Leer para escapar del Día del Libro más raro

En la casa de Paula Marco, escritora novel de Yecla (1993) y autora de la saga de 'Los protectores', la imaginación la tienen a capazos. Suman catorce, en total, y pasan el confinamiento en el campo, donde tiran de ingenio para no aburrirse. Sin un nombramiento oficial es ella, la mayor de los 12 hermanos, la que se encarga –y siempre lo ha hecho– de la difícil tarea de entretener a la familia. Así fue como empezó a escribir. «Mis hermanos querían un cuento para irse a dormir y, poco a poco, cada noche, yo les narraba un trocito de la historia de 'El barco perdido'», cuenta a LA VERDAD. Sin saberlo, la joven yeclana estaba desarrollando la trama de su primer libro que luego autoeditó, y al que siguieron tres más que pueden adquirirse en www.elpaseodeloslibros.com.

La narración es pura magia, pero también refleja su propia historia. «Hay una lucha contra mi mente de algo que me hace sufrir y pelear conmigo misma y que se ve reflejado por medio de la fantasía en ese mundo», desvela Paula. Una saga que ha pasado el filtro de los oyentes más exigentes: sus hermanos. «Ellos son mis primeros críticos –admite–, sobre todo uno de ellos, Miguel, que tiene 11 años y es el que más interesado está siempre, porque a nivel fantástico el no tiene barreras y eso me permite a mí no tenerlas». El pequeño no tiene clemencia en cuanto a aspectos del argumento se refiere: «Si no entiende por qué ha pasado algo, me lo pregunta 10.000 veces, y yo le digo 'shhhh, espérate', que llega el siguiente capítulo», comenta Paula Marco.

Siendo oyentes y también lectores, así pasan la cuarentena en esta familia numerosa de la Región, y así va a celebrar la escritora novel este 23 de abril tan atípico, «leyendo, pero también escribiendo más que nunca», apunta la yeclana. Tiene que seguir escribiendo, porque si antes resultaba complicado meter cabeza en el mundo editorial, la situación actual va a sumar muchas trabas a los escritores en pañales. «Me toca luchar con pocas armas –manifiesta Paula Marco–, porque no tengo una experiencia extensa». Imagina un futuro complicado que coincide con el que presiente la crítica literaria y escritora Ana Ballabriga: «Ahora, y cuando todo acabe, se van a publicar libros de los grandes autores, pero los de escritores medianos o poco conocidos no se van a publicar porque las editoriales los van a paralizar, o se van a publicar, pero no se van a vender nada», vaticina.

Ballabriga, que tiene en www.laverdad.es un blog de reseñas y otros desvaríos literarios titulado 'A cara de libro', tilda la situación como «terrible» y la compara con una destrucción de las capas de la sociedad: «Los que eran fuertes y tenían mucha fama, van a seguir vendiendo, pero el resto... es como las clases sociales, la clase media va a desaparecer y la baja, no quiero ni pensarlo».

Los peores augurios sobrevuelan el segmento del libro, que ya se está viendo fuertemente sacudido por la crisis sanitaria. Todos los implicados han cambiado el sentido de las celebraciones de esta conmemoración internacional promovida por la Unesco. No solo hay que celebrarlo leyendo, algo en lo que coinciden escritores, editores y libreros, sino luchando. Este año, según Fernando Fernández Villa, presidente del Gremio de Editores de la Región, se trata de «subsistir y resistir». «Más que una celebración, este 23 de abril es una reivindicación del libro y todo lo que se mueve a su alrededor: librerías, distribuidores o imprentas, y una reivindicación de que podamos seguir existiendo y continuando con nuestra labor cultural».

Para ello, desde el Gremio apelan a las instituciones públicas, a las que piden compromiso y ayuda. Esta semana proponen al director general de Bienes Culturales, «por ejemplo, que la Biblioteca Regional compre libros a las editoriales murcianas –reclama Fernández Villa, y especifica–, no queremos subvenciones a fondo perdido, pero sí que nos ayuden igual que a otros sectores de la economía murciana».

Mientras, las ayudas al sector se suceden con iniciativas como la de 'Apoya a tu librería', impulsada por la Confederación Española de Gremios y Asociaciones de Libreros (CEGAL). La idea es que los clientes adquieran un cheque regalo de futuras compras en cualquier librería española asociada a la confederación. No cubrirá todas las pérdidas de un establecimiento como La Montaña Mágica de Cartagena que, en estas seis semanas, calcula el librero Vicente Velasco, ya ha podido dejar de ingresar entre 20.000 y 25.000 euros, pero «es un gran apoyo», admite. Aunque hoy habrá actividades y encuentros online, la CEGAL –traslada Velasco– confía en celebrar el Día del Libro más adelante y, quizá, recuperar parte de esos actos que, en ese universo paralelo donde no existe la Covid-19, hubieran copado la librería situada en Cartagena.

Dentro del engranaje de la industria literaria, en esta situación, las librerías preocupan especialmente a uno de los escritores más leídos en España, Luis Leante, «incluso más que el trabajo de los escritores, porque la mayoría tienen otros ingresos, pero los libreros no», dice con desasosiego el autor de Caravaca. Aun así, intenta «no pensar mucho más allá de dos o tres días porque si no el desánimo te puede atrapar y paralizarte». Cuenta el reciente ganador del último premio Edebé por la novela juvenil 'Maneras de vivir', presentada en Instagram, que celebrará este 23 de abril trabajando, algo que no ha dejado de hacer desde el 15 de marzo. La pandemia se habrá cobrado el Día del Libro tal y como se conocía, pero gracias a ella, el narrador va a conseguir escribir una novela planeada para dos años vista que, con suerte, será la protagonista del próximo Día del Libro en la Región de Murcia.

María Dueñas, Lola López Mondéjar, Paco López Mengual, Manuel Moyano, Ana Ballabriga, Cristina Morano, Aurora Saura, Pedro Pujante, Alberto Soler, Marisa López Soria, Vega Cerezo , Bandinnelli, Rozalén o Carlos Tarque, entre otros, felicitan este día en las redes de la Biblioteca Regional.