Antonio López Pina: «Sería un error bunkerizarnos detrás de las fronteras»
El exconsejero de Estado murciano y experto europeísta presentó su nuevo libro, 'Desde la Sierra de Guadarrama. Vistas a Europa'
Murciano del barrio de San Antolín, nacido en 1937 y de modales exquisitos, Antonio López Pina, catedrático de Derecho Constitucional, exsenador socialista y exconsejero ... de Estado, políglota y curtido políticamente a través de su empeño en el éxito de la Transición, ha publicado, con el apoyo de la Fundación Cajamurcia, que preside Carlos Egea, 'Desde la Sierra del Guadarrama. Vistas a Europa', que ayer martes presentó en La Cabaña Buenavista a los miembros del Círculo Conde de Floridablanca.
–¿Cómo le gustaría ser conocido en su tierra, Murcia?
–Me gustaría ser conocido por mi vocación cívica universal, mi identidad como internacionalista y multicultural, y por considerar como enemigos de la realización de los derechos de la persona y del ciudadano, además de al gran capital financiero, a los que considero racista-nacionalismos de no importa qué cuño: al alemán, al francés, al italiano, al holandés, al estadounidense, al chino, al ruso, al catalán, al vasco y al español del PP y de Vox. Sencillamente, niego legitimidad, sea al ánimo desaforado de lucro, sea a cualquier identitarismo nacionalista a ultranza. La dignidad, los derechos humanos, el derecho a la igual libertad y a la no discriminación, los derechos al trabajo, a una educación a la altura de los tiempos, así como a una vivienda y el derecho de asilo de los refugiados están, para mí, por encima de no importa qué ideario, poder o identidad.
–Europa.
–Su peso en el mundo disminuye. Hace 30 años, los europeos representaban un 25% de la riqueza. Los actuales análisis prevén que, hacia 2050, Europa no representará más que el 11% del GNP, muy por detrás de China, que representará en torno al 25%; mientras que Estados Unidos e India no sumarán sino un 14%. A partir de nuestra respuesta a la pandemia, en materia de comercio, seguridad, medio ambiente y la relación entre las grandes potencias, cabe, en principio, suponer que europeos y norteamericanos actuaremos codo con codo; hablamos de poder seguir beneficiándonos, para fomentar el multilateralismo, de la confianza de los Estados Unidos de Joe Biden; si regresara Donald Trump el panorama sería muy distinto.
–¿Qué sería un error?
–Recurrir al proteccionismo político y económico, bunkerizarnos detrás de la fronteras nacionales o europeas y entregarnos a mayorías y gobiernos de los populismos de extrema derecha o radical-antisistema no son solución. Mire, a la postre, el auge de la derecha y la extrema derecha se explica justo por el hundimiento –desde los años 80– de las clases medias, por el deslizamiento hacia los objetivos de los identitarismos en la izquierda de la Europa occidental y nórdica, por la degradación de la democracia representativa y por la falta en la política de la Comisión de proyectos orientados a la protección de las clases populares.
–¿Necesario qué sería?
–La mundialización atraviesa las fronteras de los Estados e incapacita a éstos para hacer aisladamente frente a sus desafíos. Necesitamos una cooperación multilateral; y para influir en el curso de los acontecimientos, la Unión es el único ámbito político a disposición de los europeos. De ahí, la necesidad de armar institucionalmente, hoy mejor que mañana, una Federación política para la libertad.
Pacificación social
–¿Esperanzador qué le resulta?
–Existe una forma alternativa de economía y sociedad, comenzando por el medio ambiente, la energía, el trabajo, la autonomía alimentaria y la pacificación social y cultural, sin perjuicio de regular la inmigración vía la solidaridad, la cooperación y el desarrollo del 'Global South'. Y, ¿cómo echar en olvido el legado cultural de Europa, no pugnar por el renacimiento de la Humanismo, olvidar las promesas de pacificación del Derecho y abdicar de la esperanza y de la astucia de la razón? Habida cuenta tanto de la carrera tecnológica entre EE UU y China, como de los citados racial-nacionalismos e identitaristas populismos que dentro de nuestros países nos acechan, las próximas elecciones significan para Europa un 'momento hamletiano': ser o no ser, tal es la cuestión.
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