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PEPA AGÜERA
Sábado, 26 de diciembre 2020, 01:04
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Nadie habrá dejado de observar que, con frecuencia, las palabras se ordenan de manera tal que pueden llegar a tener sentido. Una conducta que, si se repite, tiene como resultado uno o varios párrafos, compuestos por una o más oraciones. Habitualmente, las uniones de palabras se leen de derecha a izquierda; de lo contrario, resultaría particularmente incómodo y absurdo. En ocasiones, además, las unidades léxicas vienen acompañadas de dibujos que completan y acompañan el significado que las primeras intentan transmitir. De la suma de todo lo anterior puede resultar un objeto denominado 'libro'. La actitud natural para crearlo puede implicar la colaboración de una o más personas. Llegados a ese punto, bastaría repetir alternadamente la conjunción de palabras y trazos hasta conseguir algo como 'La visita' (Galimatazo, 2020), un libro infantil escrito por Marisa López Soria (Albacete, 1956) e ilustrado por Alejandro Galindo (Murcia, 1967) que bebe de la literatura del absurdo y de Julio Cortázar.
Después de arrasar con su primer trabajo conjunto, 'Rabo de lagartija' (Planeta, 2015) –obra con la que consiguieron el Premio Destino Infantil Apel-les Mestres– y publicar 'Uno' (Edebé, 2016), esta pareja de cuento firma en 2020 su tercera gran apuesta común. «'La visita' nace –cuenta la autora afincada en la Región– realmente porque a mí me gusta mucho, y a Alejandro también, Julio Cortázar. Para mí fue y es un referente porque se salta mucho las normas de la seriedad literaria. Me interesaba mucho jugar y divertirme con el texto; antes había experimentado usando 'Historias de cronopios y famas' con los niños en talleres de literatura y veía que lo entendían perfectamente, la literatura del absurdo para ellos es de lo más común. Luego se lo ofrecí a Álex y enseguida le dio su punto superdivertido. Creo que me supera con creces en cuanto se pone con sus lápices».
Autora y dibujante forman un tándem de éxito, una dupla que combina talento y trabajo duro. El proceso de creación de 'La visita' no ha sido una carrera de velocidad, sino de fondo. «Le hemos dado muchas vueltas y ha habido cambios de forma y de guion. Para este libro, en concreto, hemos hecho tres versiones con estilos distintos. Nuestro proceso, básicamente, es darle treinta vueltas a una cosa hasta que sentimos que no nos da dolor de barriga. Así que a un nivel comercial, parece que muy bien del todo no funcionamos», bromea el dibujante, colaborador de LA VERDAD.
De su minucioso y pensado trabajo en común ha surgido, esta vez, una historia de amistad y de resolución de conflictos. En 'La visita' –relata la escritora– «un globito coge en brazos a un león pequeñito y va a visitar a unos amigos, los cronopios, unos personajes un poco disparatados. Menos mal que allí también hay paplinias, que son las mediadoras, las que van siempre poniendo un poco de paz cuando se arma el lío. Luego están los tremendos, que son los que ponen un poco de orden porque ellos están por la labor de que todo funcione estrictamente y con mucha formalidad». Todos quedan retratados en una especie de «merendola» que, aunque no empieza del todo bien, termina con los protagonistas «apandillados y resolviendo el conflicto que se había liado», detalla López Soria.
«Son unos personajes que están muy definidos. Los tremendos no dejan de ser tremendos, ni los globitos, globitos, aunque se unan al final», expresa Álex. Con un estilo muy sencillo que entra dentro de la clásica ilustración infantil, pero con un «giro un poco disparatado y muy trabajado», las ilustraciones de Galindo pueden servir de espejo para el lector, y es que las criaturas de 'La visita' son un reflejo fiel de nuestra sociedad: «Nosotros somos muy globitos, no pisamos el suelo mucho», admite la solicitada escritora.
Un cuento absurdamente divertido que, como asegura Álex, «para los tiempos descabellados que corren viene fenomenal».
El trabajo es el último de la pareja antes de que el ilustrador comience su residencia artística en la Maison des Auteurs de Angoulême. «En cuanto lo vean por allí con el lápiz en alto, ya veo que se lo quedan. De todos modos yo siempre estaré por allí echándole el lazo», amenaza Marisa.
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