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La escritora Teresa Vicente Vera. Vicente Vicéns / AGM
Perder la cabeza, romperte el corazón

Perder la cabeza, romperte el corazón

Teresa Vicente Vera presenta hoy en Murcia su libro de relatos 'Amores malsanos', editado por La Fea Burguesía

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Martes, 14 de noviembre 2017, 03:24

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Hay un tiempo para el sexo y las huellas que destila, como el que habita en el relato 'Actos de amor': «Todavía sentía calor entre las piernas. Si su mente se relajaba, volvía a evocar ese sueño que le había trastornado. No se lo podía quitar de la cabeza». Y otro tiempo para la muerte, para la muerte por amor, como la que protagoniza el final de 'El colombófilo': «Un día Carmen se levantó muy enferma y sus hijos la ingresaron en el hospital. Su solícito marido, como siempre, no se movió de su lado: la aseaba y pintaba, para que ella siguiera sintiéndose siempre atractiva. Pero una mañana Antonio no volvió: había muerto de repente. Todos, y especialmente él, habían estado muy pendientes de Carmen, y un catarro pertinaz, que no se cuidó, había terminado derivando en una fatal neumonía. Los hijos sospecharon que había querido preparar el camino para que, cuando su madre falleciera, fuera donde fuera, estuviera todo preparado para recibirla». Ambos relatos se incluyen en 'Amores malsanos' (La Fea Burguesía), el libro de Teresa Vicente Vera (Murcia, 1957), que hoy -20.00 horas- se presenta en el Aula de Cultura de Cajamurcia, en Murcia.

«Hay dos tipos de personas a la hora de enamorarse», indica la escritora y empresaria, autora hasta la fecha de poemarios como 'Enraizó en el agua' (2010), 'Dispárame vida' (2013) y 'Estigma' (Renacimento, 2016). Por un lado, «las que lo hacen de quien no deben y saben que van a caer en un pozo», y por otro «las que lo del pozo lo evitan». Así de sencillo, en apariencia, porque hay pozos desde cuyas aguas emergen cantos de sirena alucinógenos que se apoderan de mentes y corazones. ¿Y cuál es su caso? «Soy una mujer práctica y, por instinto, me gusta juntarme con gente buena que me vaya a hacer más agradable la vida. No tengo vocación de víctima».

  • Obra 'Amores malsanos', editado por La Fea Burguesía.

  • Autora Teresa Vicente Vera.

  • Presentación. Hoy, a las 20.00 horas. Aula de Cultura de Cajamurcia, en Murcia.

  • Participan. Mariano Sanz Navarro (escritor), Fernando Fernández (editor) y la autora.

A propósito de 'Amores malsanos', el novelista Pedro García Montalvo explica que «en esta su primera, consistente y aguerrida salida narrativa, la poeta ha elegido una colección de cuentos unidos por un tono y una temática de ironía maliciosa, y a veces un punto divertidamente cruel, que tiene muchos ilustres precedentes en la prosa ('Crímenes ejemplares' de Max Aub) y más cercanos en el cine ('Relatos salvajes' de Damián Szifron)». El autor de obras como 'El relámpago inmóvil' (Destino, 2009) precisa que «hay, desde siempre, dos tipos de cuentos. Los que nada pretenden, y pasean su pequeño y vivo espejo -sereno, como la luna en las aguas- ante un fragmento de la existencia, como los de Maupassant, Chéjov o Katherine Mansfield. Y los relatos que quieren sorprender al lector, con una revuelta, un giro. Yo prefiero con mucho el primer tipo de cuento». Y 'Amores malsanos', apunta García Montalvo, recoge «narraciones de las dos clases. Curiosamente, una de las que yo destacaría -llena de resonancias- pertenece a la segunda tradición, que no es mi favorita: 'El secreto'. Pero así son las cosas. Son los misterios de la lectura».

La autora de 'Amores malsanos' cuenta que «ya desde pequeña, yo quería hacer magia con las palabras; siempre he deseado enamorar a los demás a través de la escritura, aunque, por circunstancias de la vida, y como nunca es tarde, empecé en serio en la literatura a los 50 años». Y en serio sigue viviendo y escribiendo: «Soy una mujer guerrera, peleo hasta el final, y creo que sé adaptarme a las circunstancias y que tengo facilidad para ponerme en el lugar del otro, en el sufrimiento del otro, y entenderlo». Y tiene un sueño, ¡escúchenlo!: «Un ejército de mujeres se extiende como una onda expansiva. Son como el discurrir del agua: solo las detendrá el fin del tiempo».

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