente, ni por las tinieblas, ni por el esplendor y la corrupción de la carne. Acomete proyectos que transforman los espacios donde los muestra, así en España, México, Emiratos Árabes... Este martes, durante la sesión de fotos para LA VERDAD con José María Rodríguez, el artista aprovechaba cada intervalo sin posar para proseguir poniendo a punto la exposición 'Mazarrón: el prodigio impensado', que ocupara los espacios del recién remozado Casino y de las Casas Consistoriales, a partir de este sábado, cuando, a las 19.00 horas, se abra al público.

'Mazarrón: el prodigio impensado', que está comisariada por Míriam Huéscar y Mariano C. Guillén, y que se podrá visitar hasta finales de septiembre, es la segunda exposición del artista yeclano que forma parte del proyecto 'Horados', «cuyo propósito es poner en valor los enclaves más notorios de la Sierra Minera murciana». Tras la muestra 'Dádiva, la memoria horada', que pudo disfrutarse en el Museo-Teatro Romano de Cartagena, ahora le llega el turno a Mazarrón, fuego y mar. La exposición tiene un claro objetivo: «Traer al presente la memoria de esas personas que supeditaron su existencia al duro trabajo realizado en las minas».

Rico sostiene que «el arte contemporáneo se convierte en la herramienta más eficaz para establecer una serie de metáforas cuya potencia para implicar al espectador de manera activa, se hace patente en cada una de las diferentes piezas que la componen». Piezas que serán arropadas por una iluminación especial, a veces tendente a lo sagrado. También las minas conllevan sacrifico, e incluso provocaban la crucifixión de la salud.

A juicio de los comisarios, «gracias a su capacidad de empatía, Lidó Rico ha logrado hacer suya la esencia del menoscabo personal que implica la dureza del trabajo vinculado a la minería, llegando a tales cotas de intensidad que el estremecimiento se respira en cada una de las esquinas de los espacios intervenidos». Sus obras, que a veces se esconden y otras interpelan descaradas, cabalgan por territorios de «la infancia, la aspereza, la desesperanza, la aflicción y la severidad», sin olvidarse de explorar territorios como «los del compromiso, la certidumbre y conciliación», temáticas que fluyen por los subterráneos de un total de 30 obras que colonizarán desde el antiguo despacho del alcalde a mazmorras. Siempre inquietante.

Oscuridad

La muestra se completa con composiones, reflexivas y tendentes a lo poético, con las que Lidó Rico acompaña la presentación de algunas de sus obras. A propósito, por ejemplo, de 'La Japonesa' (2023), escribe: «Necesito olvidar esos interminables días de gruta y minas, de sudor, oscuridad y muerte. Préstame carnavales para tiznarme el kimono con el almagre que vive en mis uñas hasta transformarme en la 'geisha' que nada calla. El toque más elegante de mi atuendo será el kanzashi que lo corone. Cuando observes ese tocado, descubrirás aquello que hace crecer callos en la epidermis de mi alma, porque allí, en la negrura que tiñe la profundidad de la tierra, mientras mastico emanaciones que aniquilan, sólo hay márgenes para soñar en una jornada de mascaradas donde poder gritar aquello que pienso y callo».

Uno de los objetivos de este proyecto cuidado al detalle es «traer al presente la memoria de esas personas que supeditaron su existencia al duro trabajo» realizado en la minería

Suyas son obras como 'Los impensados', que se aproxima al invisible gas que en ocasiones se filtraba «entre vetas asesinas»; o como 'Neominerales', que retratra sutilmente los viajes de aquellos barcos que retornarían a sus países «cargados con las tripas de nuestras montañas».

El proyecto 'Horados', en el que seguirá trabajando Lidó Rico, al tiempo que prepara el lanzamiento de la denominada Fundación para la Dinamización del Arte y la Cultura Lidó Rico, cuenta con el apoyo de la Comunidad Autónoma de la Región de Murcia, del Museo-Teatro Romano de Cartagena y de los ayuntamientos de Mazarrón y La Unión.

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