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'Juancho' Armas Marcelo. GONZALO CRUZ
Juan Jesús Armas Marcelo: «Una y otra vez sospechamos que la libertad está en peligro de desaparecer»

Juan Jesús Armas Marcelo: «Una y otra vez sospechamos que la libertad está en peligro de desaparecer»

El autor canario presenta hoy en el Aula de Cultura de Caja Mediterráneo el primer tomo de su libro de memorias: 'Ni para el amor ni para el olvido'

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Miércoles, 14 de noviembre 2018, 02:32

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«Una y otra vez, la libertad es un debate que nunca termina precisamente porque sospechamos que siempre está en peligro de desaparecer, de encogerse en nuestros miedos individuales y colectivos (...)». Juan Jesús Armas Marcelo (Las Palmas de Gran Canaria, 1946) es un cultivador de amistades eminentes y un «coleccionista de monstruos». Lo dice su editor y «sabio literario» José Esteban, a quien dedica el primer tomo de memorias, 'Ni para el amor ni para el olvido' (Renacimiento, 2018), un volumen jugosísimo, condimentado con episodios inolvidables de los que ha sido testigo en sus 72 años de vida. Hoy, el escritor hablará de libertad, de la memoria y de la gran cultura asociada a la lengua española, en un acto (19.30 horas, Aula de Cultura de la Fundación Caja Mediterráneo en Murcia) presentado por Francisco Florit, catedrático de la UMU y director del Premio de Novela Vargas Llosa, y por Alberto Aguirre de Cárcer, director de 'La Verdad'. Armas Marcelo está en una terraza. Solo, fumando un tabaquito y tomando un café. «Esto es un lujo de viejos ricos», admite. «¡Es que es un lujo estar solo!»

-¿Qué relación tiene con Murcia?

-La misma que con el resto del país. Tanto hablamos mal de España que es nuestro país. Ni siquiera voy a juzgarlo como patria ni como nación, ni me interesan estos conceptos políticos. Ustedes son de aquí y saben lo que es la luz, y para gente que ha nacido en la luz y en la cercanía del mar... ¡Yo no quiero perder esa memoria! Es una relación de amistad cercana y de profundo respeto, no es de las peores tierras precisamente. Se come muy bien y la gente es muy amable, y yo viajo todo el tiempo, y luego hay una historia y una urbanidad y un urbanismo que me gustan.

«La literatura es un mundo de egos, yo no niego el mío, pero siempre pregunto en comparación con quién, y yo me quedo por debajo»

-Se salió usted con la suya porque su padre no aprobaba del todo su interés en dedicarse a la literatura.

-Mi padre tenía una cultura literaria interesante y era muy lúcido. Pensaba que a un muchacho al que le gustan las copas, las mujeres, el fútbol... y las lenguas clásicas al mismo tiempo, es decir, un batiburrillo tremendo, que tenía que sacarme de todo ese mundo que es normalmente perjudicial. Pero no pudo. Porque esto era una verdadera vocación. Mi gloria personal es que mi padre vio que yo tenía razón y me la dio antes de morir. Los padres viven mundos paralelos. Y es muy complicado ahora mantener la memoria porque este mundo actual borra la memoria, es un mundo de urgencias, de novedades y asombro, un mundo al mismo tiempo terrible. No hemos evolucionado tanto como se espera. Así somos.

-Es una suerte haber vivido tan de cerca aquella Barcelona de 1972 en la que coinciden las leyendas más influyentes del mundo de la edición, la intelectualidad y la literatura en lengua española, desde García Márquez, Vargas Llosa, Gil de Biedma y Juan Marsé a Carmen Balcells, Carlos Barral, Beatriz de Moura o Jordi Herralde. ¿Qué descubrió?

-La literatura es un mundo de egos. Yo no niego el mío, por supuesto, porque es innegable y evidente, pero siempre pregunto en comparación con quién y siempre me quedo por debajo, felizmente. Yo le agradezco a la vida haber conocido a tantos maestros que, al final, me han enseñado a discernir bien, a elegir a los amigos. Ahora soy un abuelo feliz, que escribe y viaja todo el tiempo, que dirige la Cátedra Vargas Llosa, conozco y sé discernir entre quién y quién no. Y cada vez que se me pega un monstruo tóxico trato de decirle que siga su camino y que me deje aprender, que no me estropee el día.

«El día que murió Franco fue el más feliz de mi vida, más incluso que cuando nacieron mis hijos. Había generaciones enteras que estaban esperándolo»

-La política y sus desvaríos; su ardor concupiscente, sus pasiones. Mucho material nostálgico que sirve para reconstruir una biografía salpicada de islas y lugares exóticos, con Madrid como «la ciudad de mi vida», y de anécdotas maravillosas vividas en los círculos literarios.

