Sergio Reyes: «Había un vacío de obras históricas de la época andalusí»

Después de cuatro años y un laborioso proceso de documentación, el novelista continúa la estela de 'Mursiya. El talismán del yemení' (2016) para ofrecer una historia que tiene más de realismo que de ficción. Hijos de un preparador de tintes, Ahmad y Nahir son separados de su familia por una terrible riada que los deja desamparados y en manos de dos hombres que desligarán sus destinos obligándolos a vivir aventuras que servirán de marco para presentar a la sociedad andalusí del siglo XII y personajes tan icónicos como el Rey Lobo o Ali ibn al-Arabí, padre del filósofo y místico sufí Ibn Arabí.

La obra será presentada hoy en ExLibris, a las 18.00 horas, en el Museo Arqueológico de Murcia de la mano del periodista, escritor y cronista de Murcia Antonio Botías. «Con él al lado va a ser una maravilla», admite el literato. Cita en la que se podrá adquirir por primera vez el libro antes de su lanzamiento el 29 de septiembre.

Por segunda vez y sin intención de abandonar dicha ambientación, Sergio Reyes se sumerge en los entresijos de una época distante que no suele ser muy popular en las novelas históricas murcianas. Corría el año 2000 cuando el muleño –al que siempre le había gustado mucho la lectura– se empezó a preguntar por qué siempre leía novelas históricas de sitios como Madrid o Barcelona, y no ambientadas en Murcia y su fundación. Reflexionó y se embarcó en la búsqueda de obras que respondiesen a su necesidad de conocer ese periodo de la historia. «Había pocas que hablaran de ese tiempo». Así que dio inicio a una aventura de prolongado camino. «Era autónomo, así que no pude empezar a escribir hasta 2010 o 2011». Ya con la idea germinada y creciendo en su mente, indagó y se documentó sobre la fundación de Murcia hasta constatar que existía un «vacío» a nivel literario sobre este momento de esplendor andalusí. Una ausencia que, cree Reyes, se puede deber a que los escritores murcianos se han criado en una cultura cristiana lejana a la musulmana.

Escribir o –más bien– documentarse para crear una obra de tales dimensiones resultó una tarea casi titánica porque debía adquirir unos conocimientos que normalmente se dan en la enseñanza obligatoria y, en la mayoría de ocasiones, caen en el olvido. «He viajado mucho para escribir estos libros», remarca. Ha estado en museos, centros de interpretación, yacimientos y también se ha entrevistado con especialistas como Julio Navarro para «conocer mejor la vida y la cultura del siglo XII». Pero, sobre todo, ha leído una cantidad considerable de artículos de investigación histórica y libros. «Llené la casa de una tremenda montaña de papeles hasta que tuve que informatizarlos» porque, literalmente, no cabía. Aparte de la lectura y la toma de apuntes, explica que elaboró muchos mapas hasta constituir una carpeta donde tuviera recogida toda la información necesaria para la redacción de la novela. «Hice mapas de restos arqueológicos situándolos en cada punto de Murcia para poder buscar a los personajes que vivieron allí». Fue así como descubrió que el protagonista semificticio Ahmad compró una casa que está dentro del actual yacimiento de San Esteban. Una vez recopilada la información y elegidos ciertos personajes se lanzó a la fase de escritura. Para la trama fue trazando relaciones, vínculos y personalidades en base a las biografías consultadas.

El fruto final de su esfuerzo es una serie de novelas independientes, al estar situadas en épocas distintas. A estas alturas, asegura tener escrito un 'spin-off' ambientado en los dos años anteriores al Gobierno del Rey Lobo –sobre el 1145– y gran parte de la siguiente entrega que, «si no le fallan las cosas», se ubicará en el siglo VII con los Banu-Hud.

Su periplo investigador le ha permitido superar las capas más superficiales y tópicas de la cultura musulmana para conocer detalles curiosos. «La costumbre cristiana de poner el nombre del abuelo a los hijos viene de aquella época, los musulmanes lo hacían mucho», descubre. Es por este motivo que aquellos que se decidan a recorrer las páginas de 'Mursiya. El pintor del Rey Lobo' comprenderán la importancia de añadir los apellidos para evitar confusiones a la hora de identificar a los personajes. Sin embargo, hay un descubrimiento que le ha marcado y es saber que determinadas manufacturas que se fabricaban en Murcia y otros puntos del suroeste en época musulmana terminaron usándose en iglesias cristianas de Italia. «Me llamó mucho la atención». Para adivinar de qué se trata es necesario sumergirse en la historia de Ahmad.