Idoia Arbillaga: «Hay amores pasados que son espectros en la conciencia»
Publica la obra finalista del Premio Ateneo de Sevilla, 'En el fondo, un crimen', un canto a Murcia y Cartagena con ecos del naufragio del 'Sirio'
Nunca hay una paz absoluta. Ninguna generación la tiene. Pero Idoia Arbillaga, profesora del IES Juan Carlos I de Murcia, poeta, novelista, ensayista y crítica ... literaria «de padre pamplonés y madre andaluza pero nacida en Cartagena y más murciana y más cartagenera que nadie», a punto de cumplir los 50 años, me pregunta 'sotto voce' si yo creo que Putin provocará en algún momento una tercera guerra mundial. No sé qué decirle. Ya no me quedo tranquilo en todo el día. Lo mismo sucede con la lectura de 'En el fondo, un crimen' (Huerga & Fierro, 2024), finalista del Premio de Novela Ateneo de Sevilla, otra pulida perla en su trayectoria tras un deslumbrante poemario, 'Creación y vacío', alabado por «un estilo sintético, preciso, nunca hermético, pero lleno de muescas de irracionalidad» que a Rafael Escobar Sánchez le llevó a hermanarla «con Ernestina de Champourcin o Josefina de la Torre».
'En el fondo, un crimen' es un viaje a la memoria íntima y atmosférica, porque los lugares y las personas encierran dentro de sí mismas infinitos misterios. Una historia ambiciosa que echa al fuego distintas tramas narrativas, con tiempos y amores diversos. Las mujeres tienen algo más de protagonismo. Claudia, Irene, Lucrecia, Carmen... Le interesaba escribir sobre amores del pasado: «Siempre te preguntas qué hubiera podido ser, y son las circunstancias lo que hace que los finales sea abruptos, a veces, y que se conviertan un poco en espectros en la conciencia de las personas». Hay también varias figuras masculinas protectoras («porque acababa de morir mi padre, y fui consciente de ello luego»). Carlo Bruzzone, que tenía 21 años cuando en el puerto de Génova, accedió por la cubierta al buque 'Sirio', el 2 de agosto de 1906, junto a otros pasajeros ilegales, con destino a Argentina, es un personaje que gusta muchísimo; el ruso, fiel compañero y criado, asistente de Claudia, tiene una nobleza increíble. El 'Sirio' no pasará de las inmediaciones de Cabo de Palos, donde a primeros de agosto de ese mismo año se pierde entre las aguas para siempre (242 muertos oficiales).
«Nunca se sabrá el número cierto de fallecidos porque había pasaje oculto. Se sabe que la propia compañía estaba en el ajo, por eso no acusaron al capitán»
En esta novela de casi 430 páginas, Arbillaga ambienta las tramas en Murcia y en Cartagena en distintos tiempos históricos, con personajes legendarios. «Si quieres que el lector lea esta historia con amores de distinta naturaleza, con distintos países, mediante una narrativa que nos acerca al buceo, a la arquitectura, los viajes (España, Argentina, Egipto, Grecia, Croacia...), a las relaciones humanas... hay que leer mucho, formarse y luchar mucho por pulir tu estilo narrativo, como autora y como crítica. Aunque el proceso creativo es incontrolable. Va tan anclado, tan ligado a nuestros miedos, a nuestros deseos y al inconsciente, que es ingobernable. Hay que dejarlo que salga cuando tenga que salir. Y mientras tanto vives, te inspiras, te llenas y procesas eso para que luego aflore».
«Transpiraba literalmente»
Dice que la historia del naufragio del 'Sirio' frente a las costas de Cabo de Palos es «apasionante». «Sudé cuando describí la historia, transpiraba literalmente. Está al dedillo todo lo que sucede; declaraciones de los supervivientes (561), los famosos de la época que iban en el pasaje, el obispo que se quita el chaleco y se lo da a un joven... hay mucha documentación y también ficción, como esos personajes de Carlo y Lucrecia que se salvan y llegan a Argentina». Señala como «una cosa insólita» que el barco quedara encallado 15 días. «Imagina a las mujeres arrojándose al mar con aquellos ropajes que se hundían literalmente por el peso, la gente dándose puñaladas y los tiroteos por quitarse los salvavidas, los pescadores de Cartagena que se acercaron a auxiliar... puede que si no se hubieran lanzado tan desesperadamente muchos podían haber salvado la vida. Nunca se sabrá el número cierto de fallecidos porque había pasaje oculto. Se sabe que la propia compañía estaba en el ajo, por eso no acusaron al capitán», anota. «Es emocionante cómo se portó el pueblo de Cartagena, hay descendientes de esos niños que se adoptaron que viven en Cartagena, y ni sé quiénes son ni he tenido interés en localizarnos por respetar su privacidad, pero se recaudó dinero para auxiliarlos, se celebraron eventos solidarios, el rey Alfonso aportó dinero... se fletaron barcos para que los supervivientes volvieran a Italia o continuaran el viaje a Sudamérica».
Casar las cronologías
El final de la novela une las tramas, que discurren en dos planos narrativos distintos. «Eso ha sido terrorífico hacerlo: casar las cronologías. En realidad, la narrativa es muy divertida cuando te pones, mientras que la poesía es más dolorosa porque se parte desde el desasosiego, la soledad vital, pero te sale como una regurgitación, es como una catarsis. Para 'En el fondo, un crimen', el proceso de investigación ha sido muy largo porque me remonto a la Argentina de los años 20 y sé lo que se comía entonces, qué vino se bebía, de qué se conversaba, a qué locales iba la gente... Jugar con el presente y el pasado lleva mucho trabajo. Esto de escribir es un trabajo, mal pagado, pero es un trabajo», sostiene.
«Quería hacer un libro muy sensorial»
La novela, con gran potencial cinematográfico, interesará a los que practican buceo, a los que quieren viajar imaginariamente y a los que están deseando amar. «He querido que fuera un libro muy plástico, muy sensorial, porque se habla de gastronomía, de historia, de paisajes y, claro, de sexo, sin que agreda a las distintas sensibilidades que hay. Yo estoy deseando que guste y que la gente disfrute. Porque cuando pones una gota de luz en la gente y ves que les sirve de algo, pues de eso pido yo mi limosna, como dicen los mexicanos». Arbillaga, doctora en Crítica Literaria, Teoría de la Literatura y Literatura Comparada, es autora de poemarios anteriores como 'Pecios sin nombre' (2012) y 'Los márgenes del agua' (2014). Escribió 'Creación y vacío' buscando el máximo nivel de figuración y cuidando el lenguaje y la hondura como nunca antes. Con 'En el fondo, un crimen', que presenta el 3 de mayo en Benidorm, se dirige «a todos los públicos, sin renunciar a la vocación de estilo».
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