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Los poetas cartageneros José María Álvarez y Noelia Illán, posando delante del café Le Danton de París.
'La mirada de la Esfinge' recoge los mejores poemas de amor y sexo de José María Álvarez

'La mirada de la Esfinge' recoge los mejores poemas de amor y sexo de José María Álvarez

La antología, publicada por Olé Libros, ha estado al cuidado de la también poeta Noelia Illán

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Lunes, 9 de marzo 2020, 09:16

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Dice a fuego lento: «Espero no haber decepcionado». A los lectores, por supuesto, pero sobre todo a su maestro y amigo, el poeta cartagenero José María Álvarez, nacido en 1942. Poeta inmenso. Animal de violenta inteligencia privilegiada. Vividor sin tiempo que perder. Autor del santuario de versos 'Museo de Cera', al que se van sumando sus nuevos poemarios, cuya primera edición vio la luz en 1974 y la última en 2016, en Renacimiento. Noelia Illán (Cartagena, 1983) es también poeta, y la que espera «no haber decepcionado» con la antología de poemas de Álvarez que acaba de publicar en Olé Libros: 'La mirada de la Esfinge'.

Encontrarán a Álvarez en estado puro, desnudo de alma en poemas como 'Bugle call rag': «La ciudad es una gran llanura / perdida a través de las ventanas de este sitio. / Mi vida va pasando sobre los cristales. / En este bar cumplí un día 17 años. / Y una mujer bebió conmigo aquella / tarde, en una mesa que hoy no está. / Oh, silueta que vuelves / cuando mis ojos ya alcanzaron / una contemplación serena de las ruinas. / Bebimos como viejos compañeros. / A la salud de la salud. Y después coronamos / el día, en una cama, encima del local. Qué importa que mediase en tal momento / dinero. Ni que yo pagara».

Álvarez tremendo, Álvarez incendiario, Álvarez siempre dispuesto al placer: «No es necesario que me ames. / Que me desees tampoco es esencial. / Es suficiente con que seas / muy hermosa y muy puta». Y no falta en 'La mirada de la Esfinge' el Álvarez irreverente: «Oh, sexo, oh, espesuras / lamidas por la lengua del amado, / entrañas de criaturas de placer esmaltado, / decid si por vosotras he pasado».

«Bucearemos», indica Illán, «en ese amasijo de carne dolorida que decía el poeta: podremos oler la piel, saborear la saliva, retozar como animales sagrados»

«En contra de lo que una chica de trece o catorce años podría imaginar», explica Illán, «a lo largo de los años se ha ido gestando en mi cabeza no solo una antología de los poemas 'escogidos' por una fervorosa lectora de la obra del novísimo, sino que han surgido otras de temática variada». Para 'La mirada de la Esfinge' la selección de poemas «ha sido osada». «Osada», precisa, «porque parece que no son tiempos para hablar de ciertos temas, como lo pueden ser el amor romántico o el amor carnal –no siempre van de la mano–, o incluso para recoger en un volumen poemas que podrías definir de sexo 'explícito'».

«Pero debemos jugárnosla», propone, «aun sabiendo que algunos de esos versos pueden levantar ampollas, como lo han ido haciendo desde que vieran la luz en sus respectivos poemarios». «A esto», añade, «ya estamos acostumbrados, y ninguno de los implicados en este crimen se la jugaría si no estuviera por encima de todo la admiración a uno de los grandes poetas de este siglo».

«Digo poemas de sexo o poemas de amor, cuando en realidad debería robarle a José María Álvarez esa palabra que tan bien usa para definir a ambos: el deseo», precisa la poeta. «Son poemas de deseo todos, unos de deseo más visceral y otros menos, pero en todos está presente esa 'mirada de la Esfinge' con la que he titulado la antología», cuenta. «Esa Esfinge que nos mira desde arriba, terrible y fatal, hermosa y ambigua, y que puede acarrear nuestra desgracia, o no», describe.

Dicha

Peo es que, «aunque llegara la desgracia, nos enfrentaríamos a la caída con los ojos llenos de dicha por habernos encontrado de morrros con el milagro. Las manos rebosantes de vida sentiríamos al topar contra el suelo».

Dos partes ha querido Noelia Illán que tuviera esta antología: «Por un lado, a través de las 'Las huellas del deseo' bucearemos en ese amasijo de carne dolorida que decía el poeta: podremos oler la piel, saborear la saliva, retozar como animales sagrados. Todo con ese mar de fondo escupiendo espuma, sobre unas sábanas mojadas, o en un viejo hotel». Además, «en otro ámbito, pero no tan alejado, nos encontraremos con el 'Imposible terciopelo', rozando más esas cenizas del amor que todos hemos conocido en alguna ocasión: un amor devastador a veces, otras templado y complaciente, pero siempre con la Luna como compañera de batallas. Siempre agradecidos por habernos dejado lamer los labios de la Esfinge».

En definitiva, Illán ha querido «conformar un libro de deseo a base de los versos de José María Álvarez que más me han emocionado a lo largo de los años. Echarán en falta algunos poemas que pensaban evidentes en tal antología; puede ser. En cualquier caso, no es más que una propuesta hecha con las más absoluta devoción y respeto por la obra de mi maestro. Intento así, a mi manera, dar fe de que el amor ha sido una constante en su poesía. El amor. Sí, el amor». Y se pregunta, sabedora de la respuesta en cuerpo y alma: « ¿Acaso no mueve el mundo en sus muchas formas y variantes?».

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