-Es que soy un privilegiado, porque he vivido muchos episodios y he estado en ellos. El 23-F, que lo voy a contar en el segundo tomo, yo estaba allí, y sé quiénes estaban en el Congreso. He vivido la muerte de Franco, que para mí fue el día más feliz de mi vida, más incluso que cuando nacieron mis hijos. Episodios que generaciones estuvieron esperando en España durante la dictadura. Y a mí se me produjo todo esto a los 30 años, y yo venía represaliado porque me habían hecho Consejo de Guerra y me habían condenado [después de quince meses en arresto domiciliario, por la publicación de un libro de José Ángel Valente, fue condenado a seis meses y un día de cárcel, y la pérdida de derechos civiles], y eso está narrado también en estas memorias.

-Mucha gente teme tomar decisiones, y usted cuenta que irse a vivir a Madrid fue una de las mejores, sin que eso fuera renunciar a Canarias.

-Es que se puede ser canario y elegir Madrid para vivir, y seguir amando tu tierra y criticar Madrid en lo criticable y criticar a Canarias. Es que hay un sentimiento patriotero muy extendido según el cual se dice que los paños sucios se limpian en casa. No, mire. Se limpian en cualquier sitio si están sucios, y en casa también.

-Dice en un momento dado: «El llamado mundo libre está lleno de especímenes de toda laya y condición que venden su alma al diablo del poder por el plato de lentejas en que se esconde y supone su deseo de servidumbre frente al ejercicio de la libertad de escritura (...)». ¿Ha amado la libertad por encima de todo?

-Es muy probable que yo no me haya sometido a ciertos poderes, incluidos los mediáticos, que no sea un elemento sumiso y que sea un elemento sospechoso. A mí no me quiere mucho la gente de Prisa; pues, será por algo. El excesivo poder hace que uno se revuelva contra eso. Nunca me ha gustado que me usen los poderes mediáticos. Fui a una reunión en Madrid, una especie de conspiración para tirar a Felipe González, que llevaba 14 años, y vi un mejunje de izquierdas y derechas y cosas raras, y me fui al bar y me tomé un ron y dije: 'Adiós, no vengo más'. Lo mismo me pasó cuando Franco en Canarias, en una reunión del Partido Comunista, en la que me di cuenta de que eran ¡jesuitas! Soy muy insumiso, no me someto a mandamientos porque los manda el señor.

«El nacionalismo me repugna, si hay alguna patria de un escritor esa es la lengua»

-¿También se pierde siendo así?

-Yo he perdido situaciones de privilegio como pago a esa libertad. Pero qué es mejor: ¿ser libre o perder situaciones de privilegio perdiendo parte de tu libertad? La libertad es lo más grande que se ha inventado, es mejor que la cocaína y todo lo que tú te eches. Es la mitad de la felicidad en el mundo. Y esta que tenemos la tiene solo el 6% del mundo.

-Siempre ha mirado hacia América Latina. ¿Cuál ha sido su vocación?

-Mi vocación ha sido la literatura de mi lengua, a donde llegue mi lengua llega mi vocación. Me repugna el nacionalismo, pero si hay alguna patria de un escritor esa es la lengua en la que escribe y la que se expresa. Donde llega mi lengua llega mi libertad. América Latina es una cercanía tan cómplice y tan llena de vida, que cuando llego a un país de los míos tengo que serenarme en un par de días porque tengo un ataque de euforia que puede ser muy negativo si no pongo las cosas en su justa medida.

-Qué le ha dicho Mario Vargas Llosa [su eterno amigo y protagonista del libro 'El vicio de escribir' (2008)] de este primer volumen de memorias que viene a presentar a Murcia.

-Que es muy divertido, que dice la verdad y que es muy libre. Yo le dije: 'Coño, pues con todas esas cosas, ¿por qué no escribes un artículo? Y me respondió: ¡Es que somos hermanos y me daría vergüenza decir muchas cosas!'. Si este libro es importante es por la gente que se mueve en sus páginas, parecen vivas, y yo las viví piel con piel en viajes, enseñanzas, borracheras fantásticas y creativas... El segundo tomo irá por los años 80.

-¿Por qué no fue militante del PSOE?

-Tenía que haberlo sido, esa era la ideología que me mueve, pero soy sospechoso para ellos y ellos para mí. El PSOE es el partido de la generación, aunque yo me he presentado con Ciudadanos las dos últimas veces en último lugar porque soy amigo de Marta Rivera de la Cruz y de Albert Rivera. A veces Albert me llama a comer, y es un muchacho muy bien preparado, que le llena algo de ilusión la idea de cambiar la clase política, que no depende de ellos sino de la sociedad. Pero no tengo ambrosía por la política ni por militar en nada. Lo ideal es mantenerme al margen. Y disfrutar este café.

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