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«La gente es compleja y puede llegar a creer en las cosas más descabelladas»

«La gente es compleja y puede llegar a creer en las cosas más descabelladas»

Marcado por el asesinato irresuelto de su madre, el autor de 'L.A. Confidential' y 'La dalia negra' detesta los totalitarismos: «La política no es simple»

Manuel Madrid y a. s.

Viernes, 27 de septiembre 2019, 03:23

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Todas las novelas de James Ellroy (1948) transcurren en Los Ángeles, la ciudad en la que nació, y en los años de la Segunda Guerra Mundial y las décadas siguientes. «Podría pasar el resto de mi vida contando lo que ocurrió allí», asegura el autor de 'La dalia negra' y 'L.A. Confidential', libros adaptados al cine. Los Ángeles era una ciudad construida para un millón y medio de personas; hoy, tiene cuatro millones y su área metropolitana ronda los 13 millones de habitantes. 'Esta tormenta' es la segunda parte de una nueva tetralogía que comenzó con 'Perfidia'. El 'Perro Diabólico' (apodo que se puso él mismo) de las letras norteamericanas, creador de una obra compleja y extensa, cree que sus novelas «no son para todos los públicos» y reconoce que se le valora más en Europa que en Estados Unidos.

En 1942, los angelinos pensaban que podía ocurrir un Pearl Harbor en la ciudad y en su novela se entregan al sexo. «Voy a contarte un chiste. Un tipo dice: 'Quiero encontrar a la persona que inventó el sexo y preguntarle en qué está trabajando ahora'. Ellos se entregan al oportunismo. Estamos hablando de un grupo de policías. Los policías de entonces y los de ahora son libidinosos, hay mucho alcoholismo entre los agentes de policía, mucha promiscuidad, más que entre los actores. Los policías aprovechan la oportunidad que sale». Ellroy puede comprender a personajes como el sargento Dudley Smith. «Obviamente, yo no haría nada de lo que hacen y sí los critico. Además, son racistas. Pero, ¿quién es el mejor amigo de Smith? Es un japonés homosexual, Ashida. También son capaces de ser generosos y abiertos, de aceptar a la gente. Las cosas no son simples, la política no es simple. En este libro tenemos a monstruos fascistas y comunistas, tenemos la Liga Nazi Negra, afroamericanos a los que les gustaba Hitler. La gente es realmente compleja y puede llegar a creer en las cosas más descabelladas».

«A trompicones»

James Ellroy ha sido tres veces detenido en Los Ángeles, «y no me trataron muy bien, pero qué vas a hacer, ¿pelearte con ellos? Siempre me piden que diga cosas malas de la policía, pero no voy a hacerlo». De hecho, fue un detective de homicidios la persona que le explicó, al nivel de un niño, el 22 de junio de 1958, que habían asesinado a su madre, un crimen irresuelto, pues todavía se desconoce quién la mató -en su obra 'Mis rincones oscuros' aborda esta cuestión-. Los personajes de sus novelas, generalmente relacionados con el mundo policial, sienten el apetito y el deseo de redención y la absoluta necesidad que hay de ello. Algo tendrá que ver el hecho de que Ellroy se considere «un escritor cristiano» en que sus personajes busquen la redención «a trompicones». Pese a que la violencia está íntimamente conectada con su vida, Ellroy asegura que no le queda otro remedio que seguir adelante, y mantenerse en pie. «Lo haces. Yo quiero ser feliz y lo soy. Me ocurrió algo malo hace 61 años, pero eso no puede arrastrarme al hoyo. Todo lo que he hecho en mi vida ha sido leer libros y trabajar duro para ser escritor».

'Esta tormenta'

  • Autor: James Ellroy

  • Género: Novela

  • Editorial: Literatura Random House. 688 páginas. 2019

  • Precio: 22,90 euros

-¿Y los totalitarismos?

-Sé que Franco fue un católico riguroso, creyente, moralista. Pero estaba con Adolf Hitler en la Legión Cóndor, así que era un monstruo. En Estados Unidos no es conocido y si alguna vez, por asomo, alguien pensara en él, se diría que estuvo del lado de la cristiandad. Y es que toda acción tiene una reacción de la misma intensidad y opuesta. ¿Qué tienen en común comunistas y fascistas? El totalitarismo. No tienes derechos, se quedan con tu dinero, no hay libertad de prensa, vamos a construir carreteras y daros urinarios gratis, yo qué sé. Pero la izquierda y la derecha de entonces, una vez llegaban al poder, se dedicaban a matar a la gente. No distingo entre uno y otro y nunca me atrajeron ni uno ni otro. Hitler y Stalin son la misma mierda.

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