La lealtad de El Cid de Pérez-Reverte
María Martínez publica un ensayo sobre 'Sidi', el celebrado relato de frontera del académico cartagenero: «En la sociedad actual hay que refrendar muchos valores, y, si llegan a través de esta novela, mucho mejor»
En las páginas de 'Sidi', de Pérez-Reverte, escribe María Martínez, se cabalga y descabalga para recuperar una parte lejana de nuestra historia, con un ... armazón sólido y cohesionado.
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No pensó que su interés por 'Sidi' (Alfaguara, 2019), el relato de frontera de Arturo Pérez-Reverte sobre El Cid, pudiera acabar convirtiéndose en un ensayo, pero cambió su sino. Eso es justo lo que nos propone María Martínez (Totana, 1960), catedrática de Historia Medieval en la Universidad de Murcia, en 'Entre la historia y la novela' (Brainus Ediciones, 2021).
En un principio pensó organizar un seminario sobre el personaje. «Siempre dejaba en el aire en clase una pregunta: ¿Quién es El Cid? ¿Un patriótico? ¿Un mercenario? Hay tantas respuestas que no me atrevo a decir una cosa sola. El fondo de esta novela es toda la vida en la frontera en ese siglo tan complejo en la historia de España, en la segunda mitad del siglo XI. Me pareció que el libro de nuestro cartagenero Pérez-Reverte estaba muy documentado, como yo he tratado de hacer en el ensayo».
'Sidi' ofrece una visión que rompe con el mito de El Cid, «como ese hombre heroico que conocimos los de mi generación en la Enciclopedia Álvarez con Viriato, Pelayo y los Reyes Católicos, y don Arturo lo que hace es construir un hombre de carne y hueso, desde luego con unas cualidades guerreras innatas y trabajadas, y rompe con ese sello de raza de Menéndez Pidal». El personaje llega a este siglo XXI muy manipulado y, según la catedrática, Pérez-Reverte le pone los pies de barro al dios del Cid: «Lo que me gustó mucho fue el título, qué bien pensado, porque todo el mundo lo conoce por El Cid, pero Pérez-Reverte lo arabiza, porque este hombre conoce perfectamente el mundo musulmán, vive parte de su vida en la Taifa de Zaragoza, conoce las costumbres, la psicología de los gobernantes musulmanes. Es el título de 'Señor', que es lo mismo que Cid, en romance andalusí. ¡Acertadísimo!».
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Aquel seminario no llegó a prosperar por la pandemia. Aunque aprovechó los meses de confinamiento para darle otra lectura, para abrir otros caminos impensados. «Además de un atrevimiento total –reconoce–, este libro fue un antídoto total contra la soledad y el encierro de la pandemia. Lo escribí con mucha precaución, pero todavía con más ilusión. Porque abrí posibilidades nuevas en mi trayectoria investigadora. Estar en un mundo académico tan especializado, a veces no te permite avanzar hacia otros territorios».
El volumen tiene «algunas fatigas y muchos pesares», reconoce Martínez. Todos los sinsabores fueron compensados por la aceptación de Pérez-Reverte, que no se hizo esperar. «Me dijo, y me da vergüenza decirlo, que para él era un honor que yo hubiera dedicado mi tiempo y mi talento a su novela 'Sidi'. Le agradecí personalmente sus palabras. Yo ya leía sus artículos sobre la historia de España en 'XL Semanal', y solo he coincidido con él en una mesa redonda en la que vino a hablar de su faceta como articulista, y no lo volví a ver, no siempre es fácil cuando viene a Murcia. Tenemos que estar orgullosos de tener un escritor, y una persona, de esta talla. Le sigo en Twitter y me parece muy ecuánime, y muy interesante, y suscribo la mayoría de las cosas que dice acerca de la vida».
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Dios patriótico
La guerra siempre es la guerra, con objetivos diferentes. Pero, a juicio de la catedrática de la UMU, Pérez-Reverte desmonta en 'Sidi' leyendas que forman parte de la historia, como, por ejemplo, «a ese Dios patriótico al servicio de la Cristiandad». «El Cid es un mercenario en la etapa que vive en la Taifa de Zaragoza. Se pone al servicio de quien le paga, y se tiene que ganar la vida porque Alfonso X le destierra. Y se pone al servicio de otros poderosos. Me gusta también la novela porque en la sociedad actual hay que refrendar muchos valores, y si llegan a través de esta novela mejor. El valor de la lealtad a los tuyos, y los tuyos no son solo la sangre. Alfonso VI era su señor natural, y entiende que a veces las personas se distancian y puede haber una reconciliación, no se pierde el cariño después de la ruptura. Yo eso también me lo aplico de forma personal, las personas que forman parte de tu vida te distancias de ellas, pero sigues guardándoles cariño. El Cid de 'Sidi' no es rencoroso, tiene sentido de la lealtad y, más importante, el de solidaridad entre los grupos, entre el prójimo cercano, y él lo hace con sus hombres».
Rodrigo Díaz de Vivar no estuvo en tierras del Reino de Murcia. «Iba a ir a Aledo, pero no llegó a tiempo. Iba a socorrer al vasallo de Alfonso X, a García Jiménez, pero eso no se puede dilucidar, yo creo que no llegó a tiempo, porque, de hecho, se puso en camino, pero cuando volvían las tropas de Alfonso VI se enteró en Elche de que ya estaba la defensa hecha. Eso fue el segundo destierro, en el año 1088».
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«Hasta he soñado con él»
El Cid es un personaje de la épica hispana de todos los tiempos. «En el siglo XX seguro que habrá personas que esto lo tomarán como una fuente primaria de estudio, y seguirán el eslabón de la cadena siriana», confía María Martínez. «El Cid me ha perseguido desde la infancia, cuando lo descubrí. Con Charlton Heston se me cayó un poco la atracción, porque no me gustan los guapos de película, sino el hombre más rudo y más viril. Pero a lo largo de distintas etapas se ha cruzado en mi camino. En un seminario de cine histórico me tocó presentar la película de 'El Cid'. Un amigo me regaló la primera edición de la España del Cid de Menéndez Pidal, y ahora esta tercera ocasión. ¡Hasta he soñado con él! Y espero que ya no me llame más».
Este es el primer libro de ensayo de esta medievalista, cuyo último trabajo de divulgación apareció en Helsinki, acerca de la vida cotidiana en la Murcia andalusí. «Sinceramente, con que el autor se haya quedado satisfecho ya di por concluido mi trabajo con este ensayo. Pensé que no lo habría hecho tan mal». El volumen cuenta con un prólogo de María Jesús Viguera Molins, miembro de la Real Academia de Historia, para quien esta obra es «una valiosa prospección comparativa entre la documentación académica y las creaciones noveladas». En sus páginas encontrarán, valora Viguera Molins, alusiones a la «identidad, paisaje, organización socioeconómica, vida cotidiana, instituciones, funciones femeninas, trabajo, indumentaria, fiestas, alimentación, el agua... cuestiones que ella domina (...), entrando de forma novedosa en las profundidades de las fuentes y en sus estrategias representativas. De este modo recorre la trascendencia de la historia».
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