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Rhodes posa junto a un imagen de Bach en la presentación 'Playlist' , cuarto libro del pianista Paco Campos / EFE
James Rhodes: «Los tacos en español son obras de arte»

James Rhodes: «Los tacos en español son obras de arte»

«España es mi Disneylandia», asegura el pianista británico, dispuesto a encadenarse en Moncloa para obtener el pasaporte español

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Martes, 17 de septiembre 2019, 18:13

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James Rhodes (Londres, 1975) está dispuesto «a todo» para ser español. «Si hace falta me encadeno en Moncloa hasta que Pedro Sánchez me dé el pasaporte», bromea el pianista británico que tramita ya su nacionalización y que ha encontrado en nuestro país «mi Disneylandia». Lleva dos años entre nosotros y su fluido y florido español está trufado unos tacos «que en español son obras de arte». Así lo demuestra al presentar su cuarto libro, 'Playlist. Rebeldes y revolucionarios de la música' (Cross Books), recurriendo a expresiones malsonantes como «tres cojones», «pollas en vinagre» o «puto amo», y giros coloquiales como «éramos pocos y parió la abuela», «tiquismiquis», o «más chulo que un ocho».

Ofrece a los más jóvenes «la música que me salvó la vida» en una lista con piezas de «los siete compositores más chulos de la historia»

«Mi español mejora», ironiza Rhodes, un 'britispanish' dispuesto a desprenderse de su 'britanidad' para siempre. «Estoy empadronado aquí, una Disneylandia de rara calidez comparado con Londres. Tener que volver al Reino Unido sería una condena», asegura. Aspira a quedarse en España «incluso ante un previsible 'brexit' duro que lo complique todo».

Su libro es un selección comentada de catorce piezas «de los siete compositores más chulos de la historia»: Bach, Mozart, Beethoven, Chopin, Schubert, Rachmáninov y Ravel. «Es un trampolín –dice– para descubrir un nuevo mundo y compartir la música que me salvó la vida».

«Una vida sin música es insoportable», asegura Rhodes, víctima en su infancia de abusos, acoso y malos tratos que superó gracias al piano. Detesta hoy las fronteras musicales y no discrimina entre Bach y Extremoduro. En el libro no hay música española pero en Spotify tiene listas con Granados, Albéniz, Falla, Estopa o Serrat. Pero a lo que no está dispuesto el autor de 'Instrumental' es a montar una lista musical para el 'brexit' «que merece una 'playlist' de mierda».

De Bach a Rosalía

«Me horroriza oír que la música clásica es un arte elevado, exclusivo para hijos de papa: ¡pollas en vinagre!», exclama. De Bach a Rosalía, de Mozart a Robe Iniesta, todo es interesante», dice. «La música clásica no es pija ni aburrida. Hay que decirlo en los colegios, llevar a los escolares a los conciertos y tener claro que un pianista no es muy distinto de un guitarrista de rock», plantea.

«La educación musical está jodida en todo el mundo», lamenta. «El problema es que los niños no votan y a los políticos les importa tres cojones», razona. «Si no hay pasta en tu familia, no tocarás el piano ni el chelo». Eso, y un sistema educativo que desprecia la música, hace que sucesivas generaciones de alumnos dejen la escuela sin escuchar una orquesta ni saber cómo suena un violín», se duele Rhodes, que seguirá tocando el piano por el mundo. «Es mi curro», dice en clave cheli.

No se ve dando el salto a la composición. «Tengo miedo. Soy demasiado tiquismiquis. No descarto componer, pero por ahora me parece que es como pedirle a un actor que escriba la obra o el guión que debe representar» concluye recordando al legendario violonchelista Pau Casals como «el puto amo».

Estrella del rock

Promete avanzar en su castellano escatólogico y cañí. «Un puto asco» dice, que enriquece con argentinismos aprendidos de su novia. «En inglés apenas tenemos 'fuck' y otro par de palabrotas, pero las españolas son obras maestras y muy creativas», insiste luciendo su chic desaliño indumentario y «más chulo que un ocho».

Bach sería para Rhodes «la primera estrella del rock». También ve al genial músico alemán como «una astro de los medios de comunicación y las redes». «Sería el Risto Mejide de Twitter», aventura el pianista, a quien fascina que la música de sus 'siete magníficos' siga tan viva. «Es magia pura que composiciones con 300 años mantengan su vitalidad», se felicita Rhodes, que elegiría a Mozart como compañero de juerga. «Me flipa esa energía que le permitió componer de los cinco a los treinta y cinco años sin descanso. Su obra da para 180 cedés, seis cada año. Alucinas. Es un puto milagro», dice. «Chopin sería autocompasivo, muy triste y aburrido y con un Beetoven sordo sería complicado irse de juerga», concluye.

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