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Laura, de la librería madrileña Rafael Alberti, hizo posible el encuentro de Matías (9 años) con su autor favorito, Andrés Guerrero. JOSÉ RAMÓN LADRA
Historias de libro
Hoy, Día de las Librerías

Historias de libro

Las librerías celebran hoy su fiesta con el mensaje de que ofrecen un trato familiar, inexistente en las plataformas digitales. Laura, Santos y Rafael son un extraordinario ejemplo de atención a los lectores

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Viernes, 8 de noviembre 2019, 01:06

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Las casi 3.600 librerías que hay en España celebran hoy su gran día bajo el lema 'Las librerías nos tocan', un guiño a la cercanía, la familiaridad y el trato cálido e individualizado que ofrecen los libreros a sus clientes. Traspasar el umbral de cualquiera de estos templos literarios puede ser una de las cosas más placenteras, más aún si al otro lado hay alguien con sensibilidad y capaz de aconsejarte una novela sin recurrir a los gélidos algoritmos que gastan las plataformas digitales; simplemente, dedicándote unos minutos de charla agradable. No hay una experiencia igual a la que aporta todo ese mundo de palabras agazapadas en los mostradores a la espera de salir volando, y un buen librero (por vocación, lo son todos) puede llegar a cambiarte la vida. A Matías, un jovencísimo lector de 9 años, se la cambió Laura, una librera de Madrid. También a Santos, que pasó de ser uno de los más fieles clientes de una librería de Málaga, a trabajar en ella; o a Rafael, un profesor de Gijón que decidió abrir su propia librería con el nombre de La buena letra, una novela de Rafael Chirbes, quien un buen día entró por la puerta de su negocio y le dio un alegrón que nunca olvidará.

LIBRERÍAS

  • Más que vender libros. Los libreros saben que para sobrevivir no basta con esperar tras el mostrador al cliente. Por eso, montan clubes de lectura, charlas con autores, presentaciones, recitales de poesía, cuentacuentos, coloquios, teatro..., un conjunto de actividades que dinamizan la vida cultural en un barrio o en un pueblo de 200 habitantes.

  • 3.556 es el número de librerías independientes que hay en España (sin contar papelerías), según un censo del año pasado. La cifra es muy similar (apenas el 1% menos) a la de 2017. Han caído algo más (el 3,3%) las ventas en las librerías tradicionales por el empuje de las plataformas digitales.

  • 53% Más de la mitad de los libros se venden aún a través de las librerías. El año pasado, las ventas por los canales tradicionales se elevaron a 1.253 millones. En papel y en digital, se editaron 76.202 libros (12,7% menos que en 2017)

  • 5% es el descuento que ofrecen hoy las librerías, que permanecerán abiertas hasta las 22.00 horas.

  1. Laura y Matías, el milagro de la librería

    El niño que quiso conocer a su autor favorito

Matías es un niño de 9 años al que le encanta leer. Encontró un filón en la serie 'Estos monstruos no dan miedo' (de la colección Barco de Vapor), del premiado escritor e ilustrador infantil Andrés Guerrero (Trujillo, 61 años). Tan entusiasmado andaba con los libros del autor cacereño que, cuando acabó de leerse toda la colección, sintió como un pequeño vacío que le animó a escribir una carta a Guerrero solicitándole un nuevo título que echarse al coleto. «¿Puedes escribir más libros, por favor? Es que los he leído todos. Los que más me gustan son los que hay monstruos y también los que tienen vampiros. Eres mi escritor favorito», le decía Matías en un folio de su puño y letra. Cuando Natalia, la madre de Matías, leyó la carta, pensó que tenía que hacer algo con ella, así que se dirigió a la librería del barrio (Rafael Alberti, se llama) y se la entregó a Laura, la librera de la sección infantil que tan bien conocía los gustos literarios de Matías. «Me pareció algo tan bonito que empezamos a mover la carta en nuestras redes sociales». 'Buscando a Andrés Guerrero desesperadamente' fue el mensaje que Laura lanzó al ciberespacio. Recibió una respuesta casi inmediata.

La carta de Matías se viralizó gracias a la colaboración de libreros, editoriales, autores, amigos... y, apenas un par de horas después, el WhatsApp y el correo electrónico de Andrés Guerrero ardían con una marejada de mensajes que le alertaban de que un chaval de Madrid quería localizarle. Casi al mismo tiempo, le telefoneó su hija. «Papá, que hay un niño que te está buscando; llama a este número». Y el escritor, intrigado ante tanta excitación, llamó a Laura, que finalmente puso en contacto al pequeño lector y su tan querido narrador.

