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El periodista García Martínez y el subcomisario Ortiz. vicente vicéns / agm
Tres presidentes de Gobierno, al cuidado de un murciano

Tres presidentes de Gobierno, al cuidado de un murciano

El subcomisario Ortiz lo explicó, sin fallar ningún tiro, en el Aula de 'La Verdad' y Cajamurcia

GARCÍA MARTÍNEZ

MURCIA

Jueves, 30 de noviembre 2017, 09:38

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El subcomisario Ortiz demostró a la nutrida concurrencia del Aula de Cultura, el pasado lunes, en Cajamurcia, que se sabe de memoria y al dedillo las casi cuatrocientas páginas de su libro: 'La sombra del silencio. La soledad del Presidente'. Aun cuando lo escribió hace unos años, siendo ahora cuando se ha decidido a publicarlo, respondió con todo detalle al aluvión de preguntas que se le formularon a lo largo de más de una hora de entrevista cara al público. Con ello quedó demostrado que este policía de Villanueva del Segura -a quien no le molesta que le llamen madero- vivió con enorme intensidad la peripecia que, sin él buscarlo, le adjudicó la superioridad: proteger, dentro y fuera de la Moncloa, a tres presidentes del Gobierno de España y a sus respectivas familias.

En los años ochenta, tras cumplir el encargo de procurar la integridad del presidente italiano, Sandro Pertini, durante su viaje por España, se hizo cargo de otra misión de gran responsabilidad, como fue convertirse en la sombra de Adolfo Suárez, Calvo-Sotelo y Felipe González. Su relación con estos personajes (y con sus familiares) fue tan cercana, que su libro aparece repleto de anécdotas muy humanas, que son las que, a la postre, más agradece el lector.

El libro recoge con amplitud más que suficiente -desde la perspectiva del profesional- las andanzas de los tres presidentes en su calidad de políticos que se desenvuelven en la zona más alta de la gobernación del Estado. Pero no olvida en ningún momento que se trata de seres humanos, con sus talantes, sus maneras, sus manías y, si me apuran, sus pequeños vicios. Esto es lo que hace que la narración meramente policial quede tan enriquecida, hasta el punto de componer lo más parecido a una ficción, dada la calidad de la anécdota. Este es, sin duda, uno de los mayores atractivos del libro, que se lee como si fuera una novela.

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