Arriba. Laura, de la librería madrileña Rafael Alberti, hizo posible el encuentro de Matías (9 años) con su autor favorito, Andrés Guerrero / José Ramón Ladra. | Abajo. El escritor y librero Santos Moreno (i) y el director de la librería malagueña Prometeo, Jesús Otaola / Rafael Gutiérrez, en su librería de Gijón, La buena letra.
Imagen principal - Arriba. Laura, de la librería madrileña Rafael Alberti, hizo posible el encuentro de Matías (9 años) con su autor favorito, Andrés Guerrero / José Ramón Ladra. | Abajo. El escritor y librero Santos Moreno (i) y el director de la librería malagueña Prometeo, Jesús Otaola / Rafael Gutiérrez, en su librería de Gijón, La buena letra.
Imagen secundaria 1 - Arriba. Laura, de la librería madrileña Rafael Alberti, hizo posible el encuentro de Matías (9 años) con su autor favorito, Andrés Guerrero / José Ramón Ladra. | Abajo. El escritor y librero Santos Moreno (i) y el director de la librería malagueña Prometeo, Jesús Otaola / Rafael Gutiérrez, en su librería de Gijón, La buena letra.
Imagen secundaria 2 - Arriba. Laura, de la librería madrileña Rafael Alberti, hizo posible el encuentro de Matías (9 años) con su autor favorito, Andrés Guerrero / José Ramón Ladra. | Abajo. El escritor y librero Santos Moreno (i) y el director de la librería malagueña Prometeo, Jesús Otaola / Rafael Gutiérrez, en su librería de Gijón, La buena letra.

Esta historia ocurrió hace dos años. En este tiempo, Matías, que consiguió que el escritor siguiera ensanchando su imaginación con nuevos títulos, y Guerrero se han hecho buenos colegas, y el chaval no deja pasar una feria del libro sin acercarse a visitarle. Pero hay más. La librería Alberti (abierta en 1975 en el barrio de Argüelles por un amigo del inolvidable poeta gaditano y que este año ha ganado el premio a la Mejor Librería de España) juntó ayer a Matías, Andrés y Laura en un emotivo reencuentro en el que el autor le dio un sorpresón a su amigo. Guerrero le anunció que le dedicará su próximo libro, en el que, además, uno de los personajes llevará su nombre, y el monstruo protagonista se llamará Frank, por Frankenstein, al que Matías adora. ¿Se puede pedir más? El niño flipaba con la noticia y a Laura se le saltaban las lágrimas. «Esto es lo más bonito de mi oficio», comentaba orgullosa. Y qué decir de Andrés: «Es muy bonito tener un lector como Matías. Todos los lectores tenemos un autor favorito y para mí es un honor, un regalo, ser el de Matías».

  1. Santos, de cliente a librero

    «Muchos lectores te danlas gracias e incluso abrazos»

Prometeo, una de las mayores librerías independientes de Málaga, cumple este año medio siglo. Empezó en 1969 en un piso clandestino donde se traían de Francia y Cuba libros prohibidos por el régimen franquista. Para que no se les colaran 'secretas' o delatores, los creadores de Prometeo decidieron identificar a los clientes con un carné. Ya con la llegada de la democracia, mantuvieron los carnés (ahora en forma de tarjetas de socio) como una forma de facilitar la compra de libros a sus clientes y que estos también colaboraran con el sostenimiento de la librería. «Normalmente, son gente muy fiel y acaban convirtiéndose en tus amigos». Lo cuenta Jesús Otaola, director de Prometeo, y la persona que hace cinco años contrató a Santos Moreno, uno de sus mejores clientes.

Santos se ganaba suficientemente la vida como auxiliar de enfermería, pero pudo más su sólida vocación literaria. Lector voraz, todas las semanas se fundía parte del sueldo en Prometeo, donde también impartía clases en los talleres de escritura creativa que se organizaban allí. Un día, Otaola le propuso entrar a formar parte de su equipo de ventas y Santos vio el cielo abierto: no sólo trabajaría entre libros, sino que tendría la oportunidad de escribir para la editorial de Prometeo, como así ha sido con su última novela, 'El luto de los gigantes'.

Ningún algoritmo puede compararse con la sensibilidad de un buen librero

Pero lo más gratificante para Santos sigue siendo el trato con los lectores. «Es que no vendemos televisores, vendemos libros, que es algo mucho más íntimo. A menudo llega un cliente que está pasando por un momento complicado y te pide consejo sobre alguna lectura. Yo he recomendado muchos libros sanadores, libros que no van a resolver el problema, pero ayudan a encararlo de otra manera», explica. A Santos se lo han premiado con unas gracias surgidas del corazón, con el afecto de un abrazo, e incluso regalándole la misma botella de grappa que bebía el protagonista de una de las novelas que propuso a una lectora.

  1. La buena letra de Rafael

    El día en que Chirbes quiso conocer a su tocayo

Rafael Gutiérrez apostó todos sus ahorros por matar el gusanillo de abrir su propia librería en Gijón. Dejó su trabajo como profesor de Literatura y montó el negocio de sus sueños, al que bautizó con el nombre de La buena letra, en homenaje a una de las obras de su escritor de cabecera, el valenciano Rafael Chirbes, fallecido en 2015. Los dos Rafaeles mantuvieron una relación epistolar en la que primaba la admiración del librero. Una mañana, Chirbes quiso conocerle y se acercó a La buena letra. «¡Imagínate el subidón!». Gutiérrez compara esa sensación con la de recomendar una obra y acertar. «Que un cliente vaya confiando en ti es de lo más gratificante, e igual de maravilloso es encontrar ese libro descatalogado que alguien te ha pedido y tú, removiendo Roma con Santiago, has conseguido». A eso se le llama vocación.

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